Exesposa al poder
Capítulo 32

Capítulo 32:

“James”. Llamó Samantha al mayordomo, mientras sostenía a su hijo de la mano. Se estaba preparando para ir a la empresa: “¿El señor vino?”.

Ya había amanecido y no había rastro de Vlad. Necesitaba programar una reunión con él para llevar a cabo lo del bebé.

Lo había pensado durante la noche cuando retiraba la venda adhesiva de su frente. Terminar con el matrimonio en el tiempo estimado para continuar con su vida y la de sus hijos era lo mejor para ambos.

“Señora Samantha, el Señor Vlad salió a un viaje de negocios. No volverá hasta dentro de una semana”.

“¿Se fue así, sin nada más?”. Samantha no entendía por qué se había marchado sin previo aviso y peor aún, cuando se había puesto mal anoche.

“Sus salidas son inesperables”. Aclaró.

Ella asintió, prometió ya no meterse en la vida de Vlad. Hoy tenía una reunión importante con el personal para ajustar los detalles en el tiempo que estuvo ausente, llegaba algo tarde así que le pidió un favor.

“¿Podría cuidar a mi hijo? Sólo hasta conseguir una niñera”.

El hombre estiró sus labios en una sonrisa. Tenía mucha experiencia en cuidar niños.

“Por supuesto, yo me encargo. Y descuide con lo de la niñera, no va a hacer necesario, desde hoy cuidaré al niño Matías siempre que lo necesite”.

“Gracias”. Sonrió y se agacho para ver a su hijo: “Pórtate bien y obedece al Señor James”.

“Si mamá”. Respondió Matías contento: “¿Podremos ir al jardín?”.

“Sólo si él quiere”. Besó su frente: “volveré pronto”.

Se puso de pie dejando a su hijo con el mayordomo. Pero antes que se marchara, Matías preguntó.

“¿Papá me traerá algo de su viaje?”.

“Si, lo hará”. Respondió Samantha, aunque no sabía la respuesta. Era difícil saber sus siguientes pasos y más si estaba ausente. Le sonrió a su hijo y finalmente salió de la mansión.

“Cirius, por favor llévame a la empresa”. Habló mientras caminaba para el auto.

“Claro, Señora Samantha”. Respondió el hombre y de inmediato abrió la puerta para que ella entrara.

“Todo está en orden, los proyectos se manejan de acuerdo a lo planificado y las reuniones están programadas desde su regreso”. Dijo su asistente de oficina una vez terminada la reunión: “Por otro lado, la prensa pregunta acerca del repentino matrimonio con uno de los Ferguson y por la salida del señor Dante ¿Quieres que prepare una reunión?”.

Samantha echó su espalda hacia tras. Llevar un matrimonio por contrato, más los bienes completos de la empresa y el control de su herencia… era algo cansado. Especialmente si la prensa quería saber todo al respecto.

“¿No hay como evadirlos?”. Preguntó esperanzada.

“No, ellos quieren tener una reunión con usted y el Señor Ferguson”.

“Vlad está de viaje y no volverá hasta dentro de una semana. Que la reunión sea en esa fecha”.

“De acuerdo”. Asintió anotando las indicaciones recibidas y se marchó.

Samantha sopló hacia arriba removiendo algunos mechones. Observo su anillo y decidió tocarlo, tal joya le hacía recordar a Vlad. Movió la cabeza por aquel pensamiento, tomó un gran plano y prefirió hacer los diseños de un nuevo jardín, con eso distraería su mente, pero parecía que no era fácil, al instante se escucharon gritos de alguien afuera de la oficina que pedía verla.

“Señorita, ya le dije que no puede entrar, La señora está ocupada”. Era lo que escuchó.

Samantha decidió ponerse de pie y antes de caminar, alguien entró.

“¿Eres Samantha Williams?”. Preguntó una mujer de cabellera amarilla, delgada, alta y de ojos dorados. Llevaba un hermoso vestido rosado y zapatos de aguja. Parecía no tener menos de veinticinco años. Se parecía a una muñeca de colección.

