Esposo infiel -
Capítulo 53
Capítulo 53:
“Hizo lo mismo conmigo. Sé diferente. Aprende a soltar, Ava, porque te prometo, que cuando decidas ver más allá de tu venganza hacia Adam, te darás cuenta de que hay más de una persona que quiere darte el amor que te mereces”, dice.
Y entonces sucede, él planta sus labios sobre los míos y yo ni siquiera me muevo porque es la primera vez, en mucho, mucho tiempo que tengo a otra persona besándome.
Estoy de piedra, no puedo hacer nada y agradezco que el beso sea como de amores de secundaria, apenas un roce, porque de otra forma no sabría que más hacer. Así como tampoco sé qué hacer cuando un suspiro ajeno a nosotros se escucha, y es que, sin alejarme, sé de quién se trata.
Me alejo de Nick quien no baja la cabeza ni se mueve de lugar, así como yo. Desde mi lugar veo a Adam, con su rostro demacrado y sus ojos cristalizados observando la escena.
“Vine a ver si… sí estabas bien y veo que sí. Lamento la interrupción”.
Apenas la puerta se cierra, no sé cómo sentirme. A mi alrededor suceden muchas cosas, muy deprisa y sin mucho tiempo para acostumbrarme por lo que, cuando volteo a ver a Nick, no soy capaz ni siquiera de decir una palabra.
Ahora veo que el plan siempre fue tener una cita, no hacerme compañía, lo que me hace pensar.
“La cena, las palabras que dijiste, todo esto…fue porque sabías que él estaba aquí también ¿Cierto? No hace falta que responda pues baja la cabeza. Esa es la única respuesta que necesito para terminar de alejarme de este hombre que ahora mismo, no hizo más que convertirme en alguien como Kim, como Adam”, con el ceño fruncido lo miro.
Enfurecida con él, conmigo por no reaccionar y con Adam por no haberse largado a la casa, me pongo de pie alejándome.
“Estaba saliendo cuando vi que se quedó en el coche, creo que esperándote. Y me vio, entonces me quedé y aproveché un momento para fingir que me iba, compré la comida, vine a verte y sabía que subiría”, digo.
“Lo siento, pero tenía que tener un propio de su medicina”, dice.
“Eso no te correspondía decidir. Esta es mi venganza, mi matrimonio y lo último que quería era convertirme en alguien como él. Tú me hiciste eso, acabas de convertirme en una infiel”, sacudo la cabeza.
“Solo fue un besito, casi nada”, rueda los ojos, soltando un suspiro.
“¡Es engañar!”, grito.
“No, Ava, no es lo mismo. Lo nuestro fue un simple beso, lo de él fue…”.
“Sé lo que fue. Se lo que hice y créeme que se merece lo que sea que esté sintiendo, pero no era el momento y no te correspondía a ti decidirlo”. le corto, intentando no sacar mis instintos más bajos con el porque lo único que hizo, hasta este momento, fue ayudarme
Alza ambas manos, poniéndose de pie, también. Se nota que no está para nada conforme con mis palabras, mucho menos con mis acciones, pero existen momentos para ciertas cosas y en definitiva, ese no era el correcto para el beso.
“Bueno, lo siento, pensé que todavía querías vengarte”, dice.
“Y lo quiero. Pero no jugaré con tus sentimientos”, admito.
“¿Quién dijo que tuviera sentimientos?”, espeta.
Suelto un suspiro. No hago más que mirarlo y es que con el tiempo que pasamos juntos, comencé a estudiar cada uno de sus gestos de forma inconsciente. Sé cuándo está mintiendo, incluso cuando se miente a sí mismo, como ahora. A los pocos segundos, es su turno de suspirar, bajando la mirada.
Posa ambas manos en sus caderas, el silencio nos está abrazando y no pretendo decir nada más hasta que admita que lo que hizo, no fue por vengarse de Adam, sino para aprovechar el momento para sí mismo.
“Bien, de acuerdo, puede que me haya aprovechado un poco del momento, pero no significa que mis palabras no hayan sido sinceras. Te mereces el mundo entero, Ava. Estás en tus mejores años y los estás desperdiciando en una venganza que ya terminó. Su carrera está detenida, su buen juicio, incluso su gusto está en tela de juicio porque nadie entiende cómo teniéndote a ti te engañó y está bien, pero tienes que aceptar que se terminó”, dice al fin, mirándome a la cara.
“Tengo que pensarlo, es demasiada pronto”, niego con mi cabeza.
