Esposo infiel
Capítulo 46

Capítulo 46:

“Tenemos idea de quién hizo público todo este supuesto, hubiera deseado saberlo en privado para pensar en cómo sobrellevarlo, pero lo hecho, hecho está y ahora mismo solo nos queda afrontar las consecuencias. Y sobre esa muchacha, prefiero no responder”, ella baja la mirada, respirando profundamente.

“Señor Byrne, una fuente cercana me aseguró que su relación no fue una aventura de poco tiempo, como intenta hacernos creer, sino que fue una relación de tres años con una joven llamada Kimberly, quien es estudiante en la universidad todavía”, me dicen.

“Sin comentarios”, niego con mi cabeza.

Él se ríe de mí. No puedo responder a eso porque no sé cómo, y hacerlo sería hundirme más así que prefiero no dar ningún comentario al respecto. Ava me mira y sé que es momento de mi gran final, uno que preparó demasiado bien.

“No puedo responder a eso, pero sí puedo asegurarles una cosa. Acepto los errores que he cometido. Pido perdón, de corazón, a cada persona afectada por mis acciones, pero más que nada quiero pedir disculpas a mi esposa”, digo, mirando al frente, recordando a la perfección cada palabra que Ava escribió

“Cometí muchos errores, te fallé, pero ante todos te prometo, cariño, que a partir de hoy haré todo lo que esté en mis maños para remediar el dolor que te he causado. Jamás, podré tener a otra mujer tan maravillosa como tú y solo quiero que me des una oportunidad para demostrarte, que podemos salir adelante y que esta situación no será más que una piedra en nuestro camino, del cual todavía nos queda mucho por recorrer”, tomo su mano.

“Me esforzaré por hacerte feliz, amor mío”, digo y con una sonrisa tierna y los ojos cristalizados, ella entrelaza nuestros dedos

Con sus ojos en los míos, noto por el rabillo que hay alguien fuera de la sala. Kim está de pie, oculta entre las cortinas, observando todo con un llanto incontrolable. Es aquí cuando Ava viene hacia mí, posando sus labios en los míos, en un casto beso con sabor a nada.

“Queremos agradecerles por venir hoy. Como dijo mi esposo, vamos a trabajar en nuestro matrimonio buscando resolver esto y dejarlo en el pasado así que, agradeceré eternamente a los medios si nos dan un poco de espacio. Es una situación triste y demasiado pública, y ciertamente, nos queremos enfocar en salvar el amor que nos tenemos. ¿No es así, amor?”, dice.

Clava su mirada en mí

“Si, cariño. Así es”, digo.

POV Ava.

Tras una semana, el escándalo se ha vuelto incluso más grande de lo que parece. Los medios no perdonan ni a Adam ni a Kim y yo he quedado como víctima, justo como quería.

Adam tampoco se ha negado a absolutamente nada de lo que he pedido. Hemos dado una entrevista a una revisa de chismes donde aclaramos algunas cosas.

Nos tomaron fotografías, intentamos parecer una pared, pero al final incluso en las fotos, se notan los kilómetros de distancia que hay entre él y yo.

Creé un abismo y lo entiendo, pero no estoy segura de querer que sea de esa forma. Pensé que esta venganza me ayudaría y solo me cree más problemas. Tengo dolores de cabeza recurrentes, pienso todo el tiempo en que cuando no está conmigo está con ella, sea donde sea que haya ido a parar, y para colmo, comencé a beber con mayor regularidad.

Se siente jodido estar tan jodida por alguien que disfrutó joderme. No sé si se entiende. Me tomo una píldora, rogando porque surte efecto en los dolores corporales que tengo ahora mismo, mientras me recuesto en la silla de mi escritorio.

Las noticias están puestas a todo volumen, la imagen de Kim abandonando una casa, vaya a saber de quién, es todo lo que veo. Los medios no la han dejado tranquila e incluso pierde clases en la universidad a la que asiste porque los paparazzis irrumpen en la clase para tomar fotos de ella.

Están interesados en la pequeña z%rra de Adam y así como la atosigan a ella, también lo hacen con él. Le han impedido tener una vida normal y ni siquiera puede ir al gimnasio.

Medios nacionales lo catapultaron como el infiel del año y apenas puede venir al trabajo, mientras que de mi han pasado los obstáculos que atravesé, los premios que gané e incluso la mujer que soy, admirando mi belleza e inteligencia, preguntándose cómo demonios fue capaz de engañarme.

