Esposo infiel
Capítulo 80

Capítulo 80:

“¿Sobre Nick y Kim? Solo oí que se conocieron hace tiempo”, dice.

“Ava, se conocieron antes de ser adoptados. Fueron pareja, sus propias cuidadoras le dijeron al detective que creyeron que siguieron en contacto todos estos años. ¿Entiendes eso? Puede que Kim no entrara a mi vida por arte de magia, ni hubiera pedido la pasantía en nuestra empresa de la nada”, le digo, mirándola a los ojos.

“Creí que la universidad la había enviado a la empresa, no que ella acudió por sí sola”, ella frunce el ceño.

“No lo recuerdo, pero fuera la razón que fuera, no estuvo ahí por coincidencia”, carraspeo, intentando recordar qué mi%rda pasó hace tanto tiempo y cómo fue que ella terminó en la empresa pidiendo el empleo.

“¿No crees que de querer hacerte daño lo habría hecho todas las noches en que tuvo la posibilidad de asesinarte mientras dormías? Eso es…”, suelta un suspiro, rodando los ojos.

Nick tampoco necesitaba demasiada cercanía conmigo para hacerme daño porque pudo haberme disparado desde el otro lado de la mesa cuando cenamos, pero ninguno nos hizo daño.

“¿Y si su plan recién está comenzando? Piénsalo, por favor”, digo.

Ava se toma algunos minutos, creo que está pensando demasiado en cosas que tienen las señales apuntando directamente ese hombre, sin embargo, sé que quiere creer que es buena gente. Ella siempre es así, con un buen corazón, tanto así que piensa que los demás son iguales, pero no siempre tiene razón. Menos ahora. Menos con él.

“¿El investigador cree que nos engañaron?”, pregunta.

“Y yo también. No es tan difícil, tramaron algo contra nosotros. Si Kim fue su pareja antes, significa que yo no fui su pareja por coincidencia, ni él quiso estar detrás de ti por nada. Estos dos están buscando otra cosa, y el que quisieran hacernos daño, destruyendo nuestro hogar, es una clara señal de que están perdiendo la paciencia”, apunto, asintiendo.

“Una venganza no se trama en dos días. Necesita tiempo, por algo se dice que es un plato que se sirve frío”, dice.

“Y tú sabes mucho sobre eso ¿Cierto?”, ruedo los ojos.

Sonriendo, se encoge de hombros.

“Bueno, no quiero presumir; pero lo hice bastante bien. El tema ahora no soy yo, sino ellos, averiguar a qué demonios están jugando”, admite orgullosa.

“No lo sé. De verdad, quiero pensar en que esto no está pasando porque no soportaré saber que fuimos engañados”, sacudo la cabeza.

“Sea como sea, su plan de venganza ya comenzó. Si son ellos, seguramente querrán venir por nosotros así que no sería una tontería pensar que ahora mismo pueden estar aterrizando en Miami”, suelta un suspiro.

“¿Cómo podrían saber que estamos aquí?”, frunzo el ceño.

“Quizás por la boda Paulson. Es algo que estará en los medios, puede que hayan filtrado la lista de invitados o que simplemente ataran cabos para llegar a esa conclusión, la cual no estaría errada tampoco”, responde.

“¿Y qué vamos a hacer? ¿Esperar a que ellos nos ataquen? No tenemos idea de dónde están ni por qué carajos nos quieren hacer daño”, frustrado, tengo que ponerme de pie porque siento que de esta forma mi mente actúa mejor, comprende mejor las situaciones.

“Supongo que hay qué averiguarlo”, Ava entonces, se encoge de hombros.

“¿De qué estás hablando?”, digo.

“Claramente esto es un juego del gato y el ratón y créeme que no me gusta ser la presa ¿Y a ti?”, dice.

“Claro que no”, con una ceja en alto, hago una mueca dejando en claro mi respuesta.

“Entonces tenemos que ir un paso delante de ellos. Sorprenderlos ¿Y sabes cómo lo haremos?”, dice.

Niego, admirando la maldad que denotan sus ojos, oscureciéndose al instante en que se pone de pie mientras una sonrisa se desliza por sus labios.

“No podemos vivir con miedo a que dos personas nos lastimen, Adam. ¿Qué clase de personas maduras se ocultan en un apartamento hasta que la policía se haga cargo?”, dice.

