Esposo infiel
Capítulo 104

Capítulo 104:

“Nick, necesitas calmarte”, susurra ella.

“¿Calmarme? ¿Es que de verdad le crees las mentiras que salen de su boca? Porque lamento arruinar tu sueño de una vida perfecta, pero no cambiará. No la dejará, jamás se divorciará y mucho menos te dará un lugar que ni siquiera fue tuyo desde el principio”, inquiere, con una ceja en alto.

Incómoda se mueve, aunque no habla.

“¿Sabes por qué lo sé? Porque ella me dijo exactamente lo mismo. Ellos mienten para conseguir lo que quieren, querida. Mienten y tejen redes como las arañas que son. Ninguno de los dos vale una pizca de algo y tenemos que tratarlos como lo que son, basura”, se acerca a Kim, tomando su rostro entre sus manos.

Kim clava sus ojos en mí. Es tan manipulable que veo que sus pensamientos están cambiando y aunque no quiera, las palabras salen de mi boca apresuradas a sabiendas de que podría estar perdiendo la única oportunidad que tengo de mantenernos con vida.

Niego con la cabeza esperando a que ella quede al menos confundida.

“¿Qué te dio en esos tres años? Aparte de regalos y c%gidas furtivas como si fueras una p%ta. No te dio nada, y cuando su esposa llegó, la escogió. Regresaste a ser basura para él porque son la clase de personas que creen que los demás son desechables”, está jugando tanto con su cabeza que veo el dolor en sus ojos mientras intercambia la mirada entre nosotros.

“Te quedaste sin nada, te echaron de todos lados y te cerraron puertas en la cara. No puedes creerle todavía, después de todo lo que te hizo”, continúa

“¿Y cómo podría creerte a ti? Digo, ¿Confiarás en la palabra de alguien que claramente te está manipulando?”, interrumpo, ganándome una mirada de puro odio de su parte.

“Cierra la boca”, espeta.

“¿Es que no ves que si todo esto sale mal te culparán a ti? Porque como lo veo, la única que tiene razones para hacernos daño es ella, no tú ¿Cierto? ¿Por eso la incluiste en tu plan de venganza? Porque claramente, ella solo es tu cómplice”, comento.

Nick me detesta hasta el punto de dejar a Kim y caminar hacia mí para golpearme, aunque se detiene cuando ella habla.

“¿Eso es cierto? ¿Nick?”, pregunta, con un claro dolor en su voz.

“Dile la verdad. Si todo sale mal te culpará porque sabe que el mundo pensará que lo hiciste para vengarte de Ava y de mí. Piénsalo, conocen nuestra historia y si él te culpa ¿Por qué dudarían de su palabra? Trabaja en la empresa, lo vieron con Ava varias veces, no tienen pruebas de que todo este plan lo hizo él”, lo pincho, volteando para verla.

“¿Nick?”.

“¿De verdad vas a creerte eso? ¡Es una tontería!”, él bufa molesto, rodando los ojos al mismo tiempo.

“No lo es. Estamos hablando de dinero, mucho dinero y te conozco, tú serías capaz de…”, alega con confianza

“Justamente porque me conoces es que me molesta que dudes. ¿Es que no te demostré que mi lealtad está contigo después de todos estos años? Espero obtener lo mismo, aunque es claro que no lo tendré ¿Cierto?”, dice.

“¿Años?”, pregunto.

Mi pregunta los obliga a mirarme. Nick se da cuenta de que cometió un error, uno tan grande que está dejando a la luz nuestras sospechas de que se conocen desde hace mucho tiempo y es más que claro que Kim no está conforme en este momento con él. De otra forma no dudaría, así que hay una fisura en su relación, solo hace falta que adivine cuál es.

“Se conocen de hace años”, alego con firmeza.

“¿Qué otra cosa me ocultabas?”, dice.

Ella niega con su cabeza. De haber estado solos habría largado toda la verdad, pero es más que obvio que con él no lo va a hacer, por eso no insisto.

“Tú no tienes que saber nada ¿Quieres seguir engañándola? Y tú, ¿Quieres seguir cayendo en las mentiras de este imbécil? Porque puedo demostrarte en dos minutos, que, si tiene que escoger, la escogerá siempre a Ava primero”, gruñe él, apuntándome con su dedo.

“¿De qué hablas?”, pregunta.

