Esposo infiel
Capítulo 87

Capítulo 87:

“La única condición que puso para que estemos juntos, era quitarte por completo del mapa, Adam. Quiere que coloque como cláusula a los papeles de divorcio, que fuiste infiel y que quiero como remuneración tus bienes de la empresa”, susurro.

“Ava…”.

“Lo viene planeando hace mucho tiempo, lo sé. Habló de quitarte el puesto, de que tu carrera para ese punto estaría tan arruinada que no tendrías ni siquiera clientes Y quiere… quiere que solicite la mayor cantidad de bienes materiales para dejarte sin nada. Esa es su cláusula, su condición para estar juntos”, admito.

Veo que Adam está claramente confundido, pensativo como yo e incluso un poco fuera de sí mismo porque es demasiado para procesar.

“Y confirmó que vino con Kim así que ella también está aquí. Le dije que, como condición, tenía que enviarla lejos. Dijo que solo eran pareja de a ratos, cosa que obviamente no creí, pero dijo también que ella no significaba nada así que la desecharía”, obtengo su mirada en mí.

“¿Crees que lo hará? Llevan décadas saliendo, quizás incluso su plan fue enviarla conmigo para ser mi amante y este juego que dices que tenemos, es uno del que jamás participamos.

“Yo también lo pensé. Quizás se dedicaban a estafar y por eso ella te buscó, y a la empresa, pero ¿Por qué se quedó tanto tiempo contigo?”, bajo la mirada, inhalando profundo.

“Porque yo no le di todo lo que me pidió. Quería que le comprara una casa, un coche, que le cediera algunas acciones, pero no soy idiota. No hice nada de eso”, afirma.

“No, en cambio me obsequiaste un apartamento para c%gerla ahí”, ruedo los ojos.

“Ava…”.

“Lo sé, lo sé, dijimos que eso quedaría en el pasado, pero no puedes ignorarlo cuando claramente el pasado nos está acechando y no para saludar”, digo.

Se levanta, va a la licorera sacando dos botellas más y ahora no sirve en los vasos, sino que me entrega la botella entera, cosa que de verdad necesito para poder permanecer al menos un poco más tranquila.

“Además, no es todo. Él… me siguió en el trayecto de regreso. Tuve que pedirle al chófer que hiciera maniobras para escabullirnos porque seguramente quería saber dónde estaba alojándome y desmentir lo que le dije”, siento su mirada sobre mí.

“¿Y qué le dijiste?”, pregunta.

“Que te fuiste”, respondo.

“Ese hijo de p$rra, te dije que no era fiable, Ava”, comenta.

“Lo sé, de verdad que lo sé y créeme que de haber sabido que mostraría su verdadera cara jamás hubiera asistido porque fue en serio, espeluznante”, ruedo los ojos.

“¿De qué hablas?”, pregunta.

“Mostró su verdadera cara, esa expresión sin vida, sobre analizadora de las cosas. Estaba al pendiente de cada cosa que decía, por lo tanto, yo también debía de estarlo para no perder el hilo de las mentiras que decía, pero estuvo sobre mí todo el tiempo intentando sacarme información, convenciéndome de que destruirte era lo mejor y por eso pienso que su punto fijo, eres tú. Él de verdad quiere todo lo que tienes, Adam, y creo que es momento de hablar con la policía de Miami para protección”, explico.

“¿Estás hablando en serio? ¿Tanto te asustó?”, sorprendido, parpadea varias veces al verme.

“El que me siguiera a casa fue la gota que rebalsó el vaso. Quiere destruirte, y una vez que estés fuera del camino, sé qué hará hasta lo imposible para quitarme todo mi dinero”, digo.

“¿Eso piensas?”, pregunta.

“Eso dijo de manera tácita. Dijo que una vez que tú no estuvieras en la empresa, él se haría cargo de todo para que yo pudiera descansar. ¿Tú qué crees que pasará entonces? Me quitará todo, me dejará en la calle y se quedará con nuestra vida”, digo.

“Tenemos que detenerlo”, con firmeza, aprieta la mandíbula, claramente molesto.

“Tenemos que quitarlo del camino cuanto antes”, asiento.

