Esposo infiel -
Capítulo 74
Capítulo 74:
“Los primeros dos años fueron situaciones esporádicas, puedo jurar que al menos fueron cada seis meses, pero el último año me tomé las cosas más en serio. Me dejé llevar, creí que estaba. enamorándome de ella, pero no fue así”, explico.
“Dijiste que hablarías con la verdad”, rueda los ojos.
“Y eso hago. Jamás me enamoré de Kim, porque no me importó dejarla con tal de seguir a tu lado. La noche antes de la fiesta la dejé, Ava, y lo dije en serio. Desde entonces no ha habido contacto entre nosotros, ni siquiera un beso, porque dije que me enfocaría en ti”, busco su mirada.
“Lo hiciste solo para no perder la empresa, eso lo sabía”, sacude la cabeza.
“La empresa me vale mi%rda. ¿Quieres mis acciones? Tómalas, no me importa, solo quiero tener una oportunidad para demostrarte que en serio puedo cambiar, y puedo amarte de la manera en la que te lo mereces”, le digo.
Sorbe por su nariz, negando fervientemente. Se rehúsa a creer que mis palabras son verdaderas y tiene razón en desconfiar. ¿Qué persona como yo sería digna de confianza después de lo que le hice pasar? Lo entiendo, pero necesito que me crea y justo por eso tomo su rostro con ambas manos.
“Querías la verdad y te la estoy dando. Sí, mantuve una relación con esa chica y creí que la amaba, creí que era lo que quería y me quedé a su lado tanto tiempo porque pensé que era lo que estaba buscando, pero entré en pánico cuando tuve que escoger entre tú y ella, y no lo pensé dos veces siquiera. Te escogí, te escojo y te seguiré escogiendo”, susurro.
“Dices eso solo porque sabes que vas a perder”, dice.
“Lo digo porque es la verdad. No quiero perderte, porque podría perder todo lo demás y seguir siendo yo mismo, pero siento que si te pierdo a ti, perderé lo que soy y… eres mi vida, Ava”, sacudo la cabeza.
“No digas tonterías”, espeta.
“Lo eres. Si no te tengo, no sé qué…”.
“Lo dices porque estás desesperado porque te crea, nada más. No lo dices en serio”, dice.
“¿Por qué lo dices?”, trago grueso, alejándome un poco de ella.
“Porque sé que es mentira. Sé que ni siquiera pensabas en mí cuando me engañaste y lo sé, porque ya entendí la razón por la que me engañabas, Adam”, reponde.
“¿Qué?”, inhalo profundo.
“Me engañaste porque jamás sentiste nada por mí. Ni siquiera cariño y está bien, también entendí por qué nos casamos en primer lugar, pero créeme que es insoportable saber que, mientras tú dormías con ella, yo vivía en un sueño porque de verdad pensé, que teníamos el final feliz de cuento de hadas que todos buscan”, susurra.
“Podemos tener ese final feliz de nuevo, porque ahora si…”.
“Conocí un hombre hoy. Llegó hasta mi habitación, me besó como hace tiempo no me besaban y quiso tener se%o conmigo, pero no pude. No pude porque yo sí siento algo por ti”, me corta, dejándome pasmado.
“Ava…”, digo.
“No pude porque me jodiste y mientras yo sufro por no poder olvidarte, tú ni siquiera me tienes cariño así que podrías comenzar con tu vida de nuevo sin tener que preocuparte de nada. Así que sí… me jodiste, Adam… otra vez”, dice interrumpiéndome.
No sé ni qué pensar. Me quedo tieso en la misma posición, intentando no dejar que vea mis emociones que ahora mismo están demasiado descarriladas como para siquiera poder comprenderlas del todo.
“Quiero ir a la cama, tengo frío”, dice.
Las cosas que quedan por decir me las guardo todas porque ahora mismo, me enfoco en ella, en darle lo que quiere porque sé mañana posiblemente no recuerde ni una sola palabra de lo que dije.
Me convenzo de que esta conversación hay que tenerla estando sobrios, porque hay demasiadas cosas que quiere saber y yo le daré todas las respuestas que quiera si con eso consigo al menos tener un poco de paz porque de verdad, que la culpa por haberle fallado de esa forma, no me deja ni siquiera dormir.
Ava fue mi tormento en lo laboral y personal, pero en lo emocional… maldición, en lo emocional me estoy haciendo mi%rda yo mismo. La saco de la bañera, envolviéndola en el albornoz que no se deja ni siquiera hasta llegar a la cama ya que lo saca, lanzándolo al suelo, metiéndose desnuda debajo de las sábanas.