“Sé que quieres dejarlo en la lona, cariño, pero no te das cuenta que todavía lo quieres y cuando des ese golpe final que lo dejará sin nada, te arrepentirás porque no estás siendo coherente, ni siquiera justa, Ava. Sé justa contigo, date cuenta que tu cuerpo, mente y corazón, ya tuvieron demasiado de esto y quizás cuando decidas que es mejor soltar, puedas tomar una decisión al fin”, levemente sonríe.
“¿Y si quiere regresar con Kim?”, trago grueso.
“Déjalo hacerlo, que se tengan, que sean miserables juntos porque es lo que merecen, y así quiera regresar contigo tienes que mantenerte fuerte”, responde.
“No podría soportarlo”, admito, con la voz rota de tan solo pensar en que algo como eso pueda llegar a pasar.
“Claro que podrás, y verás que cuando dejes de pensar en él, te enfocarás en ti y otras cosas vendrán a tu vida. Quizás viajes, más trabajo, más amor”, dice.
“Entonces lo que dijiste es cierto”, clavo la mirada en él.
“Cada palabra ¿Quieres que lo repita? En mí, Ava, siempre hubo interés por ti porque eres una mujer excelente, trabajadora, honesta y demasiado preciosa para cualquier hijo de p%ta como yo y puede que no te merezca, pero quiero intentarlo y cuando tú decidas que es momento de seguir, yo estaré ahí para ti, ya sea para acompañarte en tu ascenso o para subir contigo a tu lado”, dice, sin tapujos, acercándose a mí a pasos lentos, pero demasiado confiados
Termina frente a mí y como dije, no quiero convertirme en una infiel como Adam, por eso cuando intenta darme un beso le corro la cara para que termine besando la comisura de mis labios.
“Puedo esperar el tiempo que sea necesario, preciosa, porque al final, serás tú quien me rogará porque te bese”, sonríe al alejarse.
“No creo que llegue ese momento”, sacudo la cabeza.
“Ya verás que sí. En fin, nos vemos mañana, y deja de beber que tenemos reuniones importantes”.
Suelto un suspiro cuando toma sus cosas y se marcha, cerrando la puerta de mi oficina. Cuando quedo en la soledad de estas cuatro paredes, mi mente no deja de trabajar en lo que sucedió, en cómo los hechos fueron tomando su lugar hasta terminar convirtiéndose en esta mi%rda donde tengo que pensar demasiadas cosas.
Á pesar de saber que no quiero convertirme en Adam, ese mero roce de labios no significó nada, porque apenas su boca tomó la mía, instintivamente pensé en mi esposo y ese es mi maldito problema, que sin importar cuánto tiempo pase, creo que Adam siempre estará aquí metido, como un virus implantado en mi cerebro incapaz de permitir que razone como se debe.
Me lanzo al sofá, olvidando por completo la comida que yace sobre la mesa del escritorio. Mi mente no deja de trabajar, pensando en cómo lo habrá tomado Adam.
Seguramente se molestó de que otro esté tomando lo que se supone que es suyo, pero él jamás quiso ocupar. Antes de saber de su amorio, ni siquiera era capaz de darme un beso decente, ni siquiera de despertar en mí interés al menos, solo… era su compañera de piso.
De inmediato regreso al video donde están c%giendo en la oficina. Cuando le pedí al de seguridad que me enseñara los videos, me dijo que desde hace tiempo que tenía prohibido, por mi esposo, el tener esa cámara bajo vigilancia, aunque las grabaciones se guardaban, por eso los encontré.
Y me dolió, me jodió, pero tuve que aguantarme toda la mi%rda que estaba pasando dentro de mí porque sabía que, de explotar, todo se iría al carajo y entonces me guardé lo que sentía.
Así hice con cada uno de sus acercamientos, sabiendo que me dolían, intentaba no pensar en ellos, aunque inconscientemente era lo único que tenía en mente.
Incluso ahora que sé que Adam salió de aquí enfadado, lo primero en que pienso es en que fue a buscarla y quizás tenga razón, puede que esté c%giendo con esa chica en estos momentos, y tal y como dijo Nick, tengo que aceptar que así le quite todo, sus sentimientos siguen estando ahí y estarán por mucho tiempo.
Él la ama. Lo noté la primera vez en que vi de frente cómo la miraba, Con deseo, con pasión, incluso podría decir que admiración también. Y a mi jamás me miró, ni siquiera con cariño.
Cuanto más tiempo paso a solas con mi mente, más repito los momentos previos en mi matrimonio e incluso antes de casarme, donde Adam ni siquiera parecía estar emocionado por nuestra boda porque de todo se encargaron los organizadores y yo.
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