Exesposa al poder -
Capítulo 24
Capítulo 24:
Pronto llegaron a un aeropuerto privado que era propiedad de los Ferguson.
Vlad tomó a Matías en su brazo derecho y con la otra tomo la mano de Samantha hasta ir juntos a los asientos. En todo el trayecto los guardaespaldas los resguardaron siguiendo las órdenes del Señor Adams y de Cirius, ambos encargados de protegerlos.
“Va a hacer un viaje largo, es mejor que ambos duerman, yo les avisaré cundo lleguemos”. Dijo Vlad mientras dejaba a Matías en uno de los asientos.
“¿No piensas descansar?”. Preguntó Samantha al sentarse junto a su hijo.
“Yo jamás duermo en los viajes, necesito estar prevenido ante cualquier cosa”. Respondió y se sentó frente a ellos.
Samantha quería preguntar más, pero primero tenía que entenderlo y entender a qué le teme. Ella estaba dispuesta a ayudarlo durante el tiempo que durara el matrimonio entre ellos.
Asintió, se acomodó en el asiento, abrazó a su hijo y se acostó a descansar. No había pasado media hora, cuando ambos estaban sumergidos en un gran sueño.
Vlad los observaba, sobre todo, observaba a Samantha y aquel peso del anillo que llevaba en su dedo.
‘Vlad serás el próximo en casarte y debes de prometerme que terminaras con esta maldición de los Ferguson’. Dijo Alexsandra, su madre, estando agachada ante él cuando tenía siete años.
Apenas habían terminado de firmar el compromiso entre los niños, y en cuanto tuvo oportunidad fue a hablar con Vlad.
‘Vas a darle el derecho de libertad a tu esposa, el derecho de ser madre y no la vas a atarla a ti ni la arrastraras contigo a este mundo oscuro’. Acarició sus mejillas: ‘Prométemelo ¿Sí?’.
Para ella ya era tarde, pero no para la pequeña Samantha.
Vlad asintió, ya era una promesa que tendría que cumplir. A la edad de. siete años él ya había sido comprometido con una niña de tres años, quien era la luz de los ojos de los Williams y quienes no tenían idea lo que había detrás del matrimonio con los Ferguson.
‘Eres un buen niño, sé que no le harás nada a Samy’ Besó su frente: ‘ De ti depende destruirlo’.
Vlad echó su cuerpo atrás al igual que la cabeza. Era una promesa que le hizo a su madre en el día de su compromiso. No podía negar que cuando se enteró que Samantha había muerto en aquel accidente, sintió cierto alivio porque no sabía cómo llevar una responsabilidad tan grande, al final la muerte había liberado a la futura esposa Ferguson como mandaba la tradición. Pero el único que no estaba feliz era su padre, se volvió un completo loco cuando se enteró que no habría una fusión entre las familias. La prometida debía de morir después del matrimonio no antes, esas eran las leyes Ferguson. Eso alteraba sus planes y ese mismo día se encargó de buscar a otra futura esposa igual de poderosa como Samantha.
Cuando pensó que jamás iba a casarse, su padre lo prometió con Olivia Robinson, era una muchacha caprichosa e hija única de padres empresarios, quien estaba dispuesta a ceder todo su poder y que Vlad la dominara con tal de estar con él.
Lo único que ella le provocaba era asco, solo por el hecho de que pensara de esa forma tan absurda. Vlad no podía aceptarlo, estaba fallando a su promesa y se volvía peor si Olivia lo aceptaba.
Como señal del destino, un día vio las noticias y supo que Samantha estaba viva y en la cárcel, acusada por asesinato. Lo pensó muy bien, se liberaría de Olivia y de aquella repugnante tradición Ferguson al buscar a su prometida. Ayudaría a Samantha y después ella lo iba a ayudar con sus planes.
