Exesposa al poder
Capítulo 73

Capítulo 73:

“Señora Samantha” Llamó su asistente: “Hoy tiene reunión con la Familia Token, la están esperando en la sala de reuniones”.

Samantha se restregó los ojos con los dedos, estaba algo cansada por todo el trabajo que tenía en la empresa. Sintió un pequeño bulto cuando sus mejillas tocaron el metal que tenía en el dedo anular. Lo miró y observó su anillo de compromiso, Vlad se lo había entregado en el hospital, él tenía otros planes para proponerle matrimonio, pero debido a las circunstancias de ese momento, decidió entregárselo.

“Iré ahora mismo”. Respondió, se puso de pie y empezó a caminar.

“Señora Williams, la estábamos esperando”.  Dijo una mujer de mediana edad. Se veía feliz junto a su esposo: “Ya hemos decidido cómo queremos nuestro jardín y para eso queremos que usted lo dirija ¿Le parece si nos reunimos está noche?”.

Samantha mordió parte de sus labios, tenía planes para esa noche y cancelarlos no era una opción.

“¿Puede ser la otra semana? Mi agenda está ocupada a partir de ahora”.

La pareja cruzó miradas pensado en las palabras de Samantha

“Claro, no hay prisa”. Respondió Antonio, esposo de la mujer. Tomó la mano de su esposa para ayudarla a ponerse de pie y antes de marcharse le dijo: “Me enteré lo que le sucedió a Vlad Ferguson”.

Intentó decir algo más, pero no pudo, las palabras no salieron.

“La veo la otra semana”.

“Los estaré esperando”. Respondió ella. Los vio alejarse y dejó escapar un débil suspiro.

Miro la hora en su reloj de muñeca, se estaba haciendo tarde y era urgente que ella asistiera, hoy tomaría su lugar en la familia Ferguson. Tomó sus cosas y empezó a caminar hasta entrar en el ascensor donde las puertas terminaron por cerrarse con ella adentro.

“Samantha”. Llamó el Señor Miller cuando la vio salir de la empresa. Se acercó a ella y le dijo: “Todavía hay tiempo, la reunión inicia a las ocho ¿Porque sales temprano?”.

“Para mí el tiempo es oro y estoy en con el reloj en estos momentos”.

“Pero es medio día”.

“Tengo que cambiarme y arreglarme. No puedo ir así a la ceremonia”.

“De acuerdo, yo iré en la hora acordada. Por el momento, iré a ver a Sonia, aceptó ser mi pareja de esta noche y sobre todo a darnos una oportunidad”.

“Me pone feliz de que ella haya encontrado un buen hombre. Estoy segura de que va a eliminar todo rasgo de infelicidad en ella”.

“En realidad, tuve ayuda tuya. Le ayudaste, le conseguiste un juicio, le ofreciste ayuda hospitalizaría para Nicolas y le ofreciste trabajo. Si hay alguien quien la ayudó a eliminar sus cicatrices, fuiste tú, Samantha, yo sólo fui un pequeño empujoncito”. Sonrió agradecido y decidió abrazarla: “Ahora me voy, ellos nos están observando”.

En el rostro de Samantha se formó una expresión de duda, muy despacio se dio la vuelta para poder ver a Sonia. La mujer tenía un hermoso vestido color melón, apegado a la cintura y con vuelos de campana que llegaban a las rodillas.

En su mano estaba Nicolas, el niño llevaba ropas para salir, un pantalón y una elegante camisa. En su rostro se formaba una gran sonrisa por ver a su superheroína junto al Señor Miller, no dudo saludarla con las manos.

“Ve, ahora tu familia te necesita”. Dijo Samantha feliz. Dejó escapar el aire de sus pulmones por ver al Señor Miller cumplir sus sueños, ahora él tenía su propia familia.

El hombre le dio unas cuantas palmadas.

“Te veré en la ceremonia, se puntual”. Dejó de tocarla y camino en dirección de Sonia y Nicolas para después irse juntos.

  • Señora Samantha, ya tenemos listo su vestido para esta noche”. Habló una mujer de ojos cansados: “El tiempo que nos dio fue corto, pero lo logramos. Si gusta probárselo, puede ir a los vestidores”.

“No va a ser necesario. Confío en que hiciste un buen trabajo”. Tomó la caja donde estaba su vestido para entregárselo al Señor Adams. Era algo pesado y por el tamaño deducía que era grande: “Gracias”.

