Exesposa al poder
Capítulo 15

Capítulo 15:

Heidy estaba asustada tras la decisión tomada por Dante. Sabía que tenía que hacer algo para convencerlo. Decidió encerrarse en el baño, era una locura, pero no lo iba a dejar ir así de fácil. Tomó la cuchilla que Dante utilizaba para arreglarse la barba y se cortó las venas sin pensarlo.

“No te dejaré ir tan fácil”. Dijo cortándose la piel: “No voy a permitir que regreses con ella, eso nunca Dante, nunca”.

“Heidy, abre la puerta, abre la maldita puerta ahora mismo”. Insistía Dante desesperado. Al ver que ella no respondía, decidió tumbarla: “Heidy, ¡Qué acabas de hacer!”.

Al entrar al baño la encontró en un charco de su propia sangre.

“No dejaré que te vayas”. Dijo con voz débil y apagada antes de cerrar los ojos.

Dante la tomó en brazos y salió a toda prisa del baño, necesitaba llevarla al hospital.

“Lo siento, no pensé en las consecuencias”. Dijo Heidy tras ser internada de urgencia.

Dante decidió, acercarse y tomar sus manos.

“La decisión que tomé no era para que te portaras de esa manera”. Habló algo molesto: “Te desconocí Heidy, te desconocí por completo ¿Dónde quedo aquella mujer razonable? ¿Dónde?”.

Ella se había dado cuenta de su gran error, no tuvo de otra que llorar.

“Estaba desesperada cuando decidiste aplazar la boda, ya había invitado a media ciudad”. Se defendió llorando.

Dante iba a hablar, pero se vio interrumpido cuando un doctor entró en la habitación.

“Ambos se encuentran bien”. Dijo él tras revisar los análisis.

“¿Ambos?”. Preguntó Dante sin entender sus palabras.

“Sí, su novia e hijo están bien, nada les ha sucedido”.

Heidy sonrió de oreja a oreja, Al final lo había conseguido, logró quedarse embarazada.

“Veo que no lo sabían”. Dijo al ver el rostro confundido de Dante: “Pero temo decirles que, como la señorita Heidy anteriormente tuvo un ab%rto espontaneo, su matriz es sensible y hay riesgos de perder el bebé”.

Heidy sabía muy bien que este bebé sí era de Dante y no podía perderlo. Tenía que hacer lo posible para tenerlo con ella.

“Haga lo que sea para que mi hijo nazca sano y saludable, por favor”. Habló desesperada, su última carta dependía de un hilo… de un bebé.

“Haremos todo lo posible para que lo tenga, pero usted deberá mantenerse relajada por el resto del embarazo. Cualquier alteración hará que lo pierda”. Habló, miró al padre, asintió y se marchó.

Dante estaba como tieso como una piedra, ahora más que nunca tenía que cumplirle y casarse por el niño que venían en camino.

“¿Sucede algo Señor Miller?”. Preguntó Samantha al ver como el personal celebraba a Heidy y a Dante.

“Los Señores Mickelson decidieron retomar la boda. Resultó que la señorita Heidy está embarazada otra vez. Se casarán a finales de mes”. Luego cruzó sus manos para decir: “¿Sabía que intentó suicidarse?”.

“No tenía idea”. Respondió Samantha.

“Lo hizo, si te fijas lleva vendas en las muñecas. La llevaron al hospital donde confirmaron el embarazo y también su boda”.

Samantha alzó las cejas, tal parece que sí va entregar su obsequio de bodas y que también iba a arruinar aquella felicidad.

[¿Lista para entregarles su regalo de boda a la futura pareja?]

Era un mensaje de su ayudante anónimo.

[Quedan 15 días para descubrir todo y también para que me pagues] Fue el último mensaje.

Samantha intentó responderle, pero se vio bloqueada, la había bloqueado. Buscó con la mirada y no vio más que al personal, la pareja feliz y al Señor Miller. El guardaba su celular tras ver algo o escribir algo.

“Samantha”.

La llamó y ella despertó de aquel transe.

“Hoy viajo a mi país, no vendré hasta dentro de 15 días, tengo un asunto que solucionar”. Explicó: “Estoy aquí para despedirme de ti”.

“Entiendo, Señor Miller le deseo un feliz viaje”. Mordió su labio y preguntó: “¿Podrá traer a mi hijo con usted en esta segunda vuelta?”.

“¡Pero por su puesto! Encantado y traigo a Matías. El niño se emocionará al saberlo”. Respondió feliz, pero segundos después su rostro se llenó de dudas y preguntó: “¿Puedo saber por qué este cambio tan repentino?”.

“Porque no puedo seguir ocultando a mi hijo. Además, las cosas están por aclararse, ya no tengo miedo. Las personas que me hicieron daño pronto recibirán su castigo”.

“Buena elección, Samantha”. Habló más que feliz. La abrazó para despedirse y volvió a decir: “Hasta dentro de 15 días”.

“Hasta dentro de 15 días Señor Miller”: Respondió ella y lo vio marcharse, mientras caminaba a la salida.

(En el departamento de los Mickelson)

Heidy observó todo esperando a estar sola, una vez confirmado, hizo una llamada.

“Detective, ya no es necesario que busque al hijo de mi prometido. Le voy a dar uno y nos vamos a casarnos muy pronto. Ya no es necesario amenazar a Samantha con el niño para que se vaya”.

“Entiendo señorita Rodríguez. Dejo la misión, fue un placer servirle”. Habló el hombre al otro lado de la línea.

“Gracias. Sí algún día lo necesito me comunicaré con usted”. Respondió ella y colgó. Guardó el teléfono en su bolso y al dar la vuelta, se tropezó con Dante.

“¿Por qué contrataste a un detective para buscará a mi hijo? ¿Por qué mencionaste una amenaza?”. Preguntó con un semblante bastante serio y duro. Sus ojos emitían gran furia ante ella, por primera vez Heidy tuvo miedo: “Responde, Heidy”.

“Dante, yo… yo”.

Dante tomó una silla y decidido sentarse.

“Habla, tenemos todo el tiempo del mundo”. Dijo con calma, pero su tono de voz no se sentía así.

Heidy tragó saliva, fingiendo tristeza decidió responder.

“Yo sólo quería ayudarte a encontrar a tu hijo y lo de la amenaza no era en serio. Es sólo para asustar a Samantha y que te dejara en paz con tu niño”. Lo abrazó y empezó a llorar: “Tienes que creerme, lo único que intentaba era reunirte con tu hijo, darte una sorpresa”.

Dante respiro, su primer instinto era abrazarla, pero no pudo. Sus brazos no lo deseaban… ni mucho menos él.

“No vendré a dormir esta noche”. Habló al ponerse de pie y caminar hasta la salida.

“¿A dónde iras a estas horas? Es muy tarde para salir”. Preguntó Heidy preocupada.

“No tienes que saberlo”. Respondió seco.

“Dante, recuerda que estoy embarazada, no puedes dejarme sola”.

“Descuida no dejaré solo a mi hijo”. Fueron sus últimas palabras, sonaron muy frías y duras.

Él solo respiró y continuó con su camino.

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