Esposo infiel -
Capítulo 50
Capítulo 50:
“Lamento todo esto, de verdad”, suelto un suspiro, agotado de la mi%rda que me está tocando.
“Lo entiendo. ¿De verdad había terminado su aventura?”, se encoge de hombros.
Me sorprende su pregunta, pero asiento.
“Sí. Lo había terminado y no tengo planes ni siquiera de divorciarme. Esta oportunidad lo es todo para mí y en serio necesito que ella me perdone, porque no sé qué haré si decide que divorciarnos es lo mejor”, respondo.
Mis palabras al parecer lo sorprenden.
“Bueno, es bueno saber eso, que estás arrepentido”, comenta.
Echo la cabeza hacia atrás, buscando un poco de paz mental. No sé cuánto tiempo pasa entre que estamos solos. Ninguno dice una palabra, no nos miramos y creo que es genial tener este momento para pensar en si realmente el divorcio me parece tan malo ahora cuando lo estuve pensando mucho tiempo.
¿Por qué me esfuerzo tanto porque Ava me perdone? ¿Por qué siento ansiedad de solo pensar que ella podría ser libre para casarse con otro hombre? Creo que jamás me enamoré de ella porque nunca le puse empeño, porque cualquier hombre se enamoraría de esta mujer apenas verla.
Con cada minuto que pasa comprendo lo idiota que he sido, y cuando ella ingresa en la habitación con lágrimas en sus ojos, las mejillas rojas al igual que la punta de su nariz e incluso sus labios, recibo el primer impacto de la realidad de lo que está sintiendo, Ava está destruida, por más frialdad que quisiera tener, está destrozada y es toda mi culpa.
“Lamento eso. Yo, necesitaba un poco de aire. ¿En qué estábamos?”, susurra.
Toma asiento a mi lado de nuevo y esta vez no contengo el impulso de acariciar su espalda, dándole un poco de consuelo al menos.
“Lo lamento”, digo, siendo completamente sincero.
Ambos nos embarcamos en un duelo de miradas donde ninguno de los dos quiere desviarse, hasta que escuchamos un fuerte suspiro. Nos giramos para darnos cuenta de que nos están mirando, tomados de las manos.
Ava es la primera en alejarse.
“Esta situación es demasiado pública y jamás pensé que nos afectaría tanto laboralmente. Muchas gracias por venir y darnos sus razones personalmente. Espero que la persona a quien le entreguen el proyecto sepa llevarlo como ustedes querían”, comenta, sacando las cartas.
Los Señores Paulson se miran entre sí.
“Quizás…”, dicen entre ellos.
“Puede ser sí…”.
Se embarcan en una conversación en un tono de voz demasiado bajo. Ni. Ava ni yo y comprendemos lo que dicen y creo que para este momento ella se ha dado por vencida, de no ser porque ambos se voltean a vernos con una leve sonrisa.
“Lamentamos eso, pero estábamos discutiendo de que quizás, podrían convencernos de que quieren este proyecto como una base para salvar su matrimonio”, espetan.
“¿De qué hablan?”, frunzo el ceño de inmediato y creo que no soy el único
“Se nota que entre ustedes hay demasiado amor, lo vemos y de verdad sentimos su arrepentimiento, así como las ganas de Ava de poder salir adelante por lo que… el proyecto será suyo si nos acompañan en un viaje a Miami de una semana, donde celebraremos la renovación de nuestros votos matrimoniales en un mes”, explica.
“Creo que, si ven una boda, recordarán los motivos que los llevaron a convertirse en marido y mujer en primer lugar, y seguramente, volverán a caer el uno por el otro”, Kelly sonríe.
Sacudo la cabeza.
“Lo siento, no entiendo. ¿Si regresamos como pareja nos darán el proyecto? ¿Qué pasará si ese viaje no sirve de nada y acabamos divorciándonos?”, Ava responde por mí.
“Entonces esa será su decisión, pero al menos lo habrán intentado, pero el proyecto seguirá siendo de ustedes. Aunque solo, si acceden a ir a este viaje con nosotros”, menciona la esposa.
No tenemos más opción que aceptar. Ava está enloquecida por este proyecto y les juramos que iremos a ese bendito viaje que, para mí, es una oportunidad de realmente hacer las cosas bien por lo que me viene perfecto, sin embargo, cuando ellos cruzan la puerta de casa, se nota que lo de mi esposa no fue más que actuación porque esa frialdad regresa.
