Esposo infiel -
Capítulo 17
Capítulo 17:
Sentado, de traje hecho a la medida, con una barba creciente, no se parece en nada al pendejo que fue despedido por mi padre y enviado a trabajar en otra agencia de menor nivel que el nuestro, aunque por lo visto, parece que le va bien viviendo en Londres.
No me pasa sello eso, y mucho menos el que se esté comiendo con la mirada a Ava mientras camina, lo que me molesta.
“Debo admitir que jamás pensé, ni en un millón de años, que serías tú quien me buscaría para que te ayudara con un trabajo, Adam”.
Ruedo los ojos. Aunque me habla a mí, no voltea la vista de mi esposa.
“Pues tendrás que seguir soñando porque la que te llamó, fui yo”, dice.
Sonríe, poniéndose de pie para estrechar su mano.
“Pensé que ya no trabajabas aquí. Por cierto, te ves hermosa, Ava. Te sienta el camino”, comenta, acariciando su mano, la misma donde reluce el diamante de casada.
Ella le devuelve la sonrisa y no me habría molestado, de no ser porque no quita su mano de la suya sino hasta que yo los separo.
No dejan de mirarse, parece que quieren comerse el uno al otro, pero eso no pasará. Ni en sus mejores sueños estos dos tendrán algo, primero muerto a dejar que mi esposa, se meta con otro hombre que no sea yo.
“¿Podemos comenzar con la p%ta reunión?”, digo.
Ava parpadea, entregándole los planos. Logro que tomen asiento y mientras ellos hablan sobre el proyecto y las dimensiones que tendrá, yo reviso su contrato de trabajo el cual, para mi gusto, es demasiado bueno.
Le ofrece un salario muy por lo alto, más de lo que en realidad merece, con buenas prestaciones, servicio de salud, pero lo único rescatable es que es por el plazo de tres meses. Nada más que tres meses. Después regresará a Londres, de donde nunca debió salir en primer lugar.
“Si, puedo trabajar con esto. Será sencillo”.
“Me parece perfecto. La única condición es que debemos de tener al menos tener una maquetación preparada para la fiesta de aniversario de la empresa el mes entrante. Todos nuestros clientes estarán allí y de verdad necesito que esté listo”, Ava sonríe.
“Les darás una muestra de lo que podemos hacer ¿Cierto?”, dice.
“Claro que sí. Mantener a los clientes siempre es la prioridad. Ahora, hay oficinas vacías en esta ala del pasillo, la mía está del otro lado”, responde.
“¿No hay nada cerca de ti? No me molestaría verte todas las mañanas”, sonríe, haciendo de cuentas que no estoy aquí para lanzarle los perros, el hijo de p%ta.
Ava se sonroja.
“Oh, gracias. Quizás me pasee por los pasillos, así disfrutarás de una buena vista”, dice riendo.
“¿Disculpa? ¿Es que te olvidas que estoy aquí y coqueteas con este imbécil?”, volteo a verla con el ceño fruncido.
“Tranquilízate, vaquero. Solo es una simple conversación, nada más”, rueda los ojos.
“Estás coqueteando con él, Ava”.
“Nick, por favor, instálate y no te preocupes por Adam, tiene una pequeña crisis ahora”, dice ella.
Él se burla de mí mientras mi esposa se pone de pie, va hacia ese hijo de p%ta, permite que la tome de la cintura y la acerque tanto como para poder besarla en la mejilla, justo en frente de mí.
“Ava, vete por favor. Vete, por favor. Tengo que hablar unas cosas con Nick. digo, interrumpiendo su asquerosa escena”, ella me mira con el ceño fruncido
“Adam, estábamos bromeando, no es para tanto”, suelta un suspiro.
No sé si la fulmino con la mirada o solo quiere evitar problemas, la cuestión es que se despide de su nuevo arquitecto estrella, saliendo de la oficina con sus planos y los ojos de este hijo de p%ta clavados en su trasero.
Apenas nos quedamos solos, la bestia interior sale de mi cuerpo. Es tan poderosa que ni siquiera me mido, solo lo encuello contra la pared, haciendo que tire se agenda. No pelea, no discute, solo se burla de mí y la locura de mis celos.
“Aléjate de mi esposa”, le digo.
Se ríe.
