Exesposa al poder -
Capítulo 12
Capítulo 12:
Samantha observó la hora, tenía que estar en la propiedad del Señor Ferguson para inspeccionar el jardín. Tomó su bolso y empezó a bajar.
“A la constructora”. Le dijo Samantha a Cirius. El hombre asintió le abrió la puerta y se pusieron en marcha.
Para llegar a la propiedad, había que pasar por la misma calle donde estaba el hospital. Y justamente en frente del hospital, el semáforo cambió a rojo, haciendo que se detuvieran a esperar el cambio.
Samantha esperó pacientemente, mientras revisaba las noticias en su teléfono, hasta que sus ojos se centraron en el auto de Heidy. La mujer bajó acompañada de la Señora Daniela y entraron juntas al hospital. Esto le pareció muy sospecho a Samantha.
“Cirius, voy a salir, por favor estaciónese, no voy a tardar”.
“De acuerdo”. Dijo dispuesto a esperar.
Samantha asintió y abrió la puerta para bajar. Caminó hasta el hospital donde empezó a buscar a Heidy en todas las habitaciones.
“Señorita Heidy, no puede quedar embarazada otra vez, acaba de tener un ab%rto espontaneo”.
Dijo su doctora, Samantha aprovecho para grabar la conversación, eso era oro puro y no podía dejar pasar esto por alto.
“Ya le ayudé a sacar a su hijo de su vientre, los medicamentos sirvieron, pero que vuelva a embarazarse sería muy arriesgado. Su matriz apenas se está recuperando, tener un bebé es una locura, es arriesgado para usted y para su posible hijo”.
“¡No entiende que estoy desesperada!”. Dijo exaltada, mientras la Señora Daniela trataba de calmarla: “Sino quedó embarazada de nuevo, Dante va a dejarme, estoy segura. Lo he visto ponerse celoso por su ex esposa. Trata de fingirlo, pero sus emociones lo delatan, todavía siente algo por ella… ahora deme algo que me ayude”.
La mujer suspiró y juntó sus manos para decirle.
“El hombre cree que fue su ex esposa fue quien provocó el ab%rto, no la va a dejar teniendo eso en cuenta. Créame, siente remordimiento”.
“De todas formas, eso no es suficiente”. Se escuchó. la voz de la Señora Daniela. “Hay que asegurarlo. Mi sobrina se casa en tres meses ¿Un mes será suficiente para que se recupere por completo su útero?”.
Preguntó mientras dejaba caer un fajo de billetes sobre la mesa.
La doctora lo vio, se puso de pie, tomó unas medicinas y le dijo.
“Con ayuda de estos medicamentos tendrá una pronta recuperación, pero un mes es muy poco tiempo. Recordemos que la Señorita Heidy tomó medicamentos muy fuertes para abortar, al menos dele dos meses s para que: se recupere. Hasta entonces, finja estar triste por la pérdida de su bebé”. Aconsejó.
“De acuerdo, será en dos meses”. Dijo Heidy al tomar los medicamentos.
Samantha ya tenía una gran prueba en contra de Heidy, no puedo evitar sonreír. Terminó de grabarlas, guardó su teléfono y con una ligera sonrisa dijo en voz baja.
“Heidy, tus días están contados, pronto todos sabrán lo malvada que eres”.
Se levantó y caminó feliz. Estaba reuniendo todas las evidencias necesarias, iba a unir la grabación con las pruebas que iba a obtener de su ayudante anónimo y se las daría como regalo de bodas a Dante. Una exquisita y dulce verdad envuelta en la perfección de un regalo matrimonial.
Al salir del hospital buscó con la mirada a Cirius, pudo localizarlo y fue hasta donde él.
“Ahora sí, Cirius, ya podemos irnos”. Hablo feliz, nadie podría arrebatarle tal emoción.
El hombre asintió y arrancó a su siguiente destino.