“No tenías por qué acariciarme”.
“Lo lamento, pensé que…”, asiento.
“¿Qué de verdad sufría? ¿Crees que nos habrían dado esta oportunidad de no ser porque le lloré a Kelly en la cocina? Por favor, despierta, Adam, estas lágrimas no fueron más que una mentira. Quiero ese proyecto, así que serás un buen chico, fingirás que de verdad queremos esa nueva oportunidad y apenas tenga el proyecto, me lo darás. Te retirarás del juego, Adam, esa será tu libertad”, dice con una ceja en alto.
“¿Quieres decir que apenas tengas el proyecto me pedirás el divorcio?”, le digo.
Da unos pasos hacia el espejo, limpiándose el poco maquilla corrido que tiene en el rostro debido a las lágrimas que derramó como parte de su teatro para finalmente, voltearse hacia mí, con esa dura expresión con la que me mira desde el momento en que supo que tenía a otra mujer.
“Digo, que ese proyecto, es lo último que quiero de ti”, dice.
POV Ava.
Guardo los papeles que necesito revisar en casa, me preparo para salir y tomo las cosas necesarias como ser mi móvil, mi cartera y lentes de sol. Camino hacia la salida de la oficina, los empleados también están el horario de salida y estoy cerca del ascensor cuando veo a Adam detenerse a mi lado.
Desde aquella conversación en casa, tuvimos que aceptar que estamos destinados a quedarnos juntos al menos hasta que pase la renovación de los votos de Paulson. Quiero ese proyecto a como dé lugar, siento que lo necesito, pero la maldita presión de saber que lo mío con Adam será de nunca acabar, me tiene mal desde hace días enteros.
No he sido capaz de dormir mis ocho horas diarias. Duermo tres y me levanto porque el sueña pasó y es que he desarrollado una ansiedad de sueño terrible, la cual me ha pasado factura con las ojeras que se han comenzado a notar bajo mis ojos. Por eso las gafas.
Otra cosa que me tiene mal es la presión mediática. Pensé que apenas se enteraran que íbamos a reconstruir el matrimonio nos dejarían en paz y sé que es mi culpa, pero no soy capaz ni siquiera de salir a tomar aire en mi propia casa sin salir en las portadas de medios y chismentos.
Mi vida personal se ha convertido en el foco principal de los medios de comunicación, sumada a la presión de saber que siguen a Kim y a mi esposo también. Sé lo que hacen de sus vidas, sé que se reunieron hace poco y eso… eso terminó por destruirme.
Si bien fue una reunión, fue algo de cinco minutos según reportaron los medios, pero fue algo que él no confesó, pero sabe que yo sé porque fue titular en todos los malditos lados.
Desde entonces no hemos hablado sobre absolutamente nada. La misma rutina, la monotonía de saber que soy una prisionera en casa y en la oficina, me está quitando años de vida. El único lugar donde encuentro algo de consuelo es el alcohol, algo que convertí en un hábito, para mi mala suerte.
“¿Lista?”, pregunta él, sin siquiera mirarme.
Es aquí cuando me pregunto ¿Estoy lista para pasar dos años de la misma manera? Tengo fe en que el proyecto de Miami será nuestro. Sé que tendré la posibilidad de probar que todo el trabajo duro no fue solo gracias a Adam sino también a mí, pero eso significaría tener dos años más de esto y ¿Estoy lista?
De repente tengo un nudo en la garganta. Los ojos se me cristalizan, no puedo ni siquiera respirar y antes de tener un ataque de pánico, regreso la mirada hacia mi oficina sabiendo que lo único que necesito, es quedarme ahí.
“¿Qué haces? Ava…”, pregunta.
No quiero responderle, no puedo. Camino apresurada pasando a las personas a mi alrededor, choco contra el cuerpo de Nick quien tiene que sostenerme de ambos brazos para evitar que caiga.
La sonrisa que trae, se desvanece por completo al verme a la cara.
“¿Qué va mal?”, susurra.
Ni siquiera a él le puedo expresar lo que siento, con palabras. Termino negando con mi cabeza, alejándome de su toque. Ahora mismo no puedo ni siquiera controlarme.
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