“Tiene unos pechos de infarto ¿Por qué ocultaba esos dones? Y ese trasero, Dios…”, murmura, apenas con aire.
Aprieto más, sintiendo celos por primera vez en mucho, mucho tiempo. Y es que Ava está volviéndome loco, no me ha dado un solo respiro desde que desperté esta mañana, la falta de se%o, sueño, comida y descanso están haciendo meca en mí, convirtiéndome en un maldito troglodita que quiere a este imbécil a diez kilómetros de su esposa.
Lo suelto, pensando en que no me sirve de nada golpearlo ahora porque tiene un contrato por tres meses. Estará trabajando con Ava durante ese tiempo y yo… ¿Qué mi%rda haré para que se mantenga alejado de mi esposa?
Nick tose intentando recuperar el aire, y sé que de ver esto, los demás pensarán que el malo de la película soy yo, pero ¿Cómo les explico que fue echado por el acoso que ejercía sobre Ava? Y lo peor, es que nadie más que mi padre sabe de ese pasado. Lo apunto.
“Te saqué del país la primera vez. Y fueron solo amenazas, así que mantente alejado de mi esposa si no quieres que te saque la mi%rda a golpes ¿Me entiendes?”, gruño molesto.
“No hice nada… todavía. Además, ¿Qué podrías hacerme si es ella quien me coquetea?”, alza ambas manos.
“Te digo en serio, si te acercas a ella con otras intenciones, te sacaré los p%tos ojos, Nick. Lo perdoné la primera vez, pero no te atrevas siquiera a mirarla como otra cosa que no sea tu jefa ¿Me estás entendiendo?”, amenazo.
Salgo furioso de la oficina y no es que esté furioso de los celos, al menos no en totalidad, sino que estoy furioso con Ava por haberlo traído y conmigo por no haberle contado nada de la primera vez.
Nick es un obsesivo. Ava no tenía ojos para nadie que no fuera yo, y eso le molestó. Comenzó a escribirle cartas sobre lo mucho que la amaba, lo feliz que la haría y cuánto le fascinaría tener su cuerpo desnudo sobre su cama.
Eso era mínimo a comparación con lo que descubrí en su computadora un día, fotos de Ava caminando en cualquier parte, lo que demostraba que la seguía a todos lados, mensajes que no envió nunca e incluso unos donde le pedía unas fotos íntimas, lo que. me revolvió el estómago.
Ella no lo sabe y por eso lo trajo de regreso, y es mi p%ta culpa. Ingreso a su oficina sin pedir permiso, tal y como lo hace desde que regresó, encontrándome con que está hablando por teléfono, buscando a Kim hasta en la recepción del edificio.
“Bien, cuando veas que está subiendo, me llamas. Adam, si vienes a hablar sobre Nick, te sugiero que te largues porque ya tengo suficiente con tu amiguita, que al parecer dejó el trabajo a media mañana, como para tener que aguantarte a ti también”, dice molesta antes de colgar.
“Tienes que despedirlo”, ordeno.
“¿De qué hablas?”, me mira con el ceño fruncido.
“Despídelo, Ava, estás a tiempo de cometer una locura”, le digo.
“Adam, suenas como ún p%to loco. ¿Quieres que lo despida porque sentiste un poquito de celos? Madura, por favor”, se ríe, haciendo su silla hacia atrás.
“Despídelo porque es un acosador. Lleva años detrás de ti, intentando una forma en que te fijes en él, en que me dejes y…”, golpeo su escritorio, captando su atención.
“¿Ese es tu miedo? ¿Qué pueda fijarme en él?”.
“Tengo miedo a que se obsesione de nuevo y esta vez no pueda detenerlo”, sacudo la cabeza.
“¿Detenerlo? Adam, de verdad suenas como un p%to loco”, dice.
“Ese tipo es peligroso y no quiero que te haga daño”, ruedo los ojos.
Mi propia sinceridad me desconcierta y es que después de tantos años, si he desarrollado un apego hacia ella, puede que como amigos o como familia incluso, pero de solo pensar que algo le pueda suceder, tengo una sensación espantosa en el medio del pecho que no me deja ni siquiera respirar con facilidad.
Y mientras yo me preocupo, ella se ríe, subiendo sus pies en tacones sobre la mesa de su escritorio.
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