Esposo infiel
Capítulo 45

Capítulo 45:

POV Adam

“¿Esta es tu forma de mantenerme controlado?”, me carcajeo levemente, observándola con una ceja en alto.

Sigue dándome la espalda.

“C%gías en la oficina del trabajo así que no creo un simple viaje en coche te detenga de hacer lo que quieras con tu vida. Por cierto, asegúrate de que tu novia esté en el trabajo hoy”, dice.

“No es mi novia, Ava, lo sabes bien”, ruedo los ojos.

“Asegúrate de que vaya a trabajar”, se voltea, clavando sus ojos, duros como piedras, sobre los míos.

“¿Y es que pretendes humillarla ahí también? Ava, quizás ni siquiera quiera ir, no puedes…”, digo.

“Tiene un contrato y debe cumplirlo, de otra forma la demandaré. Que vaya. Hoy es importante y tiene que tomar notas”, asegura con firmeza.

“Notas, sí cómo no. ¿Qué planeas con ella?”, bufo, molesto.

Alza una ceja, bebiendo un sorbo de su café.

Como dije antes, se nota que el rencor la está consumiendo porque ya ni siquiera luce feliz, y entiendo que no debe de parecer que está en un cumpleaños todo el p%to día, pero ya no tiene ese brillo en sus ojos.

“¿Te importa? Dices que no es tu novia, así que no veo…”.

“No es mi novia, pero es buena persona”, digo.

Se encoge de hombros.

“Yo también lo era, y ambos me hicieron mi%rda. No intentes tomarme por idiota. Toma tus cosas que salimos en cinco minutos”, gruñe, claramente molesta. Deja la taza, se come su hueve revuelto con apenas una tostada y se voltea hacia mí de nuevo.

Me digo a mí mismo que no quiero discutir con ella. Ava la está pasando mal, siempre supe que enterarse de mi infidelidad la iba a hacer mi%rda, pero jamás pensé que la haría de piedra.

Tomo lo que necesito, esperándola en la entrada de la casa. Al poco tiempo llega con su bolso y una carpeta en mano, ambos salimos encontrando la camioneta rentada esperando en la puerta y nos deslizamos dentro, pidiendo que nos lleve a la empresa.

Reviso que nada me falte y encuentro la tarjeta de mi nueva cuenta de banco, según Ava. Si bien, algunas cosas que compré para Kim sí lo hice con la cuenta conjunta que teníamos, no significa que no haya devuelto el dinero porque sabía que aquello estaba mal.

Ava jamás lo supo, pero mis inversiones también están bien. Siempre supe que mi padre malgastó el dinero en porquerías, así que el primer año de casados, tomé lo poco que tenía de mi herencia y lo quintupliqué al segundo año.

Ella jamás supo cuánto tenía en realidad de su propia herencia, y aunque la división que hizo fue injusta, no reclamé absolutamente nada porque tengo mi dinero en otro lado, en otra cuenta, una de la que no tiene idea e incluso esa cuenta podría darle si con eso consigo que me perdone o que al menos, lo tenga en mente.

Guardo es tarjeta que no contiene sino el inicio de mi inversión y me enfoco en la ventanilla, la cual agradezco que sea pintada porque apenas pasamos las primeras rejas, una ola de periodistas chocan contra el vehículo esperando tener alguna fotografía de alguno de los dos.

Ava está tranquila, tiene que estarlo porque es lo que provocó, pero a mí me preocupa la cantidad de personas que están rodeando el vehículo impidiéndonos el paso. Los equipos de seguridad tienen que interferir para que podamos avanzar un poco hasta que finalmente somos capaces de tomar la carretera.

Suelto un suspiro. Sé que eso no fue más que una demostración de lo que podría estar pasando en la entrada de la empresa ahora mismo, y a sabiendas de la conferencia, todos querrán tener una fotografía de este momento por lo que guardo silencio y me comporto. Lo último que necesitamos es tener una fotografía de ambos discutiendo en el coche, así que miro por la ventanilla el resto del viaje.

Para cuando llegamos a la empresa, la cantidad de reporteros y paparazzis es impresionante. Ni siquiera cuando nos casamos fuimos tanta tendencia como ahora.