“¿Las personas normales?, pregunto.

“No podemos dejar que los demás nos estén acorralando. No somos presas, cariño, somos los depredadores”, niega con su cabeza.

“Cariño, esto es demasiado. ¿Te olvidas que casi nos asesinan con las piedras lanzadas a la casa? ¡Están locos! Y por supuesto que no están solos”, ruedo los ojos.

“No importa si tienen un ejército detrás, Adam, tenemos que ser más fuertes que ellos, pensar mejor, ir un paso adelante, dejar de sentirnos presas en nuestro propio juego. ¿Dónde quedó el Adam temerario? Creí que aprovecharías la ocasión para vengarte de Nick”, se encoge de hombros.

“Bueno, esa no es una mala idea”, suelto un suspiro.

“No, no es una mala idea y no será un mal plan el que armaremos”, Ava se carcajea.

“No quiero que te acerques a él”, le pido.

“¿Por qué no?”, pregunta.

“Es peligroso, Ava. Estuvo mintiendo, sabe perfectamente que puede hacernos daño y si se entera de dónde estamos, es probable que envíe a sus matones por nosotros”, digo.

Es su turno de rodar los ojos. Está tan confiada que incluso da miedo. ¿Cómo puede estar tan segura de que todo saldrá como ella lo piensa? Eso es casi improbable.

“Creo que es momento de que regrese ¿Tú qué piensas?”, me pregunta.

“¿Regreses a qué?”, cuesitono.

“A pensar como lo que soy, una experta en venganzas”, me responde.

La sonrisa que se dibuja en sus labios, es casi idéntica a la que puso cuando nos descubrió después la fiesta y sinceramente, tengo miedo de lo que sea que vaya a pasar de ahora en más.

Ava en su fase vengadora es peor que un volcán, porque con ella jamás sabe cuándo va a explotar.

POV Ava.

Mi relación con Adam cambió hasta el punto en que, por primera vez, somos capaces de acompañarnos mutuamente para hacer compras. Es algo ilógico si se ponen a pensarlo bien, pasar cinco años con una persona y no ser capaz de poder ir de compras cuando es algo que las parejas normales hacen a diario.

Bueno, para nosotros esa experiencia llegó cinco años más tarde.

Abandonamos el hotel donde nos estamos quedando. Como estamos en el centro de Miami no tenemos que tomar ningún coche para movernos por la ciudad pues las grandes marcas están a solo unas cuadras de distancia, así que decidimos caminar.

Con un vestido holgado y sin brasier por el calor infernal que hace, además de que mi vestido es abierto en la espalda, camino junto a él que va vestido de lino blanco, casi resplandeciendo como una luz andante. Me burlé tanto de él que se cambió la remera que llevaba, pues parecía un conjunto de pijama. Le dije que no saldría a la calle con él de esa forma.

Ambos estamos callados, aunque no es un silencio incómodo. Puedo notar que existe paz entre nosotros, así como existe también la cordialidad, pues no ha salido de mi mente sus palabras sobre darme el divorcio, lo que me tiene demasiado feliz a sabiendas de que nuestra historia no terminará con dos personas fingiendo no haberse conocido jamás.

De todas maneras, estaremos juntos mucho tiempo por la empresa, hasta que uno de los dos decida vender la parte del otro e incluso entonces, nuestras carreras siempre nos llevarán a los mismos sitios o al menos es lo que me digo a mí misma.

Suelto un suspiro. Apenas acabamos de levantarnos de la cama. Como trabajamos juntos casi toda la noche, además de que no he podido pegar un ojo bien desde que supe lo de Nick y Kim, pensando en cómo demonios haré para vengarme de ellos, tengo el desayuno atorado en el centro de la garganta.

No me ha dado tiempo ni siquiera a tomar un té para calmar mi estómago pues parecía demasiado interesado con que salgamos a hacer las compras, pues la boda de los Paulson es dentro de unos días.

Comenzaremos el sábado subiendo a un yate que nos llevará a una isla cerca de aquí donde nos hospedaremos en un hotel de cinco estrellas y tendremos que permanecer juntos, en la misma habitación, por una semana hasta que el sábado siguiente se concrete la ceremonia en medio del mar.

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