Esposo infiel -
Capítulo 39
Capítulo 39:
Ambos se miran entre sí. Acabamos de ablandarlos, poner en duda todo aquello de lo que se sentían seguros y se siente bien, porque al menos así sabemos que esta es nuestra oportunidad.
“Un plan de cinco años es inconveniente. Creo que podríamos acortarlo a tres”, comento.
“Y derrumbaríamos solo lo necesario. El estilo victoriano casi no se ve en la ciudad, así que cuando la renovación termine, el éxito será descomunal”, asiento, mirándola.
“Sin contar que el presupuesto también bajaría. Claro que no mucho, si compramos cosas de calidad como nosotros acostumbramos, pero por supuesto, esto es solo algo que haríamos nosotros, son ustedes los que deciden. Por supuesto. Es un gran proyecto, espero que sepan llevarlo bien. Y nosotros no tenemos casi tiempo, ni espacio en nuestras agendas así que…”, alienta Ava, dejando que escuchen solo lo que quieren escuchar.
“Pero podrían darnos una cita”, apunta Paulson.
“No lo sé, Señor Paulson. Ese proyecto ya tiene dueño y sería mal visto como colegas aceptarlo después de que diera su palabra de…”, Ava suspira.
“No di palabra de nada, solo acepté su propuesta. Nos agradaría mucho, de favor, si pudieran hacer una propuesta para nosotros. Después de lo que oímos, no queremos correr riesgo de ninguna forma, y creo que su plan se amoldaría más a nosotros”, aclara.
Mi yo interior está saltando de felicidad, aunque mantengo una expresión neutra.
“Lo siento, de verdad, e intentaré hacer algo al respecto. Tenemos muchos proyectos encima ahora mismo, pero les prometo que intentaremos hacer unos bocetos para ustedes”, Ava chasquea su lengua.
“Eso sería genial, querida. Me harías un gran favor. De amiga a amiga ¿Sí?”, la esposa toma la mano de la mía.
Ella le sonríe.
“Está bien, me ganaste. Moveré algunas de mis citas de esta semana, planearé algo junto a mi equipo y en cuanto tenga los primeros bocetos de la propuesta, les haré saber para concretar una reunión ¿Qué dicen?”, comenta riendo falsamente.
“Me parece perfecto, y no quiero meter presión, pero espero que se esmeren porque el proyecto ya es suyo”, Paulson parece tan aliviado que apenas sonríe.
“¿Así de rápido?”, me atrevo a preguntar.
“Hablé con varios clientes que están aquí y todos hablan maravillas de la empresa, del equipo en general. Lamento no haber abierto los ojos antes, pero estoy seguro de que seremos un gran equipo para un gran proyecto”, él se encoge de hombros.
“Entonces tenemos un proyecto entre manos. Eso es grandioso”, asiento, estrechando su mano, cerrando el trato.
“Grandioso es que nuestras esposas hayan coincidido, sino todo hubiera sido un desastre”, bufa, aliviado.
“Concuerdo. Fue una gran coincidencia”.
Observo a mi esposa, se mueve con facilidad en aguas turbulentas y quisiera felicitarla ahora mismo por haber conseguido el proyecto que seguramente nos va a nominar como empresa arquitectónica del año, otra vez.
La oradora del evento nos pide tomar asientos para el horario de la cena, así que nos despedimos. Tomo la cintura de Ava, caminando juntos hacia la mesa.
“Eres fantástica”, le susurro, haciéndola reír.
“No te muestres tan emocionado que podríamos dejarnos en evidencia”, susurra.
Emocionado, tomo asiento a su lado.
Junto a nosotros están nuestros padres, charlando animadamente y creo que lo único que convenció a mis suegros de sentarse aquí, fue el decirles que la chica no saldría en las fotos porque ahora parece no importarles que esté en la mesa. Los empleados contratados comienzan a servir la comida y el ambiente es realmente genial.
Tenemos el momento de paz que siempre buscamos, nuestros clientes y amigos disfrutan de cada uno de los platillos que sirvieron, y al cabo de una hora y media de comer y disfrutar de una charla animada entre todos, la oradora principal, llama a los dueños de la empresa a tomar el micrófono.
