Exesposa al poder
Capítulo 26

Capítulo 26:

“Señor Vlad, señorita Samantha, bienvenidos”. Habló un hombre de unos cincuenta años cuando los vio en la entrada. Era regordete y de tez blanca, tenía algo de canas en sus cabellos, su piel era semi arrugada y usaba lentes. Estaba nervioso por la llegada del hombre, le era imposible evitar que sus manos tiemblen: “Su llegada nos tomó por sorpresa, apenas no dio tiempo para preparar todo”.

“Mis llegadas aquí siempre son sorpresa”. Aclaró Vlad: “No hay necesidad que les informe”.

Luego retiró sus guantes, miró a Samantha y le explico al hombre

“Señor Taylor, ella es mi prometida y futura esposa, Samantha Willians. Revisaremos juntos las instalaciones y montaremos una rueda de prensa aquí en el intimado donde se dará a conocer nuestro compromiso”.

“Será todo un honor que la nueva pareja Ferguson ocupe este lugar para informar algo tan importante. Ordenaré que instalen la mesa… con su permiso”. El hombre sonrió en dirección a Samantha y se marchó.

“Ven conmigo”.

Escuchó la voz de Vlad, quien caminaba en dirección al gran salón.

“Vamos a visitar a los estudiantes y si quieres puedes interactuar con ellos. Este establecimiento también le da oportunidades a aquellos que no cuentan con dinero, se les entrega una beca o media beca, pero ninguno se queda fuera”.

Una mujer caminaba muy rápido para donde ellos, parecía que cada una de las personas dentro del establecimiento tenía roles que cumplir. Definitivamente la llegada de Vlad era trabajo doble. Sobre sus manos sostenía una charola y sobre ella reposaban dos collares.

Vlad tomó uno y se lo puso alrededor del cuello, este tenía un pequeño sello rectangular con la un ‘F’ en medio. Después de hacerlo tomó el otro y ayudó a Samantha.

“Date la vuelta y recoge tu cabello”. Ella obedeció, mientras Vlad le colocaba el collar mientras le decía: “Llevaras esto durante la entrevista, al terminar puedes retirarlo”.

“Supongo que esto significa que estamos comprometidos”. Habló Samantha sintiendo las yemas de los dedos de Vlad posándose en su piel, junto a su respiración pesada y profunda en su espalda.

“Lo es, llevar esto es esencial”. La tomó de los hombros y le dio la vuelta para que lo viera a los ojos: “La prensa va a querer ver esto y nosotros vamos a dárselo. La mayor parte de las preguntas voy a responderlas yo, tú sólo vas a responder las que sean pertinentes”.

Samantha tenía muy claro su rol, pero aun así no se sentía preparada para responder a la prensa, era suficiente presión conocer al patriarca.

“Pero…”.

“Entremos”. La interrumpió y abrió la puerta.

Al hacerlo se encontraron en el salón principal, cincuenta filas de treinta niños y adolescentes esperando a la llegada de Vlad. Todos ellos correctamente uniformados, totalmente quietos y en completo silencio. Al frente estaba el escenario llenó de cámaras, donde no podía faltar la prensa ansiosa por su comunicado,

Vlad y Samantha pasaron al escenario, donde todos los ojos de los estudiantes y de la prensa se posaron en ellos. Tomó el podio y se preparó para hablar.

“Espero que su año electivo allá iniciado de la mejor manera para todos ustedes”. Dijo al mismo tiempo que tomaba la mano de Samantha: “Siempre he venido a este establecimiento solo, pero este año fue diferente, ahora me acompaña mi prometida, la señorita Samantha Willians, la futura esposa Ferguson”.

Aplausos se escucharon al instante, Vlad asintió y dio paso a las preguntas.

“Señor Vlad Ferguson ¿Su familia está enterada que pronto va a casarse con la señorita Samantha Williams?”. Preguntó una periodista que se encontraba en la parte de atrás. Era delgada y joven, con sus cabellos chocolates recogidos sobre su cabeza y lentes oscuros sobre los ojos.

“Lo están”. Afirmó Vlad.

“Tenemos entendido que ella ya estuvo casada y tuvo un hijo ¿Cómo llevará esto?”.

“No hay necesidad de llevarlo, el niño también es mi hijo”. Respondió cortante.

“¿Tendrán otro hijo para confirmar la unión familiar?”.

“Está en los planes”.

“¿El matrimonio se basará en las tradiciones de la familia Ferguson?”.

Samantha decidió tomar el micrófono, lista para ser ella quien responda a esa pregunta.

“Estamos en épocas modernas, no creo que sea necesario seguir tradiciones familiares. Nuestro matrimonio será como cualquier otro, con la misma igualdad y derechos para ambos”.

“Entiendo, usted es una persona igual de poderosa que su prometido, podría decirnos ¿Sí ustedes están realmente enamorados o se casan por poder?”. Fue una pregunta muy personal.

Vlad tomó la mano de Samantha y respondió.

“Estamos enamorados, nuestros estatus no tienen nada que ver en esto”.

“Exacto”. Afirmó Samantha.

“Suficientes preguntas por ahora. Lo que se sabe es lo que ven”. Volvió a decir Vlad y bajó del podio tomado de la mano de Samantha, había que recorrer la institución.

La mayoría de los estudiantes se mantenían firme ante la presencia de Vlad. Él decido ira las clases que le fue posible. En gimnasia se quedó poco tiempo, ver a las alumnas en pantalones cortos no era de su agrado, siempre ha mantenido una postura de autoridad ante ellos.

La siguiente clase que visitó fue natación, pero esto era peor, ahora la mayoría tenían trajes de baños de una sola pieza.

“Iré a la clase de esgrima, si quieres puedes quedar aquí”.

“No será necesario”. Respondió Samantha observando a las alumnas nadar. Le hubiera encantado entrar en la piscina, pero no tenía traje de baño: “Vamos, te acompaño”.

La clase de esgrima era un verdadero arte para quien lo supiera apreciar, eso bien lo sabía Vlad. Si algo que tenía que agradecer del internado era haberle enseñado la práctica de defenderse. Un touche y ya era ganador.

“Señor Vlad ¿Va a practicar en esta ocasión?”. Preguntó el profesor encargado: “Su equipo de defensa está listo”.

“Lo haré”. Dijo y fue a cambiarse de ropa.

Samantha decidió sentarse en primera fila a ver el espectáculo.

“Señorita Samantha”. Llamaron unas alumnas: “¿Usted también va a practicar?”.

Ella negó con la mirada, no podía enfrentarse a Vlad, y menos cuando no practicaba aquel deporte desde que era una adolescente. Competía con otras instituciones y dejaba en primer lugar a la suya, pero ya ha pasado mucho tiempo, quizás ya no era como antes.

“No puedo hacerlo”.

“Anímese, el Señor Vlad jamás lastima a sus contrincantes, sabe cuándo debe de parar. Además, usted es su prometida, formarían lazos dentro del ring, sería una lucha de amor”. Dijo emocionada mientras suspiraba.

“Pero no tengo ropa y no creo estar lista. La última vez que practique fue cuando era una adolescente”.

“Nosotras nos encargaremos de eso”. Dijeron entusiasmadas y tomaron sus manos para después llevarla a una de las habitaciones a prepararla.

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