Esposo infiel
Capítulo 28

Capítulo 28:

“¿Es que perdiste la razón?”, pregunta.

“No, se me fue de las manos, pero prometo que lo arreglaré. Solo quería que lo supieras para que no te sintieras como un idiota cuando no entiendas porque su odio hacia ti ahora es más potente, le comento.

“Comienzo a pensar que esto de ayudarte fue una mala idea”, camina de un lado al otro, sosteniendo su cabeza entre sus manas.

“No le des importancia. Si lo convenzo, cosa que sé que puedo hacer, dejará pasar esto también”, digo.

“Ava, ¿Te das cuenta de que quizás arruinaste mi carrera?”, dice.

“Sí, y lo lamento, por eso haré hasta lo imposible para poder recompensarte. De verdad, lo siento, no estaba pensando cuando lo dije, solo… salió de mi boca, nada más”, digo, haciendo un puchero.

Se ríe sin gracia.

“Pues será mejor que lo arregles o todo se irá al carajo. Dos días persiguiendo a esa interesada para que mi parte en esto termine en nada”, amenaza.

“¿De qué hablas?”, es mi turno de fruncir el ceño.

“Hice lo que me pediste, fui a buscar a Kim, la invité a salir y pudimos tener uh almuerzo cerca de su casa, bueno, tu departamento, pero tenías razón, es toda una joyita”, rueda los ojos.

“Tiene que ser una broma”, abro la boca, sorprendida

“No, tengo fotos”, se acerca a mí, entregándome su celular donde claramente puedo ver una fotografía de ambos, almorzando en el restaurante que está a una cuadra del departamento.

Ella parece feliz, a pesar de las ojeras y de que… ¿Está llevando el mismo vestido que tengo yo? Maldita p$rra.

“Arréglalo, Ava, porque me tomé muy en serio mi papel para terminar de vuelta en Londres sin empleo y sin carrera”.

“Lo haré, mientras tanto, ¿Tienes lo que te pedí?”, suspiro.

“Preguntas si me hice pasar por tu esposo para conseguir la cita con el gerente del banco donde tienen su cuenta conjunta? Sí, lo hice. En dos días tienes que presentarte con los documentos para hacer el trámite”, ironiza.

Inhalo profundo, sintiendo una paz interior impresionante ahora que sé que todo se va a solucionar pronto.

“Gracias, Nick, nunca deja de impresionarme tu eficiencia”, le digo.

“Tus halagos no van ayudarme cuando me acusen de acoso e intento de secuestro”, rueda los ojos.

“Lo siento, es algo que solucionaré pronto, por lo tanto, si Adam quiere golpearte creo que tendrás que soportar dos puñetazos, cuanto mucho”, me río.

“¿Golpearme? ¿Quieres que deje que me golpee? Ava, perdiste la razón”, abre la boca.

“¿De verdad? ¿No te dejarías golpear sabiendo que si todo termina bien para mí obtendrás tu pago?”, lo observo con una ceja en alto.

Baja la cabeza.

“¿Es que no soportas dos puñetazos por diez millones de dólares? Por favor, sé un poco más razonable que esto no lo haces de gratis”, espeto.

“Bien, recibiré los golpes, pero no van de gratis, Ava, porque estoy trabajando muy duro para poder darte lo que quieres y mira que no lo has puesto muy fácil ¿Eh?”, suelta un suspiro, tomando en cuenta su papel en este juego de ajedrez.

“Entiendo que te he pedido mucho, pero lo haces para ganar el dinero”, digo.

“Dinero que todavía no sé si aceptar o no”, apunta.

“Te lo dije, si se mancha de sangre no lo quiero”.

“¿Piensas que asesinaré a Kim o Adam por esto? Claro que no”, me río tanto que me duele el estómago.

“Pues, no lo sé, estás tan cambiada que no te reconozco y tengo que admitir que estás comenzando a darme un poco de miedo. Te ves tétrica y malévola cuando hablas del futuro de tus planes, así que permíteme dudar si en verdad los vas a dejarte con vida”, se encoge de hombros.

“¿De qué serviría una venganza tan bien planeada para asesinarlos y que no vean cómo decaen sus vidas? Eso no tiene sentido”, ruedo los ojos.