En una ronda de aplausos, me pongo de pie tomando la mano de Ava para acompañarla hasta el escenario frente a nosotros. Su vestido y su cuerpo llaman la atención, pero no tanto como la sonrisa que lleva en sus labios, siendo eso y su seguridad, lo más llamativo de esta mujer.
Apenas nos ponemos detrás del micrófono, los aplausos se hacen incluso más sonoros. Y es mi turno de hablar.
“Muchas gracias por eso, y muchas gracias por hacerse hecho el tiempo de poder acompañarnos esta noche tan especial para mi esposa, para mí y para todo el equipo que hay detrás de Doble A Arquitectura”, digo con firmeza sobre el micrófono.
“Con motivo de un año más estando al frente de esta empresa, creada por dos viejos amigos, heredada a sus hijos, realizamos esta fiesta para poder tener a todo aquel que nos ha acompañado desde el primer momento. Agradecemos infinitamente la confianza puesta sobre nosotros en cada trabajo y el apoyo que tenemos de cada mero del equipo, que es igual de indispensable que ustedes, los clientes”, continúo diciendo
Ava da un paso al frente, posándose en el lugar que hace poco ocupé.
“Y antes de pasar a la parte que todos han estado esperando, que es la fiesta. Queremos presentar ante ustedes nuestro último proyecto y a los nuevos miembros de Doble A Arquitectura. Con ustedes, damas y caballeros, tenemos el honor de presentar el Miami Suprime Building”, el público se ríe con ella.
La pantalla detrás de nosotros se ilumina. El proyecto en el que tanto pusimos esfuerzo, tiempo y dedicación, se muestra a los invitados y a toda la tanda de reporteros quienes están tomando fotografías a lo loco.
El diseño de la arquitectura de lo que será uno de los mejores edificios en Miami, está enseñándose en su totalidad. Siento orgullo de esto, de cada paso que dimos, de… ¿Qué demonios es eso?
Con el ceño fruncido observa que la pantalla comienza a hacer una especie de corto circuito. No se ve nada, luego regresa al video que pusimos, pero entonces… un video de mí con Kim, c%giendo en la oficina, se muestra ante el público que no esconde su sorpresa.
A mi lado, Ava se queda paralizada viendo lo mismo que todos los demás, que todas las personas que he conocido durante décadas, y no solo es ese video, sino que también hay otros que van y vienen, cortando la transmisión del video original, robando toda la atención.
La cámara de los reporteros parece que va a prenderse fuego intentando retratar la expresión desconcertada de mi esposa, quien se sostiene el vientre, abrazándose a sí misma, intentando no gritar.
Entonces veo la decepción en su mirada cuando la planta en mí.
Los g$midos de Kim inundan la habitación y sé que todo a mi alrededor es un completo caos, pero solo me enfoco en Ava, quien camina desorientada por el escenario, intentando acercarse a mí. Tengo que sostenerla de los brazos para evitar que caiga, y entonces me mira con desconcierto total.
“¿Cómo pudiste?”, susurra.
Intenta alejarse, pero la tomo del brazo. Siento su nerviosismo, sus temblores en cada fibra de su cuerpo.
“Kim, tú… cariño, puedo explicarlo, solo déjame…”.
“No quiero… yo no… no… no respiro”
Noto que comienza a hiperventilar, los invitados se levantaron de sus asientos y están intentando averiguar qué pasa. Siento el grito de mi suegra detrás, los reporteros tomando cada paso que damos Ava y yo.
“Tenemos que salir de aquí, tenemos que irnos”, digo.
Intento sacar a Ava del escenario aferrándome a sus brazos, intentando moverla, cuando noto que está enfocada en el desastre que hay frente a nosotros.
Las cámaras la captan, todo el momento, incluso cuando hiperventila tanto que acaba por desmayarse en, mis brazos, desatando una ola impresionante de fotografías por segundo, las cuales, de seguro, recorrerán el país en segundos.
Sostengo a una muy desmayada Ava, la gente a mi alrededor se ha vuelto completamente loca y por ahora lo único que quiero, es sacarla del medio de los reporteros que no dejan de enfocarnos.
Pamela, la jefa de Relaciones Públicas de la empresa, pide a gritos a las personas de seguridad que los reporteros sean desalojados. Algunos van a esa tarea, mientras que otros vienen por mí, para ayudarme a salir de la tormenta que me está rodeando.
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