Exesposa al poder -
Capítulo 14
Capítulo 14:
“Samantha”. Dijo el Señor Miller acercándose a ella. Samantha ya se había cambiado de ropa y estaba más que lista para macharse: “No sabía que modelabas”.
“Ni yo”. Respondió con gran empatía ante el hombre: “Mi amiga Darla me lo ha pedido al quedarse sin su modelo, yo tuve que sustituirla a último minuto”.
“Me pareció una gran idea, una de las mejores por cierto”.
A pasos agigantados, Vlad salía acompañado del Señor Adams. Pasó por donde ellos, asintió cuando sus ojos se posaron con los de Samantha y fue para su auto.
“Le ha encantado”. Dijo ella en voz baja tras verlo.
“¿Cómo lo sabes?”. Preguntó el Señor Miller. Él sólo observó una mirada molesta y dura como una piedra.
“Asintió, por lo poco que se de él, es una forma de expresarse ante algo que le agrada”.
“Entiendo, ahora no entiendo sí le gustó el desfile o si le gustas tú”. Dijo sonriente.
Samantha decidió ver al Señor Miller, el hombre había dicho una completa locura. Ellos no eran más que socios, y en cuanto el proyecto de la mansión termine, tomarán destinos diferentes
“El Señor Ferguson está comprometido, pronto va a casarse. La mansión que mandó hacer es familiar. No se ve que sea un hombre que sea capaz de traicionar a su prometida”. Respondió con una agradable sonrisa y decidido caminar con el hombre hasta su auto donde la esperaba Cirius: “Vamos, lo dejaré en su departamento, nos queda de camino a la empresa”.
El Señor Miller asintió, tenía que descansar después de pasar en vela casi toda la noche, ni él sabía cómo resistió observando la pasarela. Entró después de ella y se marcharon.
Dante salió con Heidy a los pocos segundos. Observando como el Señor Miller entraba en el auto de Samantha y se iban juntos. No pudo evitar respirar con fuerza por aquella molestia causada.
“¿Sucede algo?”. Preguntó ella al ver como el hombre zafaba el nudo de su corbata.
“Sólo necesito aire fresco”. Dijo intranquilo.
Luego sus ojos se posaron en aquel hombre que los miraba con detenimiento. Vlad estaba dentro de su auto, todavía no había salido, parecía que esperaba a alguien o espiaba alguien.
“Heidy es hora de irnos”. Habló, la tomó de la mano y la llevó hasta su auto, donde subieron con la ayuda de Sebastián hasta desaparecer en la carretera.
“Adams, puedes arrancar”. Ordenó Vlad.
El hombre lo miró por el retrovisor y antes de hacerlo, le informó.
“Su padre está en la ciudad, quiere verlo”.
Vlad respiró intranquilo, no pudo evitar llevar sus dedos a su sien.
“De acuerdo, veamos que quiere el viejo”. Dijo y fueron a su llamado.
Samantha llegó a su oficina, estaba sumergida revisando los videos de seguridad que había pedido. Hasta ahora lo que tenía era poco, sólo era la silueta de Heidy cuando ella pasaba muy cerca de la mecánica y sólo Samantha podía darle familiaridad. De todas formas, lo guardó.
Sus avances fueron interrumpidos cuando Dante invadió la oficina.
“¡Te enteras de que ya no somos nada y corres a los brazos de otro hombre!”. Rugió.
Samantha estiró sus labios, parecía que Dante olvidaba por completo que se metió con su mejor amiga.
“¿Y me lo dices tú a mí?”. Se puso de pie, caminó hacia él y habló bastante calmada: “Dante, yo tengo derecho de salir con otra persona. Nadie me lo puede impedir, especialmente tu”.sonó dura y a la defensiva al decir sus últimas palabras.
“Por nuestro hijo deberías tener respeto”.
“¡¿Respeto?!”. Sonrió con ironía. “Lo dice la persona que en unos meses se casa”.
“Lo de Heidy y yo es muy diferente. Ella me ha apoyado cuando tú me destrozaste, estuvo para mí en mis tiempos de oscuridad, me ayudó a asimilar las cosas, yo se lo debo”.
“Espero y seas muy feliz con tu esposa que acabas de poner en un pedestal”.
“No sabes lo que dices”.
“Todo lo contrario, estoy me segura de lo que digo. Una vez me dijiste que yo fui la encargada de matar nuestro amor, pero te equivocaste en eso, fuiste tú quien lo destruyó todo”.
“¡¿Yo?! Yo no maté a mis padres”.
“Y yo tampoco lo hice. Sin embargo, decidiste no creerme y dejarme a mi suerte tras las celdas con el deseo de que me pudriera ahí dentro y que jamás vea la luz del sol”. Su mirada se endureció cuando dijo: “Ahora quiero que te vayas de mi oficina y no vuelvas entrar o haré que te saquen a patadas por invadir mi espacio personal”.
“Voy a luchar por mi hijo, Samantha”. Habló entre dientes, fijando sus ojos en los de ella.
“Podrás verlo después de entregarte mi regalo de bodas”. Respondió Samantha Había decidido traer a su hijo cuando las cosas se aclararán”. Será a finales de este mes. Espéralo Dante, porque te prometo que vas a observar el mundo de otra manera cuando te entregue mi regalo de bodas para ti y para Heidy… la pareja del año”.
El hombre aparentó sonreír, se alejó de ella muy despacio y antes de salir por esas puertas, le dijo.
“Lo estaré esperando”.
Samantha respiró cuando lo vio alejarse. Dante hacía que ella se saliera de sus casillas. Decidió tomar asiento y seguir con su investigación.
