Esposo infiel -
Capítulo 89
Capítulo 89:
Me abre de piernas, mi espalda se arquea por el desnivel de mi cuerpo y suelto un g$mido agudo cuando siento su dedo recorrer toda mi intimidad sin ninguna clase de tapujos.
“Adam ¿Qué haces? ¿Dónde estás?”, g!mo
“Esa es la idea del juego, querida. La incertidumbre de no saber qué puedo hacer”, se burla de mí.
“Podría estar aquí”, toca mi v$gina urgido.
“O quizás por aquí”, palmea mi seno izquierdo.
“Puedo estar en tantas partes al mismo tiempo, que el juego se vuelve excitante ¿No crees?”, dice.
Tal y como dijo, lo siento en todas partes. Sus manos están en mis senos y al instante, tengo su boca mordiendo el hueso de mi cadera, haciéndome gemir, retorcerme y acelerar las palpitaciones que a este punto las siento incluso en mi v$gina desesperada por correrse.
Su lengua recorre mi figura por el borde de mi abdomen, subiendo hasta mi seno derecho donde muerde mi carne mientras su mano, magrea el otro para no dejarlo sin atención,
Su p$ne er%cto me roza en algunas partes del cuerpo, un aire helado choca contra mi zona completamente descubierta, de seguro chorreando a estas alturas, y mis g$midos son el único sonido de este lugar que se ha vuelto una completa sala de tortura.
“¡Por favor, ya detente y dame lo que quiero!”, g!mo, harta y deseosa de que me toque ahí por fin.
“¿Quieres que baje más?”, deja un caso beso sobre mi abdomen.
“Sí”, respondo.
“¿Qué tanto?”, pregunta.
“Mucho”, susurro.
Besa más abajo y siguiendo mis instrucciones llega a mi monte de Venus donde pasa la lengua, saboreando mi piel. Estoy tan deseosa de tener su boca ahí, que grito cuando siento dos de sus dedos incrustándose en mi interior, aunque no son para nada amigables.
Curvados hacia arriba, me toma con su mano libre de la cadera para mantenerme quieta mientras que los dedos dentro de mí, los mueve apresurados masturbándome como todo un profesional.
“¡Por Dios, Adam!”, mis gritos de seguro se oyen por todo el bendito pasillo del hotel si es que no es hasta el piso de abajo, pero es que… maldición, como quisiera que todas las mujeres del mundo experimentaran la masturbación a manos de un hombre que lo hace tocando el punto perfecto, llevándote al cielo en cuestión de segundos tal y como mi esposo lo está haciendo conmigo.
“Estás tan caliente, preciosa… tan rica…”, dice.
Saca sus dedos y ni siquiera me permite respirar puesto que comienza con su otra tortura que es su lengua sobre mi v$gina, lameteando con ganas, succionando mi perla y burlándose de mí y mis retorcijones.
La maldita bola de fuego me está quemando por dentro. Las piernas me tiemblan, tengo deseos de tenerlo en todas partes al mismo tiempo y mi propia v$gina está pidiendo por favor que su boca no lo abandone, aunque no ganamos esto ya que se aleja, pero solo para ubicar su miembro en mi entrada, penetrándome segundos después.
Todo pasó tan rápido que mi cuerpo no está acostumbrado a tanto voltaje, tal es así que apenas y puedo pensar pues lo único que tengo en la cabeza es en sus manos sosteniendo mis caderas mientras él se empuja en mi interior.
“¿Estás lista, preciosa? ¿Vas á darme lo que quiero?”, palmea con fuerzas uno de mis senos.
“¡Sí, sí, sí!”, suplico.
De repente tengo su pulgar en mi boca el cual empuja dentro, tocando mi lengua. Entiendo que quiere que lo moje y cuando lo saca, me enloquece sentir ese mismo dedo haciendo círculos en v$gina mientras él no deja de penetrarme.
Su mano libre me mantiene firme, la posición es tan buena que lo siento completo y su dedo haciendo círculos sobre mi perla sensible me hacen gritar como una maldita p$rra, mientras la bola en mi interior se hace cada vez más grande hasta que finalmente, se deshace.
Sin salirse de mí logra que me corra sobre su p$ne y tengo tantos fluidos saliendo de mi cuerpo ahora mismo que incluso a mí me empapan hasta el trasero.