Hamilton no podía negar la idea de renovar un matrimonio entre ellos, estaría feliz y satisfecho, pero aquel matrimonio tendría una sorpresa, ella no iba a ceder su poder y tampoco tendrían poder sobre ella, lo único que le daría para confirmar la unió era un bebé, pero con custodia compartida.
El viejo contrato se firmó cuando ellos eran pequeños, pero no hubo clausulas y Samantha estaba en todo su derecho de ponerlas. Era una mujer digna, respetable, fuerte e incluso una gran madre y oponente para Hamilton.
Vlad respiró, buscó una cobija entre los cajones de los asientos y decidió colocarla sobre Samantha y Matías. Ellos tenían que descansar, y él iba a cuidarlos.
Apenas aterrizaron se dirigieron a una mansión. Era realmente grande, con estructuras de acero, materiales mixtos y de color blanca. Un bello jardín se ubicaba a sus alrededores.
“¿Arrendaste este lugar para los días que pasaremos aquí?”. Preguntó Samantha con su mirada en dirección a la gran casa.
“No”. Respondió y comenzó a caminar con Matías dormido en su hombro, todo el personal los esperaban afuera para darles la bienvenida: “Es mi propiedad, aquí me instalo cada vez que viajo a Ingl$terra. Descuida, Samantha: es un lugar muy seguro, toda está vigilado, es imposible. que algo suceda”.
Le dijo mientras caminaban hasta adentro, hacia demasiado frío afuera, ya que estaban en épocas de diciembre, donde la temperatura bajaba hasta los cero grados.
“Bienvenido, Señor Vlad”. Saludó la ama de llaves. Luego miró a Samantha: “Bienvenida señora. Las habitaciones ya están listas para que descansen”.
“Gracias, Lorena”. Dijo Vlad y buscó con la mirada a su abogado y mejor amigo: “¿Dónde está Miller?”.
“El señor dijo que lo iba a esperar donde su padre. Está preparando todo para la ceremonia de compromiso”.
“De acuerdo”. Miró a Adams y le ordenó: “Voy a descansar, no quiero interrupciones”.
“Si, señor”. Respondió obediente ante él y dio indicaciones de vigilancia”.
“Samantha, por aquí por favor, te llevaré a tu habitación para que descanses con Matías”. Habló Vlad y empezó a subir las escalares sin darle oportunidad de hablar: “Es esta, es muy acogedora y caliente para ustedes”.
“Vlad, yo no tengo sueño”. Respondió ella. Ya había dormido en el viaje y su cuerpo se sentía muy bien: “Prefiero darme un baño y después ir a dar unas vueltas en tu propiedad”.
“De acuerdo, puedes hacerlo, pero no salgas de aquí”.
Ella asintió, pareciera que Vlad le temía al país en que nació y creció.
“¿Tú irás a descansar?”.
“Si, es necesario que lo haga”. Dejó a Matías sobre la cama y lo arropó: “Descansaré por una hora, es lo que necesito. Cuando me despierte te veré en la capilla que está en el centro del jardín, se puntual”.
“De acuerdo, nos vemos ahí”.
Vlad asintió, pero antes que se fuera ella hizo una pregunta.
“¿Dónde va a ser la ceremonia para presentarme ante tu familia como tu futura esposa?”.
“En la mansión de mi padre hoy en la noche. Pero antes te llevaré a conocer otros lugares. Necesito que estés calmada para cuando lo conozcas”.
Ella movió su mirada afirmando con un sí.
Vlad respiró con fuerza, dejó de verla y fue en busca de su habitación. Samantha no estaba preparada para conocer al patriarca de la familia Ferguson, pero tenía que hacerlo, estaba en el contrato.
Retiró sus ropas y buscó una toalla, al hacerlo se dio cuenta que la mayoría de sus prendas en el armario eran para lima frio, grandes abrigos que hacían juego con los vestidos que Vlad había ordenado para ella.
Tomó la toalla y fue en busca de su baño.
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