Exesposa al poder
Capítulo 29

Capítulo 29:

“Si te dije que dejaras tu compromiso con Olivia, fue para que lo retomaras con Samantha, le quitaras el poder, sus acciones, empresas y dinero con el objetivo de volvernos más poderosos, no para que la mujer nos ponga condiciones y venga a humillarme”.

Hamilton estaba molesto por aquella conversación con Samantha. Su mejilla derecha tenía un rubor muy notorio, la mano marcada de quien lo abofeteó se quedó grabada como tatuaje.

Abrió el cajón del escritorio y saco un documento: “Toma, que lo firme después del matrimonio”.

Vlad observó aquellos papeles, eran los mismos que cada esposa Ferguson firmaba, era una hoja que le otorgaba todo su poder a sus esposos.

“No creo que lo haga”. Respondió dejando caer los papeles en el escritorio: “Samantha puso reglas y condiciones cuando accedió a casarse conmigo”.

“¡Entonces deshazte de esa absurda idea y oblígala a firmar!”. Dijo alterado, dejando caer las palmas de sus manos con fuerza sobre la dura madera: “La mujer tiene que ser tu esclava, obedecerte y no reprocharte nada. Se le dará el apellido como a las otras, caprichos no le faltarán al igual que sus lujos y dinero, pero renuncia a su herencia y al hecho de ser madre, en cuanto el niño nazca se le será retirado y llevado a un internado para que lo eduquen. Esté será el futuro líder y patriarca de la Familia Ferguson”.

“Samantha es inteligente, tiene un bufé completo de buenos abogados que obedecen a sus órdenes y la guían”. Habló tranquilo y sin alterarse: “El viejo contrato no tenía clausuras ni puntos, así que ella decidió ponerlos y yo no me puede negar. Después de todo cumplo con la tradición acordada al casarme con ella y darte un nieto, pero es con custodia compartida, ella lo dará a luz y tendrá derechos sobre el niño”.

Vlad le dejó ver el viejo contrato, sintiéndose satisfecho. Hamilton infló sus mejillas invadido por la rabia tras ver ese papel. No sabía cómo dejó pasar eso por alto, debió acordarlo todo desde un principio. Aunque quiera alterarlo, no puede, ya estaba firmado y con los puntos de Samantha y Vlad.

“Ya lo hemos acordado, padre. No hay nada que hacer más que cumplir”.

El hombre estaba como tomate, no podía creer que dejó pasar eso por alto si ya lo tenía todo resuelto.

“De acuerdo”. Aceptó tratando de mantener la calma: “Pero en cuanto de á luz te divorcias de Samantha y te vuelves a comprometer con Olivia Scott”.

“Ya no habrá más compromisos, yo estoy cumpliendo con mi parte y tendré un hijo aun en contra de mi voluntad. Samantha seré la primera y la última mujer con quien me comprometa y me divorcie”. Habló claro y fuerte.

“Si ese niño no vive aquí con nosotros no será Ferguson ni será visto como uno. Estará lleno de sentimentalismo que será difícil aceptarlo”.

“Aunque no viva bajo tu techo será un Ferguson”. Vlad respiraba para no perder los estribos frente a su padre, aunque deseaba hacerlo, le era imposible. Toda la zona estaba llena de hombres armados hasta los dientes y él quedaría como el principal sospechoso si algo le pasaba en ese momento. Aflojó su corbata y habló más calmado: “Se necesita de un niño para verificar este matrimonio, te guste o no, tienes que aceptarlo y aceptar las condiciones de Samantha”:

Hamilton notó la fuerza en sus palabras y también algo de enojo. Dio una ligera sonrisa y le dijo.

“Respetaremos los puntos de Samantha, pero no todos, ya veré la forma para que el niño se crie bajo la tutela de los Ferguson”.

Vlad no pudo evitar apretar sus puños debajo la mesa y mover la quijada en desagrado. Si decidió la custodia fuera compartida, era para evitar que su hijo sea criado bajo la tutela Ferguson, cuando nazca tendría que implementar más seguridad para que no se le acerque, o peor aún, se lo arrebaten a Samantha.

“¿Qué hay del otro b$stardo?”. Preguntó de repente por Matías.

“El niño no llevaba nuestra sangre, no te servirá”. Trató de calmarse para no explotar en contra de su padre por mencionar a Matías como parte de un plan.

“Aquí todo sirve”. Aseguró: “Retírate”.

Con esa simple orden dio por finalizada la conversación.

Vlad asintió y ocultó su enojo. Se puso de pie, caminó hasta la puerta y antes de salir Hamilton le dijo.

“Vlad, no vayas a mezclar este negocio con el sentimentalismo. El amor es una palabra que no existe para los Ferguson, sólo existe poder. Deja las cosas en claro con Samantha, goza con ella las noches que te dé, ten al niño y después la dejas, pero no te enamores, eso es de débiles”. Le advirtió y clavó sus profundos ojos azules en los de él: “En este juego, quien se enamora pierde. No me hagas recordarte las formas en las que has perdido por tus absurdos caprichos”.

“Las cosas están claras, padre. En cuanto el niño nazca nos separamos”. Dijo Vlad, luego dejó de verlo y salió.