“¿Quieres ver?”, dice.

Ella asiente.

Aquello basta para que Nick le pida la llave de las esposas, lo que no tarda en darle, además de pasarle el arma, deshaciéndose de todo. Viene hacia mí, ni siquiera habla cuando sacó la esposa de la cama enlazándola a mi otra muñeca.

Si bien son escasos los segundos que tengo de ventaja, que podría haber aprovechado fácilmente para intentar escapar, no lo hago.

Tengo varias razones para no hacerlo, la principal es que no tengo idea de dónde o cómo está Ava, hay un arma involucrada, Nick ya demostró que está dispuesto a todo y no quiero que nadie más salga herido por nada así que me digo a mí mismo que mantendré la calma, al menos hasta saber qué demonios pretende hacer.

Una vez que me esposa por delante ambas muñecas, me jala del brazo poniéndome de pie. La sonrisa idiota que tiene en su rostro es tal, que incluso siento ganas de propinarle un buen golpe para ver si así al menos me asco un poco la ira que tengo retenida.

“¿Quieres jugar a hacer perder la paciencia?”, espeta.

“¿Qué vas a enseñarme?”, ruedo los ojos.

“Lo que te dejará en evidencia. Kim, no te alejes y ten el dedo en el gatillo todo el tiempo”, dice.

“¿Dónde vamos?”, le pregunta ella.

“A la siguiente habitación”, dice.

Sin quitarme la mirada de encima, Nick me obliga a caminar delante de él por un pasillo angosto donde apenas y cabe una persona. Es más que obvio que tengo que caminar hasta la habitación del fondo que tiene la puerta cerrada.

Cuando llego, él patea la puerta para dejarme ver lo que hay dentro y quedo en blanco cuando veo a Ava, tendida en el suelo boca abajo. Su cabello completamente despeinado me deja saber que no está así por voluntad, y le conviene que esté bien.

Mi cuerpo entero me pide lanzarme a por ella, que es lo que hago, mientras mi corazón parece haber detenido al igual que todo a mi alrededor pues solo quiero enfocarme en que esté bien. Caigo de rodillas a su lado, con ambas manos la toco para despertarla. Tiene el cabello cubriéndole el rostro y cuando lo aparto, noto…

“Ava”, susurro en un jadeo.

Un golpe imaginario en mi abdomen me deja sin aire, sin pensamientos, sin razonamiento, sin nada, al ver la sangre en el suelo y lo demacrado que luce su rostro cuando la volteo, Los ojos inflamados, toda su blanca y tersa piel completamente teñida por el rojo de su sangre. El labio partido, la frente abierta, su pómulo…

La desfiguró a golpes, y a mí acaba de quitarme el poco razonamiento que me quedaba.

“¿Qué le hiciste?”, dice Kim, sorprendida por el estado de Ava.

“Le enseñé quién manda”, dice.

Aquellas palabras bastan para mí. No pienso en las consecuencias, no me importan, de hecho, solo corro hacia él cosa que no ve venir. Kim grita por mi atrevimiento, Nick intenta defenderse, pero no podrá defenderse de mí. No después de la mi%rda que le hizo.

Está inconsciente en el suelo, demacrada, cubierta de su propia sangre. Incapaz de defenderse de un hombre que le dobla en peso y en altura. Ava jamás tuvo ni una sola oportunidad, pero el caso es distinto conmigo porque mi peso, el que lo empuje y mi fuerza, lo llevan al suelo de inmediato.

Podría golpearlo, aprovechar para sacarle la mi%rda a golpes, pero no quiero eso. Sería poco comparado al daño que le hizo, cosa que me está volviendo loco. Siento que ahora mismo por mis venas no está corriendo sangre, sino ira, rabia y deseos de venganza.

No puede contra mí, no lo dejo. El tener las manos juntas es una desventaja, sin. embargo me las apaño para lanzarlo al suelo de un doble golpe de puño.

Mis piernas tienen vida propia cuando lo patean en la cabeza dejándolo casi inconsciente y quiero más. Quiero su vida, quiero arrebatarle el aire con mis propias manos por eso me lanzo encima de él, presionando su cuello con ambas manos.

Me vale mi%rda todo. No me interesan las consecuencias, ni Kim, ni él, ni nadie más que no sea la única persona que no debió de untarse jamás con estas mi%rdas de personas.

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