Frente a ellos estaba un auto de color negro viendo todo.
“Samantha, eres muy inteligente”. Dijo el hombre que se encontraba dentro y tachó el hospital de la lista.
Tenía que investigar el hospital, pero al parecer ya no iba hacer necesario al ver la cara de satisfacción de Samantha.
“A nuestro siguiente destino”. Habló el abogado, mientras tocaba el hombro del chofer Este asintió y se marcharon.
“Señor Ferguson, no pensé que vendría”. Habló Samantha al ver al hombre en los jardines de su propiedad.
“Acabo de desocuparme de mi trabajo y quise ver cómo va todo por aquí”. Respondió él con su mirada fija en la construcción.
“Apenas estamos empezando, no va a ver mucho por aquí hasta finalizar el mes que nos dio”. Se acercó a él tratando de calmar sus cabellos del fuerte viento que amenazaba por despeinarla. El otoño estaba cerca.
“Lo sé, pero quiero inspeccionar la obra yo mismo, que sea un digno lugar para vivir”. La miró y continuo: “Nos vamos a ver muy seguido durante ese mes, señorita Williams”.
“Creo que así se será”. Respondió observando a la estructura esquelética, de la mansión: “¿Piensa traer a su familia a vivir con usted?”.
“Así es, espero traerlos cuando la obra finalice”.
“Por lo que veo tiene hijos…”.
“No, pero pronto los tendré, Están en mis planes”.
“¿Y su esposa?”.
“En camino”. Respondió estirando sus labios.
Samantha asintió ante el Señor Ferguson. Observó su mano donde había una argolla de compromiso un poco extraña, parecía ser antigua por los símbolos que tenía dibujados. Pero ella no era nadie para juzgar los compromisos de otros.
“Espero y sean muy feliz en su nueva casa”. Dijo controlando sus cabellos una vez más. Se arrepentía por haber traído un abrigo demasiado delgado para cubrirla.
Vlad asintió, notó que ella tenía algo de frio, así que se puso detrás y le dio su saco.
“Tenga, no quiero que se enferme”. Dijo al dejarlo en sus hombros.
“Señor Ferguson, esto no era necesario”. Habló Samantha al sentir sus manos tocarla y su voz golpear en el oído. Tragó saliva y volvió. a decir: “Usted también podría enfermarse, podré soportar el frío”.
“Claro que es necesario”. Respondió el hombre muy cerca del oído de Samantha: “Créame que el lugar de donde vengo, no se compara a nada con esto… se lo pido, quédeselo. Me lo puede devolver en otro momento”.
Samantha asintió perdiéndose en sus ojos color pantano. Pestañeó un par de veces para volver a la realidad y habló.
“Si me disculpa, iré a inspeccionar a los jardineros y al maestro de construcción. El saco se lo entregaré mañana”. Respiró para calmarse, mordió sus labios y se alejó de él.
Vlad la vio irse, pero se vio interrumpido por la voz de Dante.
“¿Quiere ir a ver cómo va todo en la estructura de su mansión?”. Dijo con tonó serio y amenazante.
«No hará falta, el Señor Adams sabe cómo lo quiero. Siga sus indicaciones”.
Intentó irse, pero Dante lo detuvo al tomar su brazo con fuerza. Ambos eran del mismo porte, pero con la única diferencia de que Vlad era más musculoso que Dante.
“Señor Mickelson, le advierto que no vuelva tocarme de esa forma”.
“Y yo le advierto que deje de mirar a Samantha de esa forma, Señor Ferguson”. Habló sin despegar miradas, ambas eran tan profundas y oscuras que daban miedo.
El hombre sonrió despacio.
“Ya perdiste la guerra y la batalla”. Dijo endureciendo su rostro y se zafó de Dante. Arregló la manga de su camisa y camino hasta llegar a su auto.
“Ya lo veremos”. Habló Dante entre dientes sin dejar de verlo.
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