“Lo soy”. Respondió Samantha algo confundida por su llegada: “¿Y tú eres?”.

La mujer sonrió con ironía.

“Olivia Jones, la ex prometida de Vlad Ferguson y a quien abandonó por tu culpa”.

Samantha no pudo evitar sonreír. La vida por segunda vez le daba una contrincante, sin importar que fuera un matrimonio sin amor.

“Toma asiento”. Habló y señaló una de las sillas frente a ella. Ella hizo caso, Samantha junto sus manos y empezó a hablar: “Olivia, así que eres la ex de Vlad y vienes aquí a reclamarme por habértelo quitado”.

“Eres la culpable de que él terminara conmigo”. Recalcó: “Tú no eres capaz de complacerlo, ni siquiera lo conoces como yo”.

“¿Y qué tanto lo conoces, Olivia?”.

Ella sonrió divertida, cruzó sus piernas y respondió.

“Mucho más de lo que te imaginas. He sido la única mujer a la que Vlad le ha permitido estar en su vida íntima”. Sonrió aún más para decir: “Él es un caballero eso no se discute, pero cuando está en la cama se convierte en toda una bestia, y si no sabes complacerlo cómo lo hacía yo, te desechará en menos de un mes y volverá a mis brazos cuando se dé cuenta”.

Samantha asintió a la vez que apretaba sus labios.

“Y tú por lo que veo no eres capaz de bajar con él hasta el infierno, no eres el tipo de mujer que hará lo que fuera por complacerlo… hasta el punto de que la palabra sumisión suene a gloria”.

“En eso no te equivocas”. Aclaró Samantha, sonriente ante la joven sumisa: “No soy capaz de llegar a esos puntos en una relación de esclava y amo. Soy una mujer decente y con metas claras, una mujer que no se orilla a una tradición familiar por unas cuantas migajas. Además, Vlad ha demostrado ser un hombre atento y educado, algo frio, pero supongo que es normal en él. Pero descuida, los matrimonios son pasajeros y cuando menos te lo esperas, se acaban y quizás puedas tenerlo de regreso”.

Olivia le pareció una burla las palabras de Samantha y sobre todo si hablaban del mismo Vlad Ferguson.

“Déjame decirte que debajo de esa caballerosidad se esconde un demonio que es capaz de quemarte hasta robarte el aliento. Y si no sabes controlarlo, te controla”. Cruzó la otra pierna, arregló su cabello y dijo con voz seductora: “Aunque yo prefiero que me controle”.

Luego la de arriba abajo, viendo cada detalle.

“¿Decente? ¡Ja! Tienes un hijo de tu ex esposo que se lo chantaste a Vlad y me hablas de decencia”.

Samantha volvió a sonreír sin dejar de mirarla, llevó sus manos al mentón y pregunto: “¿Olivia, estás embarazada?”.

Ella no entendió su pregunta, pero de todas formas respondió: “No, no lo he conseguido”.

“¡Genial!”. Samantha se puso de pie, camino hasta ella, la tomo del brazo y empezó a jalonearla hasta botarla de la oficina: “Vamos, fuera, largo. No vas a venirme a amenazarme ni hablar de tu pasado con Vlad”.

“¿Qué te pasa?”. Olivia estaba desconcertada por su manera de actuar: “Eres una bruta, me estas lastimando, suéltame ahora mismo, no sabes con quien te estas metiendo, se lo diré a mi padre y a Vlad para que te ponga en tu lugar”.

“Anda díselo”. La sacó de la oficina y cerró la puerta en sus narices.

Respiro cuando estuvo sola. Había aprendido algo de Heidy, y eso era preguntar si estaban embazadas antes de actuar y sacarla a jalones

“Ahora con que loca me voy a tener que enfrentar”. Dijo en voz baja.

.

.

.

Consejo: Puedes usar las teclas de flecha izquierda y derecha del teclado para navegar entre capítulos.Toca el centro de la pantalla para mostrar las opciones de lectura.

Si encuentras algún error (contenido no estándar, redirecciones de anuncios, enlaces rotos, etc.), por favor avísanos para que podamos solucionarlo lo antes posible.

Reportar