“A eso me refiero. Escucha, entiendo que quieras hacerle saber que ha jodido tu vida de la peor manera, de verdad, tengo una hermana y estoy seguro de que la incentivaría a hacer lo que tú estás haciendo, pero temo por ti”, me apunta

“¿A qué te refieres?”, frunzo el ceño.

“El poder, Ava, es difícil de controlar. Muy pronto tendrás lo que querías, arruinarás sus vidas, y será momento de detenerte”.

“Lo sé”, digo, asintiendo.

“Peor, ¿Qué pasará si no quieres hacerlo? ¿Si no te basta con quitarles todo? Porque creo que por ese camino vas. Te veo tan… distante, ya ni siquiera te pareces a la chica que…”.

“Esa chica de la que hablas, murió cuando la jodieron y está bien, tengo todo el derecho de vengarme como yo quiera después de tres años de infidelidades y malos tratos, así que no te preocupes, que, si bien cambié, no dejaré que esto me ciegue por completo”, digo levantando la mano, acabando con su discurso

“Ava, si algo sale mal, no quiero el dinero ¿Entiendes? Solo lo aceptaré en caso de que nadie salga herido”, dice mirando al techo,

“Nadie saldrá herido, al menos no por mi mano, porque quiero venganza más no me mancharé los dedos con sangre de esos dos puercos, te lo aseguro”, asiento.

Creo que está más tranquilo con mi confesión y es que no estoy fingiendo nada. Quiero la satisfacción de saber que fui yo quien jodió sus vidas, más no el trofeo de ser yo quien acabó con sus vidas porque eso no es lo que quiero.

Adam tiene que vivir muchos años para arrepentirse de haberme jodido, Kim debe vivir para aprender que no debe de meterse con quien no debe y yo, tengo que vivir para verlos a ambos intentar resurgir, aunque cada que lo hagan, pondré tantas piedras en sus caminos que terminarán dándose por vencidos. Pero no quiero asesinarlos. Eso es de gente loca.

“Bueno, ¿Tienes idea de si tu esposo golpea fuerte?”, pregunta.

“¿Yo qué sé? Es… no sé, nunca lo vi siquiera hacer ejercicio así que no tengo la menor idea. Espero que no, Kim tiene que sentirse atraída por ti y no lo hará si quedas deforme”, me río, encogiéndome de hombros

“Aja, qué graciosa ¿Y qué se supone que debo hacer? ¿No responder el golpe? Porque quedaría como un débil”, masculla.

“Veremos qué sucede cuando… mi%rda, viene para aquí. Haz como que te sientes culpable”, digo, sentándome.

Me odia, por la mirada que me lanza.

“¿Quieres que lloré, también? Maldita desgraciada, corazón envenenado que tienes para… ¡Hola, amigo, justo hablábamos de ti!”, Nick se pone de pie para recibirlo, mientras que Adam le da una sonrisa que ni siquiera parece de alguien agradable. Esto se va a poner feo muy pronto.

“¡Qué coincidencia! Justo ayer hablábamos sobre cómo drogaste a mi esposa, Dios sabe con qué intenciones”, gruñe malhumorado.

“Cariño, Nick vino a disculparse conmigo, dijo que no fue su intención”, finjo una sonrisa.

“Sí, pasa que a mí me gusta tener algo extra en mi copa, ya sabes, un poco de delirio místico embotellado y le puse a una de las copas, solo que las confundí después y… ella terminó bebiendo de ahí”, dice, confundiendo mucho más la historia porque eso ni siquiera es creíble.

A estas alturas tengo ganas de estrangularlo y Adam igual. Está inhalando por su nariz, con las fosas ensanchadas y dejando más que claro que Nick es la peor persona en el mundo para él.

“¿Confundiste las copas? ¿Crees que soy idiota?”, dice Adam.

“Si, pero eso ya es otra historia. Adam da un paso al frente”, responde.

“¿Y para colmo te crees comediante? ¿No te dije que te mantuvieras alejado de ella?”, grita, llamando la atención de las personas que están fuera de mi oficina, incluida Kim.

“Es que ¿Cómo esperas que me mantenga lejos con ese cuerpazo? Es imposible, soy hombre, Adam, tienes que…”.

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