(Quince días después)
Entre ellos no había más que una relación de socios en la empresa. Heidy siempre estaba tomada de la mano de Dante, anunciando entusiasmada su boda, luciendo radiante de felicidad y de orgullo. Todo lo contrario del futuro novio, siempre se veía serio y hasta inconforme con la decisión.
En ese tiempo, el proyecto a cargo de la empresa había avanzado un 50%, tenían 15 días más para terminar con la obra, estaban con el reloj en la mano.
Samantha dividía su tiempo para poder hacer todo, después del almuerzo acompañaba a Sonia al hospital para la revisión de Nicolas. Después iba a la constructora.
“El tratamiento funciona, su hijo está dando buenos resultados”. Le dijo el doctor a la mujer.
Sonia no pudo evitar abrazar a Samantha, su gran ángel que estaba haciendo lo posible por curar a Nicolas.
Fue una gran noticia para ambas.
Samantha después de ser parte de aquel momento, tenía que ir a inspeccionar la obra. Pero no esperaba encontrarse con Vlad en los pasillos, fue una gran sorpresa para ella y una mera casualidad, ya que no lo había visto desde la pasarela.
“¡Señor Ferguson!”. Dijo impresionada por verlo salir de una de las habitaciones del hospital.
Tenía días sin verlo, él simplemente desapareció y lo único que le informaron fue que hizo un viaje de negocios.
“¿Qué hace usted aquí?”. Preguntó y en ese momento salió un doctor de la misma habitación.
“Señor Ferguson, no olvide tomar la dosis recomendada. Recuerde que estos medicamentos son muy fuertes, prácticamente duermen a un elefante”. Habló el hombre.
Vlad guardó la calma.
“Gracias por el concejo, ahora puede retirarse”. Dijo entre dientes. No esperaba encontrarse con Samantha y tampoco esperaba que su doctor de confianza hablara de más.
El doctor no entendió aquel cambio de humor, por un momento pensó que era una crisis o ataque de los que él suele tener.
“¿Le sucede algo?”. Preguntó Samantha otra vez al escuchar una receta en medio de la conversación.
Entonces el doctor pudo entenderlo, había hablado de más frente a un desconocido.
“Yo me retiro”. Dijo y se marchó sin mirar a atrás.
“Nada malo, señorita Williams”. Respondió Vlad calmado e intentó cambiar el tema: “¿Qué hace usted aquí? ¿Se encuentra bien de salud?”.
“Sí, vengo a ver cómo van los avances de Nicolas”.
“¿Le sucede: algo al niño?”. Preguntó extrañado. A él le pareció un niño saludable y con buena energía.
“Tiene una condición extraña, pero ya está bajo control”. Respondió entusiasmada.
“Entiendo, espero visitarlo pronto”.
“Por supuesto”. Dijo Samantha y observó la hora, estaba con el tiempo justo para hacer la inspección del jardín: “Si me disculpa debo de marcharme, llegó tarde”.
“¿Puedo ir con usted?”. Preguntó sin despegar su mirada de ella.
“Yo voy…”.
“A mi propiedad”. Terminó la frase por ella: “Lo sé, también me dirijo para allá. He estado ausente por unos días porque tuve que hacer negocios, pero que creo que es momento de ver los avances”.
“Claro, podemos irnos en mi auto si desea”.
El hombre asintió, era una gran propuesta. Dejó que ella caminara y juntos fueron en busca del vehículo.
“¿Y qué le parece?”. Preguntó Samantha al mostrarle los avances.
El asintió ante su respuesta.
“Veo que han hecho un excelente trabajo ¿Qué opina usted?”. Decidió preguntarle su opinión al respecto.
Samantha lo observó a los ojos.
“Al principio tuve la idea que iba hacer un lugar muy simple, pero ahora que lo veo, acepto que me equivoqué. Observo que es un gran lugar, ideal para vivir lejos de la prensa y hasta de la sociedad. Fue una gran elección Señor Ferguson, su familia va a estar encantada de vivir aquí”.
“Eso espero, señorita Williams eso espero”. Respondió Vlad sin dejar de verla.
“¡NO PUEDES APLAZAR LA BODA!”. Escucharon la voz de Heidy exaltada mientras le reclamaba a Dante: “ESO ES IMPOSIBLE, YA ESTÁ TODO LISTO”.
Dante al sentir que todos observaban, habló en voz baja y le dijo: “Necesito tiempo, Heidy. No la estoy cancelando la estoy aplazando”.
“¡¿Por cuánto?! ¡¿Un año?”.
“Sólo unos meses, necesito unos meses”.
“No, no, no. No me puedes hacer esto. Yo fui quien ha estado contigo cuando más lo necesitabas, te di mis mejores años para verte feliz, te di un hijo que perdí por tu ex esposa, he soportado tu distancia, tu mal humor, lo he soportado todo, Dante y lo único que te pido es que me cumplas”. Terminó de hablar y decidió marcharse.
Dante respiró intranquilo, había logrado ser el centro de atención, miró para donde se fue Heidy y fue tras ella
“Tal parece que mi propiedad ha sido el escenario de una separación”. Dijo Vlad tras ver a la pareja discutir.
“Y yo que estaba emocionada con esa boda”. Habló Samantha, dejando extrañado a Vlad.
“¿Por qué?”. Preguntó queriendo saber su respuesta.
“Les he preparado su regalo de bodas, ahora debo esperar hasta que la confirmen otra vez”.
“Por qué esperar cuando puedes entregar un regalo sin la necesidad de que se celebre algo”. Aconsejó.
“Tiene razón, no tengo porque aplazar mis planes. El regalo se entregará este fin de mes”.
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