No digo que esté bien, pero es lo que se buscaron. Quien riendo las hace, llorando las paga y vaya que la he visto llorar estos días. Supongo que ese es el motor que estuve esperando toda la semana, verla llorar.

Estoy a punto de cerrar los ojos un minuto, cuando unos golpecitos se sienten en la puerta de mi oficina.

“Adelante. Ava Dawson, ¿En qué puedo ayudarles?”, digo con fuerzas.

Al poco tiempo ingresan dos personas con trajes, dos hombres para ser más exacta. Me pongo de pie para recibirlos, estrechando sus manos.

“Pietro Polansky”, dice uno.

“William Case”, el otro.

Indico que tomen asiento. No tengo idea de quiénes son estos hombres, a decir verdad, jamás los había visto por aquí o en cualquier otro evento por lo que tengo curiosidad.

Nick desde la puerta, me pregunta si todo está bien.

“Los atenderé, gracias. Caballeros, ¿Qué puedo hacer por ustedes?”, digo. Espero a que cierre la puerta para volverme hacia los dos hombres que me miran con detenimiento

“Lamentamos tener que llegar sin cita previa, pero supusimos que no se atrevería a rechazarnos dado… el contexto”, dice.

Le sonrío al tal Case.

“No le estoy entendiendo. Nosotros formamos parte del programa de pasantes de la universidad de arquitectura. Somos quienes le dieron esta pasantía a Kimberly Heard”, explica.

Parpadeo al oír su apellido por primera vez. De igual manera, me importa tan poco que sigo escuchando.

“Entiendo. Ahora la pregunta es ¿Por qué me interesaría saber esto?”, pregunto.

El otro hombre, Polansky, me entrega tres hojas. Al principio no entiendo qué se supone que debo de ver, pero cuando presto atención me doy cuenta de que esto, lo que tengo frente a mí, son notas.

“Los pasantes deben de cumplir ciertos requisitos. Ella los cumplía al principio, pero como puede notar, sus notas fueron bajando considerablemente y en la única asignatura que le iba bien, era en la pasantía. Sus notas son grandiosas aquí, se supone que debe de haber aprendido algo, pero cuando le hicimos un test rápido, comenzó a bajar su calidez de estudiante”, continúa.

“Tenemos una carta de su esposo, interviniendo por ella. Nos enteramos de que otros profesores fueron pagados para aprobarla y estamos seguros de que el dinero proviene de su esposo”, comenta.

Suelto un suspiro, alejando la mirada de las notas que, en realidad, son una vergüenza para una mujer que tendría que saber la diferencia entre planos, al menos. Kim no sabe nada, se nota que no ha hecho más que c%gerse a Adam desde el momento en que llegó aquí.

“Ella está con una beca completa, la cual se le será revocada de inmediato. Tenemos aquí una carta documento emitida por la universidad, la cual le comunicará su inmediata expulsión de la institución”, dice Polansky

“¿Van a echarla porque c%ge a mi esposo?”, frunzo el ceño.

“No, Señora, ese es otro hecho lamentable y no queríamos involucrarla en este asunto, pero dado que todo se está haciendo público, la directora de la universidad pensó que sería mejor si le diéramos nuestras razones para que despida a la Señorita Heard. Ella ya no pertenece a la universidad y no tiene razón para quedarse aquí como pasante, a menos que usted decida lo contrario, ya que podría contratarla para…”, dice.

“¿Puedo saber qué hacen aquí en realidad? Porque entiendo que quieran dejarla sin la beca, sin la pasantía y echarla de la universidad porque claramente es una inútil e incompetente, mi pregunta aquí es ¿Qué tengo que ver en todo esto?”, sacudo la cabeza.

“Los profesores que fueron comprados, están dispuestos a devolver el dinero que se les dio a cambio de una buena nota, además…”, ambos se miran entre sí.

“No me interesa el dinero, que se lo queden ¿Algo más?”, le corto.

Case carraspea.

“Entiendo que es una situación difícil, pero tiene que entender que la universidad no tiene nada que ver. Los medios están hablando de que no tenemos prestigio y que no cumplimos con nuestro propósito de prestar atención a quienes están como pasantes, y la verdad es que ha comenzado afectarnos”, dice con firmeza.

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