Exesposa al poder
Capítulo 17

Capítulo 17:

(Un día para fin de mes)

Parecía que Vlad tenía mucha urgencia en que esté terminada la construcción, ya sólo faltaba un día para el fin de mes y toda una línea blanca entraban por esa puerta. Durante esa semana estuvo atento a los detalles de las habitaciones, sobre todo en la de los niños.

Para el niño que se notaba más grande, ordenó diseños exclusivos con autos de carreras, superhéroes y pelotas relacionadas al futbol. Para el del bebé parecía no tener el género todavía, porque la hizo pintar de color amarillo y con diseños infantiles.

La habitación matrimonial era de colores pasteles y grandes ventanas desde donde se podía observar el jardín. Las dos últimas habitaciones, sobre todo una de ellas, era de un color neutro que mostraba una personalidad varonil, mientras que la otra era más afeminada, pero con características fuertes.

“Señor Ferguson”. Llamó Samantha, mientras ambos caminaban por el jardín, había que enseñarle los resultados de su trabajo: “Todo está como usted me lo ha pedido. Los juegos para niños están en la parte lateral de la mansión. Son sólo pocos, pero también fue instalada una piscina a última hora debido a que no estaba en los planos. Y, por último, hay un área para descansar”.

Le explicó sin dejar de señalar los lugares mencionados.

“Siento mucho haber hecho que diseñe el jardín de nuevo. Me disculpo por avisarle lo de la piscina a última hora cuando ya estaban avanzando”. Habló Vlad sin dejar de caminar junto a Samantha.

“Descuide, los ajustes fueron pequeños”. Samantha suspiró y observó como ingresaba una línea completa de muebles por la entrada, todos nuevos y listos para estrenar: “Su familia vivirá muy feliz aquí”.

“Eso espero”. Respondió el hombre observando la mansión: “Señorita Williams ¿Quiere entrar a la mansión?”.

“Claro, sería un gran honor ver la casa en la que va a vivir”. Samantha sonrió y Vlad esperó a que ella caminara para poder entrar.

Su corazón se entristeció cuando observó la habitación del bebé. Ver como armaban una cuna y pintaban las paredes con dibujos animados fue como un golpe para ella, ver lo que se perdió la ponía melancólica.

“¿Está bien? ¿Le sucede algo?”. Preguntó Vlad preocupado por verla con la mirada perdida y una expresión abatida.

“Si Señor Ferguson, es sólo que estas cosas me ponen sentimental”. Explicó Samantha. Miró la cuna y preguntó: “¿Puedo?”.

“Adelante”. Permitió Vlad.

Samantha tomó la pequeña manta de color amarilla muy suave y la abrazó. No podía creer que ahí iba a estar un bebé durmiendo día y noche. También había juegos para que se distrajera y otras cosas para su cuidado. Dejó las cosas en su lugar y fue a revisar el ropero, como lo imaginaba, estaba repleto de ropa de bebé, pero seguía siendo amarilla y verde claro, como si no se supiera el género. Tomó un par y lo llevó a sus fosas nasales.

“¿Todavía no saben si es niño o niña?”: Preguntó mirándolo. Sus ojos reflejaban felicidad por sentir aquella ropa entre sus manos.

Vlad, con las manos en los bolsillos, caminó hasta estar cerca, observó el armario y respondió: “No, todavía es muy pronto para saberlo. Con el tiempo tendré una respuesta”:

“¿Entonces su esposa todavía no está embarazada?”.

“Pronto lo estará”. Respondió al mismo tiempo que la observaba.

Samantha no pudo evitar sentirse incómoda por aquella mirada que lograba intimidarla. Mordió su labio inferior y miro hacia otro lado.

“Le parece si vamos a ver las otras habitaciones”. Dijo ella dejando todo en su lugar.

“Claro, por aquí por favor”. Vlad como un caballero señalo con sus manos el camino y fue tras de ella, no sin antes cerrar la puerta.

“Por lo que estoy observando, tienen un hijo ya grande”.

“Sí, tiene cuatro años”. Habló feliz al pensar en el niño.

Entro más en la habitación y explicó.

“A él le gusta mucho estas cosas Los autos de carreras y los superhéroes de los comics, son sus dibujos favoritos, y tampoco olvidemos el futbol, le encanta ese deporte”. Observó maravillado los muebles: “Por eso ordené que la cama fuera en forma de auto y los muebles tuvieran dibujos de superhéroes. Además de las alfombras y una qué otra sábana con diseños de futbol”.

“Es un padre encantador”. Samantha estaba más que feliz por observar una habitación como esa. Nunca se imaginó que Vlad podía ser tan cariñoso con los niños, tenía un corazón oculto de tras de su mirada intimidante.