“Eso espero Vlad, eso espero”. Habló Hamilton en cuanto se quedó solo.

Samantha estaba afuera, respiraba para tranquilizar aquel mal rato que paso con Hamilton.

“Samantha”.

Llamó una muchacha que se acercaba a ella. Era la prima de Vlad, hija de Teresa.

“Vengo a felicitarte”. La abrazó antes de continuar hablando: “Eres la primera que puso en su lugar a Hamilton, te admiro. Estuviste realmente fuerte y empoderada ante él, fue grandioso ver como lo pusiste en su lugar y, sobre todo, ver como lo abofeteaste”.

Samantha quería agradecerle por sus palabras, pero no sabía su nombre.

“Gabriela”. Respondió ella al notar las dudas de Samantha: “Pero puedes llamarme Gaby”.

“Gaby, gracias por tus palabras, pero no fue nada, yo sólo me defendí de sus grotescas palabras”.

“Para todas las mujeres adentro, fue el mejor acto de valentía que hemos visto”. Estiró sus labios y dijo: “Aunque no soy una esposa Ferguson, soy parte de la familia y mi destino es casarme por conveniencia. Mi padre lo decidió, pronto estaré casada y no puedo decir nada al respecto. No sabes lo terrible que es no tener voz y que la palabra de tu futuro marido valga más que la tuya”.

“¿Por qué no decides huir? Escapar de esto, de este régimen de piedra gobernado por Hamilton”.

“Porque esta es la forma en la que me educaron, si huyo quedaré fuera de la familia y seré una don nadie. Soy caprichosa y me gustan los lujos, en la mayor parte de mis clases se dedicaban a llenarme la cabeza de joyas y dinero, pero siempre actuando con completa: obediencia”.

Tomó su mano y continúo hablando.

“Samantha, eres una gran mujer y te envidio por la suerte que tuviste de encontrar a Vlad, él es un hombre difícil de descifrar, pero sólo es cosa de entenderlo. No es un secreto, todos queremos que Hamilton muera, con el patriarca fuera nuestros problemas se resuelven, pero él es más fuerte que un roble, parece que cada año rejuvenece. Desear a su muerte es como desearle vida eterna”.

“Entiendo, si él muere, Vlad toma su lugar y automáticamente se convierte en el nuevo patriarca de la familia Ferguson”.

“Sí, y las cosas serían muy diferente para todos aquí, sobre todo para nosotras”. Se abrazó a sí misma al ver que Vlad se acercaba a ellas.

“Gaby, me tendrás que disculpar, pero Samantha y yo nos retiramos, ya es media noche”. Habló Vlad con un semblante bastante serio, la palabra molesto era algo insignificante ante él.

“Claro, que tengan una linda noche”. Respondió.

“Nos vemos otro día, Gaby”. Dijo Samantha al despedirse de ella con un abrazo. Observó a Vlad y caminó hasta él para después empezar a caminar en dirección a los autos.

En el patio ya estaba el Señor Miller con Matías en su hombro totalmente dormido, esperando fuera de los vehículos a su llegada.

“Lleva a Samantha y a Matías hasta la propiedad”. Ordenó Vlad y caminó a otro auto junto con Adams.

“¿Vlad, a dónde irá?”. Intervino ella al escuchar la decisión tomada.

“Samantha, no hagas preguntas y ve con Miller. Yo volveré al amanecer”. Habló y subió al auto.

“Pero…”.

“Samantha”. Llamó el Señor Miller cuando la sostuvo del brazo: “Él va a estar bien, pero para eso necesita estar solo, ya en la mañana podrás verlo. Vamos, los acompañaré hasta la propiedad y me quedare con ustedes por esta noche”.

Ella asintió, aunque se quedó pensante por Vlad. Entró al. auto y tomó a su hijo en brazos. El Señor Miller se sentó junto a Samantha y avanzaron con la ayuda de Cirius quien conducía. Tras ellos fueron los guardaespaldas.

Mientras Vlad se alejaba por las calles dentro del auto, sacó su libreta y anotó.

[No te enamores de Samantha si quieres que viva].

Sería su recordatorio a futuro.

Lentamente el vehículo se estacionó, se abrió la puerta y entró una mujer. Vlad cerró la libreta, la guardó, sacó unos documentos y se los entregó.

“Tu avión está por salir. Vivirás en It$lia, ahí tengo una pequeña compañía, desde ahora es tuya. Podrás mantenerte muy bien hasta que envejezcas”.

Gaby sonrió de oreja a oreja, hubiera querido abrazarlo por el gran favor que le estaba haciendo, la estaba ayudando a huir sin que nadie sepa, pero se contuvo, eso era una muestra de cariño y Vlad no lo soportaba.

“Gracias Vlad, por ayudarme a escapar de ese matrimonio y de la familia”. Dijo encantada, observando aquellos papeles que daban paso a su libertad.

Vlad la miró y respondió.

“Te deseo suerte en tu nueva vida, ahora te llevaré al aeropuerto para asegurarme que subas a salvo. Esta será la última vez que nos veamos y también la última vez que veras a la Familia Ferguson”.

Ella asintió feliz, entre más se alejará de todos era mejor. Miró al frente y el auto avanzo.

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