Esposo infiel
Capítulo 76

Capítulo 76:

POV Ava.

Por alguna razón, Nick creyó que tenía derechos sobre ellos y algunos proyectos, porque ha dado órdenes estúpidas e incluso pretendió quedarse con una de las oficinas principales, las cuales reservamos para nosotros mismos en caso de tener que expandir las nuestras.

Cuando reviso los planos a los que les hizo modificaciones, quedo más molesta de lo que ya estaba así que no tardo en tomar el teléfono y llamar a la empresa con su número de interno a sabiendas de que todavía permanece en el edificio por el horario laboral.

Intento dos veces. Estoy comenzando a creer que esto de venir a Miami no fue buena idea, cuando escucho su voz por el otro lado del comunicador.

“¡Preciosa! ¿Ya me estás echando de menos? ¿Qué sucede?”, el tono bromista siempre acompañando a su voz.

“Esa pregunta debería de hacerla yo ¿No crees?”, respiro profundo.

“¿De qué estás hablando?”, pregunta.

“¿Podrías explicarme por qué demonios te crees con derecho de hacer lo que quieras con mi empresa?”, cuestiono.

Se oye un silencio de varios minutos al otro Y lado de la línea, ni siquiera su respiración está presente por lo que pienso de inmediato que cubrió el micrófono para que no pudiera oírlo.

“No sé de qué estás hablando. Me pidieron consejos algunos empleados, otros querían saber cosas sobre proyectos que dejaste atrás para irte de luna de miel con el infiel de tu esposo así que tomé las riendas para evitar que cometan locuras”, menciona, ahora mucho más serio que al principio.

“¿Locuras? Mis empleados no hacen nada sin consultarme primero. Ya que no lo sabes, tenemos un grupo privado de chat que está todo el tiempo en actividad, sin contar que mantengo contacto estrecho con cada uno de ellos. ¿Cómo mi%rda crees que me enteré de tus actos?”, me río, casi a carcajadas.

“Pues ni muy estrecho, Ava, porque te fuiste dejando todo el trabajo de lado. Tenemos presentaciones, incluso planos que armar y tú…”.

Cierro los ojos, inhalando profundo.

“Yo soy dueña de hacer con mi vida lo que se me plazca, Nick, comencemos por ahí ¿Quién mi%rda te crees para darles órdenes y pretender tomar otra oficina? ¿Crees que es tu empresa ahora? Y no me vengas con que dejé todo, porque no es la primera vez que viajo, ni la primera en que mis empleados se las arreglan sin mí. Quiero una verdadera respuesta”, le corto, extremadamente furiosa.

“Intento ayudarte y así es como me pagas, dudando de mí, de mis capacidades y…”.

“¡Yo no te pedí ayuda, Nick! ¿Tienes idea de los cambios que hiciste en los planos? ¡Tendré que revisar cada trabajo que has tenido hasta ahora para asegurarme de que no hayas cometido ningún otro error!”, grito furiosa.

“Mi trabajo es perfecto, Ava. Tú lo sabes, mejor que nadie”, dice.

“Pues ahora estoy dudando de tus capacidades. ¿Creerte el dueño solo porque ni Adam ni yo estamos presentes? Por favor, no seas tan bajo y acepta el lugar que tienes en mi empresa.

“¿De verdad quieres actuar de esa forma conmigo?”, espeta.

El tono amenazante en su voz es algo que me sorprende. Nick jamás me ha hablado de esa forma, como si… como si me odiara, pero puedo sentir todo incluso a kilómetros de distancia.

“Quise ayudar, agilizar el trabajo, estar…”.

“Estar al mando no es ayudar, porque esa empresa tiene dos personas al frente que se ocupan de todo diariamente. Puede que tus intenciones hayan sido buenas, cosa que dudo ciertamente, pero te pido de favor que no sigas, porque me veré obligada a tomar acciones en tu contra y sabes bien que soy demasiado buena en eso”, le corto con firmeza.

“Dos personas que se fueron a la mi%rda ante un pequeño problema”, comenta.

“Eso a ti, no debe de importarte y ¿Sabes qué? Creo que en poco tiempo tendrás que regresar a Londres porque yo ya no te quiero aquí”, le digo.