Habló con gran sonrisa para después marcharse.

Su siguiente destino era un salón de maquillaje donde iban a prepárala para la ceremonia.

Colocaron sobre su rostro un maquillaje sencillo, cepillaron su cabello, lo semi recogieron dejando suaves hondas cayendo sobre el cuello, para sujetarlo colocaron un broche de perlas blancas y transparentes que hacían juego con el vestido.

Se miró al espejo para ver su imagen ¿Blanco para la ceremonia? Porque no. Sonrió encantada, su reflejo estaba bien, ella estaba bien, todo estaba bien.

“Señora Samantha, ya es hora”. Dijo el Señor Adams. Sus ojos se abrieron cuando la miró relucir en blanco: “Nos están esperando, hay que ser puntual, recuérdelo”.

“Tiene razón”. Respondió ella estirando sus labios. Tomó el brazo que ofrecía el hombre y caminaron juntos para la ceremonia.

Era de noche, unas luces en forma de flores marinas hicieron un camino para Samantha mientras caminaba por el jardín en dirección de la capilla. Está estaba adornada por flores blancas y amarillas. Al lado izquierdo se encontraba unos violinistas que empezaron a tocar una melodía.

Unas cuantas sillas estaban ubicadas en los lados laterales, quienes ocupaban los puestos era el Señor Miller junto a sus acompañantes, Sonia y Nicolas También estaban los abogados de ambas familias y por su puesto la familia Ferguson.

Samantha respiró y empezó a caminar en dirección de la capilla donde estaba un cura. También su hijo la esperaba feliz con sus ojos posados en ella, Vlad estaba sonriendo mientras cargaba a su alíen con un brazo, el otro brazo continuaba lastimado.

Él también vestía de blanco como sus hijos, era un día especial que había preparado apenas salió del hospital hace dos días. Por suerte la bala no le dio, terminó en el pecho de Elizabeth, quien murió al instante.

A consecuencia del forcejeo y la fuerza que empleó en su brazo herido, se lastimó y disloco su hombro otra vez. Fue llevado al hospital para poder estabilizarlo. Tenía planeado entregarle el anillo de compromiso cuando llegaran a la mansión, pero sus planes cambiaron, así que decidió hacerlo en la habitación del hospital. Estaba claro que no podía hacerlo en el lugar que hubiera preferido, pero eso no tenía que modificar el día.

La sonrisa que reflejaba Vlad era de mucha satisfacción y felicidad completa cuando sus ojos se posaron en Samantha, mientras se acercarse a él con su vestido de novia. Este le quedaba a la medida, apegado a su cuerpo con telas suaves, un escote al frente que cubría sus hermosos gemelos y un escote atrás que dejaba ver su espalda desnuda. En sus manos sostenía un ramo de flores. Al alzar la mirada se enamoró aún más cuando observó esa encantadora y dulce sonrisa que dejaba ver su Samy.

“Llegaste a tiempo”. Dijo Vlad cuando ella estuvo a su lado. La pequeña alíen no dejaba de sonreír en su regazo.

“No me iba a perder mi boda”. Respondió con una gran sonrisa: “Cancelé las reuniones de esta semana. Dijiste que me llevarías de luna de miel que ahora sólo estoy disponible para ti y mis hijos”.

Vlad asintió, eran ciertas sus palabras. Ya tenía grandes planes para toda una semana. El día era para la familia, pero las noches le pertenecía a él y sólo a él. Los niños se dormían temprano y no existía problemas para empezar con su candente seducción. Que los buenos momentos sean revividos infinidades de veces.

Ambas miradas se posaron al frente, donde le cura iniciaría la boda. Sus manos se toparon y terminan por unirse.

“Señor y Señora Ferguson, hasta que la muerte los separe”. Fueron las palabras finales del hombre, que después dio paso a un beso entre los recién casados.

Vlad la miró sin dejar a su alíen, se acercó a su Samy y terminaron por unir sus labios frente a todos.

.

.

.

Consejo: Puedes usar las teclas de flecha izquierda y derecha del teclado para navegar entre capítulos.Toca el centro de la pantalla para mostrar las opciones de lectura.

Si encuentras algún error (contenido no estándar, redirecciones de anuncios, enlaces rotos, etc.), por favor avísanos para que podamos solucionarlo lo antes posible.

Reportar