Suelto un gran suspiro de alivio pues mi interior se siente agradecido de sus maniobras, aunque él parece no notar que yo acabé puesto que se aleja de mí y me voltea con fuerzas, dejando mi trasero al aire.
Me jala hacia atrás por la maniatada de mis manos, pasando su mano por mi abdomen. Siento su aliento en mi oído y quisiera poder hablar, pero mi respiración ni siquiera se ha ralentizado.
“¿Estás lista para el round dos?”, me dice.
Me lanza sobre la pila de almohadas de nuevo introduciéndose en mi interior con su salvajismo aún más latente que antes.
“¡Ay, carajo!”.
POV Adam.
Cuando tuve relaciones con Ava la primera vez, se notaba a leguas, en la forma de besar, de tocarme y moverse, que era una chica completamente virgen. Lo poco que supo durante nuestro matrimonio fue lo que yo le enseñé, mientras que por mi parte siempre tuve experiencia.
Ella no fue mi primera chica. Para cuando la tomé, se podría decir que era casi un experto en eso de las mujeres, sin embargo, a pesar de los años que tengo de haber estado con una mujer tras otra, jamás, ninguna, me hizo sentir lo que ella.
La conexión emocional llevó todo a otro nivel, y su forma de tomarme, casi como si hubiera llevado días hambrienta de mí, no hizo más que elevar la experiencia a niveles inimaginables.
Tenerla en mi cama se ha convertido fácilmente, en la mejor noche de mi vida. Duramos horas c%giendo, haciendo el amor, teniéndonos la confianza de poder recorrer cada parte de nuestros cuerpos hasta el punto en que descubrí que mi esposa siempre ha sido multiorgásmica.
Creo que se vino como seis veces en una misma noche, lo que no hizo más que incrementar mis sucios pensamientos hacia ella. No he sido capaz de pegar un ojo desde que terminamos agotados, por temor a que despierte y se esfume como el viento, y por eso me dediqué a verla dormir todo el rato.
Con sus senos descubiertos y su cabello hecho un desastre por toda mi almohada, no he dejado de pensar en lo hermosa que siempre ha sido y en lo idiota que me comporté como para perderla de esta forma.
Recorro la línea de su vientre con la yema de mis dedos. Es de las mujeres más hermosas que he tenido, si no es que la más hermosa de todas, y lleva el título de mi esposa, sin embargo, la cagué.
Sé que tengo mucho por delante para siquiera pensar en recuperarla, pero al menos me ha dado la felicidad de saber que por el momento, es tan mía como lo fue desde el momento en que la tuve por primera vez.
Estoy tan jodidamente enamorado de Ava, de esta versión y de la anterior, que no sé cómo reponerme al hecho de que sé que despertará y no será más que una mujer cruel e insegura de esto, que se irá a su habitación donde no me permitirá verla durante días enteros y todo por las mi%rdas que hice en el pasado, lo cual es tremendamente comprensible.
Para cuando el sol se alza por todo lo alto, me levanto de la cama. El sudor y el olor a se%o está inundando toda la habitación, lo que me hace sonreír. En el suelo veo retazos de lo que fue una noche alocada, hasta el punto en que terminamos teniendo una maratón de se%o que parecía ser interminable.
A sabiendas de que pronto despertará, porque conociéndola, no podrá estar lejos del trabajo demasiado tiempo, voy a la ducha para quitar un poco el olor a maratón que tengo en el cuerpo impregnado.
Dejo que el agua me corra por todos lados, intento hacer mi rutina normal sin pensar en que pronto tendré que afrontar la mi%rda que me espera cuando despierte y me culpe por lo que pasó, pues sé que esa será su arma secreta.
¿Tengo miedo de lo que vaya a pasar? Claro que sí. Por supuesto que sí.
Ava es la clase de mujer que merece todo y yo fui tan idiota que jamás se lo di. Ahora que quiero paz, hacerlo, comprendo que Cometí errores que son y casi imperdonables y que una simple disculpa no sirve para nada, pero estoy decidido a afrontarme a lo que sea con tal de tenerla a mi lado.
Para cuando salgo, ya vestido y perfumado, pido el desayuno a mi habitación para sorprenderla mientras me pongo a recoger un poco del desastre que dejamos a nuestro paso pasional.
Los recuerdos vienen a mi mente como una ráfaga y desearía que duraran más tiempo, algo así como un vivido vídeo de lo que fue la noche, pero sé que eso es imposible.
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