“¿Ahora soy una carga de la cual deshacerte? Por favor, creí que éramos más que amigos”, siento una amarga risa del otro lado.

“Un beso no significa nada, Nick, ya tendrías que saberlo”, suelto un suspiro

“Lo sé ahora… jefa”, dice.

El tono de voz duro que utiliza me hace imaginar su expresión al mirar el teléfono y en cierta forma me siento mal por él, pero no puedo darle alas a sabiendas de que con solo un beso ya intentó ponerse al frente de mi empresa.

¿Quién sabe lo que haría si tuviera al menos una oportunidad? Intentaría dejarme por fuera y eso no va a pasar. No mientras pueda evitarlo.

“Quiero que trabajes solo en los planos que te di. La presentación la haré yo y necesito que me envíes los planos en los que ya trabajaste para revisarlos porque no quiero errores”, digo.

“Por supuesto, ¿Algo más?”, pregunta.

“Si, deja de dar órdenes Nick, porque nadie va a seguirte”, espeto.

“Cuenta con eso”, se ríe levemente.

Es él quien cuelga la llamada, dejándome con las palabras en la boca. Observo el aparato con ganas de llamarlo de nuevo para dejar todo en claro, pero decido que mejor envío un email pidiendo de nuevo los planos.

No sé en dónde tenía la cabeza cuando hizo modificaciones en planos que me costaron semanas enteras de poder terminar. Era algo perfecto, demasiado bello y ahora siento que regresé al principio con este proyecto lo que implica un retraso en la presentación, construcción y por lo tanto, de mudanza.

Hasta que él envíe lo que pido, ordeno el desayuno en mi habitación junto a una aspirina para poder pasar la resaca de anoche. Casi por instinto recuerdo a Marcus y la forma en que me besó, pero después de entrar al cuarto, mi memoria ha dicho que tuvo suficiente trabajo y mejor decidió resetear esa noche, aunque supongo que fue por una buena razón.

No quiero ni saber cómo fue que llegué a estar desnuda en la cama de Adam porque sé hay algo más en su historia que no me está contando, pero supongo que podemos dejar las vergüenzas para otro momento.

Me siento frente a la computadora de nuevo buscando mis propios planos en los archivos, cuando siento que golpean la puerta. Es imposible que sea mi desayuno y solo dos personas conocen mi habitación, así que no tardo en abrir encontrándome con Adam y su laptop en mano.

“¿Qué quieres?”, pregunto, siendo algo tosca.

“¿Podemos revisar algunos planos?”, pregunta.

“¿Vienes por trabajo?”, frunzo el ceño.

“El idiota de Nick metió mano en mis trabajos. Tengo que revisarlos, pero quería tu opinión acerca de algunas áreas que quiero sean verdes, así que si tienes tiempo… ¿No vamos a hablar del divorcio?”, dice.

Algo dudosa, lo miro.

“¿Y de la oportunidad que tanto quieres?”, sacudo la cabeza.

“No, nada de eso”, dice.

“¿Y Marcus?”, pregunto.

“No sé quién es Marcus, solo quiero ver el tema del trabajo contigo. Te lo prometo”, dice.

Dado que estoy haciendo lo mismo y que tengo su palabra de que no hablaremos de ningún otro tema, me hago a un lado permitiendo que pase, preguntándome a mí misma si esto es o no una buena idea porque realmente, estoy confundida.

Dos días más tarde, seguimos teniendo la misma rutina. Adam viene a mi habitación, de donde no he salido para absolutamente nada, y preparamos los planos para los proyectos que ya deberían de haber comenzado.

Somos un equipo de trabajo y verdaderamente, eso quitó demasiado peso de nuestros hombros pues ahora mismo podemos estar en la misma habitación sin necesidad de tener que discutir o hablar del pasado tan turbio que nos une en estos momentos.

Adam es capaz de hacerme preguntas sobre trabajo y yo respondo como lo haría con cualquier otro compañero, amigo e incluso cualquier colega. Prefiero llevar las cosas de manera profesional” porque al menos así, podemos pasar horas y horas siendo completamente razonables.

Como ahora, que estamos sentados en la misma mesa de trabajo, con planos extendidos frente a nosotros y él mantiene un ceño fruncido en su mirada mientras está altamente concentrado o hacer su trabajo.

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