Ella y su borrachera dejaron un desastre en mi habitación. Me dispongo a limpiar, pero entonces me doy cuenta de que son las seis de la mañana así que decido dejar todo para dentro de unas horas.
Con cuidado me recuesto a su lado, completamente vestido, observándola dormir. Con el cabello mojado, envuelta en las sábanas, está tan dormida que ni siquiera siente cuando le toco el rostro, y entonces veo su mano vacía.
El golpe que siento en el centro del pecho no es normal. Esa mano ha cargado con una alianza durante más de cinco años, y esta noche no será la primera que pase sin él.
Me volteo hacia la mesa de noche donde lo dejé, para luego deslizarlo lentamente por su dedo, besando su mano antes de recostarme a su lado, observando su rostro, pensando en lo mucho que me jodí a mí mismo, al enamorarme de esta mujer porque sí, me enamoré de Ava.
Profundamente.
Cuando despierto, creo que es la primera vez en mucho tiempo que me siento tan mal como ahora. Lo único bueno es tener a Ava durmiendo a mi lado, completamente desnuda. De hecho, uno de sus senos está al aire así que la cubro con la sábana antes de levantarme.
Los hechos de esta mañana me tienen todavía pensando. Ni siquiera he sido capaz de dormir bien de tanto que procesé sus lamentos y más que nada, las verdades que salieron de su boca.
Decido tomar una ducha. La falta de descanso, la ansiedad que me corroe por no saber cómo reaccionará cuando se despierte, si recordó algo o si de verdad quiere tener la misma conversación de hace unas horas, me tienen demasiado nervioso.
Cuando el agua sobre mi cabeza, tengo un poco de calma así que me tomo todo el tiempo del mundo antes de salir, envuelto en una toalla, hasta el vestidor. Ava sigue dormida, incluso está roncando lo que me parece tierno. Hace tiempo que no dormíamos juntos y ciertamente, es hermoso tener su aroma frutal inundando toda la habitación.
Sacudo la cabeza. Me digo a mí mismo que pensar tanto en ella no es sano, además de que tampoco soluciona nada.
Ava está rota, herida y muy decepcionada de mí. Quiero cambiar la forma en que me ve, la forma en que piensa de mí pues cree que no puedo ser fiel o siquiera amarla cuando ya lo hago, quizás siempre lo hice, pero nunca me puse a pensarlo ni analizar todo lo que hacía por mí.
Y este amor no es repentino, no es que me nació de la nada, sino que nació de la desesperación de saber que ya no la tendría recorriendo la casa toda despeinada en su ridículo pijama roto.
Eso me desesperó, y me di cuenta entonces de todas las cosas que ella hizo por mí, como cocinarme incluso cuando yo no llegaba a casa, o esperarme dormida en el sofá de la sala hasta que me veía y solo así se iba a la cama.
Pequeñas cosas que ignoré durante años y me dieron miedo de perder ahora. Suena egoísta, puede que incluso más que eso, un tanto hijo de p%ta de mi parte, pero no estoy listo para perderla.
Me tomo unos minutos para admirarla. Solo cuando noto que esto se está tornando extraño camino hacia la pequeña sala. Enciendo la televisión para distraerme y también ordeno el desayuno.
Tengo demasiado trabajo acumulado así que me tomo el tiempo de hacer algunas llamadas a la empresa para saber cómo va todo, poniéndome al tanto de la situación en que Nick está intentando dar órdenes cuando ya dejamos en claro que él no es más que un simple empleado como los demás.
Cuando cuelgo, porque llegó lo que ordené, intento calmar las p$rras ganas de enviarle la carta de despido. No me importa el contrato, o la mi%rda legal que se nos venga encima, sin embargo, sé que a mi esposa si le importa y por eso dejo este tema para después, cuando esté consciente.
Dejo que el empleado del hotel dejé el desayuno a un lado de la mesa, está saliendo cuando mi móvil comienza a sonar de nuevo y esta vez de una forma insistente. Apenas cierro la puerta, voy a tomarlo, quedando confundido al ver que se trata de mi abogado.
Por una mirada a mi esposa noto que sigue durmiendo, por lo que me encamino al balcón para poder hablar con calma. El aire me golpea el rostro al salir, la temperatura distinta a la de Nueva York me hace sonreír al notar que soy una persona de verano y no de invierno como siempre pensé.
“Hola, amigo ¿Qué pasó? ¿Algún problema con la empresa?”, pregunto, sonriendo al ver que incluso siendo algo tarde, las personas se toman el tiempo de ir a la playa.
“Adam, lamento llamarte para darte esta noticia. Fui a tu casa a buscarte, luego a la empresa, pero me dijeron que no estabas ahí y que no llegarías pronto, pero…”.
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