Me quedo en silencio y él hace exactamente lo mismo, quizás pensando en cómo demonios dejamos que esto llegara tan lejos.

Por mi parte, llego a la conclusión que de no haber permitido que Kim se metiera tanto en su vida, teniendo una relación con ella y demás, esto jamás hubiera sucedido, pero también pienso en que detrás de eso hay algo más.

Nick tiene que ver en el amorío de Adam con Kimberly.  Su pasado los delata, la forma en que siguieron en contacto durante años no son más que señales de todas las cosas que pueden unirlos en estos momentos, haciendo mucho más complicada de cumplir su promesa de hacerla a un lado.

Terminando mi botella al cabo de una media hora después, me pongo de pie, lista para irme a mi habitación cuando Adam hace lo mismo.

“¿No vas a quedarte?”, pregunta.

“Quiero dormir un poco. La verdad es que el cansancio mental es peor qué el físico en estos momentos”, niego con mi cabeza.

“Te asustaste ¿Cierto?”, se acerca a mí, quedando a pocos centímetros de mi cuerpo.

“Algo, pero supongo que fueron los nervios también. Estoy bien, de verdad”, levanto la cara para enfrentarme a sus ojos culpables.

“Me sentiría mejor si te quedaras, no quiero que estés alerta porque veo que todavía estás un poco conmocionada”, asiente, tomándome del brazo

“No es necesario, puedo poner el seguro y…”.

“Quiero que te quedes. Quiero que te quedes porque pasé dos horas preocupado, pensando en que podría haberte pasado lo peor y en serio quiero tenerte cerca porque yo…”, afirma en voz baja, dejándome en blanco cuando se aproxima demasiado.

“Adam…”.

“Te amo. Te amo demasiado, Ava Dawson, y de solo pensar que podría haberte pasado algo, mi corazón no latía de la misma forma”, susurra.

Sé que la cagué, que esto es mi culpa, pero en serio tengo que tenerte cerca para asegurarme de que y nada más te lastime. Quiero ser yo quien te proteja. Antes de poder decir cualquier cosa, Adam toma mi rostro y seguido de eso, mis labios.

El que tome mis labios de esa forma también significa tomar toda mi capacidad mental para razonar. Quizás, simplemente no quiero pensar en todas las cosas que pueden salir mal, solo me lanzo a sus brazos permitiendo que me tome de la cintura.

Parecemos niños desesperados apenas descubriendo el cuerpo humano queriendo conocer más, tocar todo al mismo tiempo y despojándonos de nuestras prendas en segundos. Escucho el sonido que hacen los botones de su camisa al abrirse, así como el sonido de mi vestido al rasgarse por la espalda.

“Ava…”.

“No hables”, le pido.

Si habla, sé que pensaré, que voy a notar todo lo malo que tiene esto y no quiero. Llevo tanto tiempo pensando en vengarme, en alejarlo, en colocar una coraza en mi corazón que me permita hacer todo eso sin siquiera pensar, que ahora y mismo solo quiero que la dulce Ava, la esposa enamorada, salga por al menos un rato.

Sus manos son dulces cuando me toman de la cintura, siento que está pidiendo permiso para absolutamente todo porque me toca como si fuera un objeto preciado con temor a romperme, justo por eso lo hago a un lado, permitiendo que mi vestido baje al suelo, enseñando mi ropa interior.

“¿Qué tienes?”, pregunta, algo agitado.

Está sin camisa, demostrando que los años no pueden pasar para su abdomen el cual sigue firme y tonificado, tal y como recuerdo. Con esa forma de V que va justo hacia su…

“Ava, ¿Qué tienes?”, pregunta.

“¿Quieres c%ger o no? Porque me estás tocando como si fuera a romperme y no lo haré”, digo y parpadea, sorprendido.

“Yo… no lo sé, tengo miedo a que te arrepientas, supongo”, admite.

“¡No lo haré! Quiero c%ger, ¿Quieres hacerlo también? Porque si no me cambiaré y regresaré a mi habitación”, frustrada, tengo que gritar.

“¿No vas a retractarte?”, muerde su labio inferior, luce algo frustrado, sin embargo, respira profundo.

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