“Lo sé”. Respondió: “Vamos para la siguiente habitación”.

“No creo que sea necesario revisar su habitación matrimonial, eso le corresponde a su esposa y a usted”. Dijo Samantha en la puerta. Su moral y ética no le permitían entrar.

“De acuerdo, entonces vamos a las siguientes”. Respondió Vlad y dejó esa habitación.

Las dos últimas habitaciones eran individuales con personalidades diferentes. Samantha no entendía por qué había dos habitaciones separadas, pensó que era para los huéspedes o invitados que visitaran a la pareja, así que no hizo preguntas.

“¿Qué le parece esta habitación?”. Preguntó Vlad al referirse a la recámara femenina.

“Es muy bella”. Samantha decidió ir hasta la ventana y tocar aquellas cortinas de color melón: “¿Usted escogió toda a decoración?”.

“Así es, pero tuve algo de ayuda con los detalles”.

Ella asintió, el lugar no estaba nada mal y la vista era muy bella. Además, eran sus colores favoritos.

“¿Le parece si vamos a ver el resto de la mansión?”. Volvió a preguntar sin dejar de mirarla.

“De acuerdo”.

El resto de la mansión tenía una biblioteca, dos estudios, una sala, cocina, cochera, estacionamientos, sala de estar, gimnasio, una habitación de juegos, un comedor, numerosos pasillos y una terraza para descansar.

“Es un hermoso lugar. Supongo que está satisfecho por nuestro trabajo”.

“Más que satisfecho”. Respondió, miró su reloj y dijo: “Creo que es hora de irnos, mañana se le dará los últimos acabados para que sea habitable”.

“Entiendo”. Tendió su mano, parece que era la de despedida entre ellos que no pudo evitar sentir algo tristeza: “Señor Ferguson, le deseo suerte a usted y a su familia. Su esposa debe de estar encantada por tenerlo”.

“Espero y ella piense lo mismo cuando nos veamos”. Dijo el hombre al tomar su mano.

Ella asintió, respiró muy despacio y se separó de Vlad.

Caminó hasta donde la esperaba Cirius y se alejaron de la propiedad, mañana era la fecha límite para acabar el proyecto y también era el día en que Samantha presentaría su inocencia ante Dante, el día en que le daría su regalo de bodas.

Samantha llegó a la oficina y cómo unas aves de rapiña, la prensa le cayó encima.

“Señorita Williams, Señorita Williams ¿Es cierto que tuvo un hijo en la cárcel? ¿Dónde está en estos momentos? ¿Quién el padre? ¿Es el Señor Mickelson? ¿Por qué no quiere traerlo al país? ¿Es una mala madre por querer alejarlo de su padre?”. Eran pregunta tras preguntas y cámaras a montones.

Los guardaespaldas de Samantha hacían hasta lo imposible por intervenir y llevársela.

Samantha no sabía que responder o a dónde irse. Habían tocado un tema muy delicado que nadie sabía. De un momento a otro sintió que la tomaron de la cintura y la metieron en la empresa.

“¿Te encuentras bien?”. Preguntó Dante.

Ella asintió y él ordenó un vaso con agua para que se lo tomara.

“¿Quién se lo dijo a la prensa? ¿Por qué me atacaron de esa forma?”. Preguntó mientras pensaba tratando de buscar culpables.

«Samantha yo…”.

“¿Fuiste tú, Dante?”. Preguntó molesta.

“Tuve una entrevista y me preguntaron si tenía más hijos a parte del que voy a tener con Heidy, iba a negarlo, pero Heidy lo dijo para dejar las cosas en claro”. Explicó él hombre muy rápido: “No pensé que esto fuera a suceder. Heidy no lo dijo con mala intensión”.

“¿Te das cuenta de que gracias a tu novia van querer atacar a nuestro hijo desde muy pequeño con preguntas absurdas? Estaba evitando todo esto para él, no quería que se viera obligado a responder o se viera rodeado de cámaras”.

“También es mi hijo, Samantha”. Dijo con un tonó de voz más fuerte, haciendo que todas las miradas se concentraran en ellos: “Me has negado ese derecho, ni siquiera lo conozco”.

“¿Quieres conocerlo? Entonces pórtate como un padre y no dejes que Heidy controle tu vida”.

Samantha se puso de pie y decidió ir a su oficina, tenía que llamar a sus abogados para que controlen a la prensa, pero antes de hacerlo, le dijo una cosa más a Dante.

“Mañana te daré mi regalo de bodas, disfruta este día, Dante”. Dijo antes de marcharse.

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