El chófer nos dice que tendrá que rodear la empresa y entrar por el área de servicio para el estacionamiento porque de otra manera no tendría cómo avanzar, así que una vez que estamos dentro, subimos hacia el piso de nuestras oficinas en completo silencio por el ascensor.

“Seguramente los medios ya estarán en la sala de conferencias así que intenta no tener esa expresión”, me indica.

“¿Algo más?”, suelto un suspiro.

“Si. Si Kim está ahí, no quiero ni que la mires ¿De acuerdo? No quiero fotos, ni señalamientos”, dice, clavando la mirada en mí desde el espejo que tenemos en frente

“Está bien. ¿Otra cosa?”, asiento.

“Te lo diré si se me ocurre algo.

Las puertas dobles se abren enseñando a la oficina. Todos nuestros empleados se nos quedan viendo y dado que ya somos tendencia en todos lados, no me parece poco que se nos queden mirando de esta forma.

Salimos, apenas ponemos un pie dentro noto que todos los ojos están sobre nosotros y ninguno está trabajando, que es para lo que se les paga.

“Pónganse a trabajar”, ladro, agilizando el movimiento.

Ava camina hacia la sala de conferencias la cual se encuentra del otro lado de nuestras oficinas. Apenas camino, siento la mirada de Kim sobre mí y es que le prometí a mi esposa que no voltearía y no lo hago.

Mantengo la cabeza levantada y sigo a mi esposa, quien abre la puerta, enseñando a todos los medios de prensa y televisión que nos están esperando. Ninguno dice nada, pero por las miradas que me lanzan, no soy una de sus personas favoritas, eso queda claro.

Tomo mi lugar después de saludar al aire, en general. Ava se queda a mi lado, ambos nos acomodamos mientras nuestra Gerente de Relaciones Públicas nos dirige los micrófonos hacia nosotros para mayor comodidad.

“¿Están listos? ¿Saben lo que dirán?”, pregunta en voz baja.

Asiento.

“Sí, no te preocupes. Lo tenemos todo controlado ¿Podemos comenzar? Tengo trabajo qué hacer”, menciona Ava.

Suelto un suspiro. Está con un semblante entristecido, eso se nota y me pregunto ahora mismo si no estará actuando o si en verdad esta es la expresión que verdaderamente tiene, y la dura solo es una fachada.

Entonces comienza todo. Nota que las cámaras se encienden, todas apuntando hacia nosotros y es ella quien carraspea, llamando la atención de los presentes.

“Damos por iniciada la conferencia de prensa y antes que nada, quisiera pedirles a todos aquellos que están alojados en la entrada de mi casa, mi trabajo y donde quiera que vaya, que tengan un poco de consideración por el momento que estamos pasando. Decidimos hacer esto para ver si así tenemos un poco de privacidad, y les agradecería bastante que tomaran mi pedido en consideración. Gracias”, dice con firmeza, aunque en un tono bastante leve.

Noto que tiene la devoción de los presentes, el respeto y el cariño porque solo le sonríen, sintiendo lástima por la pobra mujer engañada.

“Señor Byrne, ¿Desde hace cuánto engañaba a su esposa?”, entonces comienzan las preguntas.

Trago grueso.

“Fue una aventura de poco tiempo y estoy realmente arrepentido. El buscar en otro lado algo que tenía en casa, seguramente es lo más estúpido que he hecho a lo largo de los años, pero soy un ser humano. He cometido un error y estoy dispuesto a hacer cualquier cosa para remediarlo. No se creen nada, ni siquiera la otra reportera que levanta la mano”, digo, mirando a Ava.

“Señora Dawson, ¿Están pensando en el divorcio?”.

“No, por el momento no”, Ava niega de inmediato, con una leve sonrisa en su boca.

“¿Irán a terapia de pareja?”, pregunta.

“Es una posibilidad”, responde.

“Señora Dawson, ¿Es cierto que la amante de su esposo continúa trabajando en la empresa? Y también, ¿Tiene idea de quién es el culpable de sacar el video a la luz?”, un hombre levanta la mano.

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