Esposo infiel
Capítulo 64

Capítulo 64:

Está tan molesto que ni siquiera mira a Nick quien está casi a mi lado, sino que mantiene su mirada puesta en mí solamente.

“Oye, solo decía, no quería que…”.

“Vete, Nick”, le corta sin voltear.

Trago grueso, asintiendo hacia Nick quien parece esperar a que le dé el ok antes de soltar el aire que al parecer tenía contenido.

Mira a mi esposo con cierta desconfianza, pero termina saliendo de la habitación y yo no hago más que mirar a Adam quien parece de todo, menos mi amigo en estos momentos. No sé por dónde empezar, solo sé que debo hacerlo así que apenas se cierra la puerta, lo enfrento.

“Mira, tampoco es que me importe lo que pienses, pero no iré a prisión por algo que otros hicieron. No sé qué mi%rda vas a pensar, pero…”, aclaro con firmeza.

“Lo sé”, responde.

“No pienso cargar con esto porque no tuve nada que ver y… ¿Qué sabes?”, digo.

Suelta un suspiro, observando hacia la puerta y luego, como si alguien estuviera persiguiéndolo, baja las persianas de la habitación quedando como todo un psicótico. La verdad es que su actitud si es un poco extraña.

“¿Qué tienes?”, pregunto.

“Shh… espera un minuto”, pide, observando a través de la persiana. De verdad, está psicótico.

“¿Tienes un episodio de locura? ¿Aquí es donde me asesinas por haber arruinado tu vida?”, pregunto ya molesta.

“¿Qué? ¡No! Solo quiero ver una cosa”, admite.

Frustrada y confundida, me quedo en mi lugar por varios minutos esperando a que él reaccione. Sea como sea, necesita calmarse un poco porque de otra forma, terminará con un sedante como yo el día de ayer.

Finalmente se voltea, soltando un suspiro. Veo en su expresión que algo cambió, pero no logre descifrar qué es porque hace unos momentos, parecía odiarme y ahora…

“No creo que tú lo hayas hecho, Ava”, admite, dejándome sorprendida.

“¿Por qué fingiste frente a Nick? No entiendo”, digo.

“Vaya, creí que después de planear semejante venganza contra mí, serías un poco más desconfiada, pero veo que no”, comenta.

Sacudo la cabeza.

“No estoy entendiendo nada de lo que dices ahora mismo ¿Qué tienes? ¿A qué vino ese espectáculo?”, admito, soltando un suspiro.

“Sé que el ataque no fue tu culpa y sé que no lo planeaste”, traga grueso, observándome con una expresión completamente seria.

“¿Y Nick qué tiene qué ver con esto?”, pregunto.

“Es lo que voy averiguar ¿No te resulta nada raro que sea el primero en venir? Ava, los medios saben del atentado, pero no dónde nos tienen”, dice, convencido de que tiene algo que ver.

“¿No crees que llamó a mis padres para preguntarles?”, frunzo el ceño.

“¡Él tiene algo que ver! ¡Y Kim también, estoy seguro!”.

“De tu loca noviecita lo entiendo, pero ¿Nick? ¿Él por qué siquiera querría hacernos daño? Me ayudó cuando lo necesité y…”, ruedo los ojos.

Cruza los brazos sobre su pecho.

“Y quiso convencerte de dejarte. Te besó, Ava, te confundió y quiere hacerte creer que lo hace porque está interesado en ti, pero…”, dice con firmeza.

“¿Acaso no crees que pueda estar interesado en mí? ¿Te resulta eso demasiado extraño?”, alzo la mano, deteniendo su discurso.

“¡Claro que no y no es a lo que me refiero! Pero, tuvo años para acercarse a ti, tuvo años para regresar y no lo hizo. No es como si yo controlara toda la ciudad o el país. Pudo regresar si de verdad quería conquistarte, ¿No te resulta raro que quiera aprovechar la situación de estos momentos?”, reniega.

“Yo creo que estás perdiendo la cabeza, pero me alegro que no pienses que yo tuve algo que ver”, suelto un suspiro.

Juro que con eso rebalsaría mi vaso.

“Te demostraré que tiene algo que ver, lo juro, y… yo también me alegro que no estés involucrada en esto”, bufa, claramente molesto.

Frunzo levemente el ceño. Sin quitarle la mirada de encima, noto que camina hasta el borde de la cama donde estoy sentada, también descansado su cuerpo a los pocos segundos.

Inspecciona mi herida y yo las suyas, sintiéndome terrible de que esto esté sucediéndole, más que nada porque sé que una simple roca pudo haber terminado con su vida en nada más que segundos.

“¿Crees que sería capaz de hacerte un daño semejante?”, susurro, solo para nosotros.

Creo que es algo inconsciente de su parte, ya que estira la mano, acariciando mi frente levemente.

En cualquier otro momento me habría alejado, y quiero culpar a la situación, el hecho de que viví un momento traumático al verlo herido de semejante manera y que es el shock el que me tiene tan sensible, pero… aunque no quiera, es el sentimiento de mi%rda que tengo guardado bajo una llave demasiado segura en mi pecho, el que está intentando salir a toda costa, aunque mantengo la mano firme con la llave lista para colocar otro seguro de ser necesario.

“No podrías hacerme daño, Ava. Y lo sé, porque yo tampoco sería capaz de hacerte algo como esto”, responde con seguridad.

“Quizás no de forma física, pero sí me hieres, Adam. Lo hiciste durante mucho tiempo”, trago grueso, bajando la mirada, alejándome de su toque el cual de repente, quema.

“¿Podemos dejar eso de lado? Quizás concentrarnos en…”, suelta un suspiro, buscando mis ojos.

“¿En qué? Si de seguro es la loca de amante que tienes quien está detrás de todo esto”, digo.

“Ex amante, Ava. Ex”, dice.

“Eso es lo que tú afirmas”, ruedo los ojos.

“¡Es lo que es! De verdad, después de todo esto ¿No confías en mí? Dejé que arruinaras mi vida, Ava, porque la verdad es que poco me importa si no te tengo a ti”, espeto.

Su revelación me tiene sin cuidado y puede que suene mal, pero estos acercamientos, donde siempre intenta hacerme creer que todavía me ama, que siente algo por mí, no son más que tácticas para confundirme pues quien engaña una vez, lo hace siempre, sin importar cuanto tiempo intente cambiar y él no será la excepción.

El amor que dice tener por mí, su necesidad de tenerme es solo eso, necesidad, porque no me echaba de menos cuando estaba con Kim y mucho menos cuando rechazaba mis llamadas para poder quedarse con ella más tiempo.

Aquella realidad, donde a fin de cuentas siempre me ignoró, me hace poner los pies sobre la Tierra y terminar por alejarme de él, por completo.

“Enfoquémonos en esto, por favor”, digo, caminando por la habitación.

No me responde, al menos por unos segundos hasta que con un suspiro se voltea para mirarme a la cara.

“¿Planeas darle una oportunidad?”, pregunta.

“¿A Nick? Pues, no lo sé. No quiero hombres en mi vida, Adam, no después de lo que pasé contigo y es muy probable que me quede sola el resto de mi vida mientras tú sigues con la tuya como si nada”, espeto.

“¿Por qué siempre tienes que lanzarte sobre mí? ¡Dejé que hicieras pedazos mi vida, Ava! No me entrometí, jamás dije nada y convencí a Kim de no poner una denuncia en tu contra por haber sacado ese video de la luz, porque te aviso que es un delito, por si no sabías”, sacude la cabeza.

“No podrían probar que yo lo hice”, me encojo de hombros, regresando a mi caminata.

“Ava…”.

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