Esposo infiel
Capítulo 103

Capítulo 103:

Para cuando cierra la puerta, lanza la maleta al suelo buscando entre sus pertenencias. Cuando encuentra la carpeta deja el arma en el suelo, busca el papel que le dije y apenas lo lee, me mira como si acabara de despertar de un trance.

Veo que sus manos le tiemblan y es porque acaba de notar que ha cometido un error. Traerme aquí, tenernos de esta forma fue un error porque ha dejado en claro que su objetivo con esto era solo vengarse de mí por no haberla escogido y tome los papeles se creyó el cuento de que iba a buscarla.

Casi estoy sonriendo para mis adentros. Se nota a leguas que es demasiado moldeable, manejable y entiendo a la perfección como es que Nick pudo pr%stituirla tanto tiempo bajo la creencia de un falso amor.

“No te mentí. Pero tú a mí sí, y desde el momento en el que nos conocimos ¿Cierto?”, susurro.

“¿Qué?”, levanta la mirada, clavando los ojos en mí.

“Nick y tú no se conocen desde hace poco ¿Me equivoco? Porque nadie arriesgaría tanto por alguien a quien no conoce demasiado.

Respira profundo, guardando los papeles en su lugar.

“Dime, querida, porque a este punto supongo que tienes que confiar en mí”, le digo.

“Así confíe y sepas la verdad, ninguno de ustedes saldrá de aquí”, sacude la cabeza de inmediato.

“¿De qué estás hablando?”, digo.

“Él no lo permitirá.”, responde.

“Pero puedes intervenir. Pensé sé que estabas al mando”, admito.

“Lo estoy, pero…”, clava la mirada en mí.

“¿Pero qué? ¿Vas a dejar que me asesine?”, digo.

“No”, susurra, no muy segura.

“¿Entonces? ¿Me ayudarás o no?”, le pregunto.

“Solo a ti, no a Ava”, después de algunos segundos, responde.

“Entonces no tenemos un trato porque si llego sin ella, las preguntas no nos dejarán en paz, querida. Ava tiene que estar en el acuerdo”, chasqueo la lengua.

“No, no dejaré que siga viva”, dice ella.

“¿Por qué no? ¿No quieres refregarle en la cara que le ganaste a su hombre y a su empresa?”, le comento.

Aquello la hace sonreír. Siempre supe que era una hija de p%ta interesa, pero jamás pensé que fuera tan perversa.

Parece pensarlo demasiado porque se queda tildada durante varios segundos que me parecen eternos pues estoy a nada de mandarla al demonio y dejar que este juego de mi%rda termine como el destino quiera y de no ser por la promesa que le hice a Ava, de llevarla de regreso a casa libre de problemas, no seguiría, pero se, merece una buena vida, una donde no tenga que remar con estas mi%rdas.

“Yo le daré la vida que se merece porque lidiaré con las consecuencias de mis actos.

“Bueno, parece que no te convence demasiado la idea de tenerme ¿No es así? Porque lo estás pensando mucho”, le digo.

“¡No, no, no es eso! Estaba pensando en cómo deshacernos de Nick porque yo… no sé si él estará de acuerdo en que me los lleve a ambos”, dice.

“Tú estás a cargo, enséñale quién manda. Sácanos de aquí y te prometo que podremos tener la vida que siempre soñaste”, frunzo el ceño.

Espero la respuesta de Kim quien a este punto parece demasiado convencida con ayudarme, pero entonces la puerta se abre y ella me tiende rápidamente una prenda de Ava, no sé para qué, cerrando la maleta apresurada.

Nick entra en la habitación, analiza la situación y no tarda en averiguar que algo ha cambiado, que algo va mal. Se para en la entrada, veo que Kim se pone algo nerviosa lo que deja en claro que el del poderío aquí es él.

“¿Qué está pasando aquí?”, pregunta.

“Nada. Tenía frío y le tendí algo, nada más”, dice ella de inmediato.

“¿No quieres traerle un té también? ¿Una almohada quizás?”, se pone de pie acercándose a él.

Es tan mala para fingir estando a su lado, que hace falta solo una mirada de su parte para ponerla a la defensiva.

“Ya basta, solo fue un acto de buena fe”, dice.

“¿Buena fe? ¿Qué somos?”, Nick se carcajea.

“No somos nada, solo… lo siento, no pensé que te molestaría”, Kim suelta un suspiro.

“Oh, cariño, está bien, pero tienes que entender que tu trabajo aquí no es pensar. Eres tan mala mintiendo”, le busca la mirada, concentrándose en sus ojos.

“No sé de qué estás hablando”, niega con su cabeza, dando dos pasos hacia atrás.

“¿Qué te dijo?”, Nick se altera, me da una mirada asesina para luego inhalar profundo, intentando calmarse para no perder los estribos con su cómplice porque sabe que la necesita, aunque no sé bien para qué todavía

“¿Qué? ¿De qué hablas?”, pregunta.

Me apunta.

“¿Qué te dijo? Planeamos esto y parecías convencida  con el plan, pero dos minutos a solas con él y te pones nerviosa. ¿Qué te dijo?”, repite, en un tono para nada agradable.

“Estás enloqueciendo, ¿Lo sabías?”, Kim rueda los ojos, en un débil intento por restarle importancia a sus palabras.

“¿Estoy enloqueciendo? ¿Y entonces por qué presiento que te llenó la cabeza de mi%rda?”, Kim asiente.

El que se quede callada no la ayuda, ni a mí puesto que él se aproxima a mi posición, analizándome intensivamente por algunos segundos.

Yo no demuestro nada, ni siquiera miedo. A decir verdad, por la única persona que temo y me preocupo es por Ava, de quien no sé absolutamente nada y lo peor es que tampoco la escucho, pues sé bien que no estaría callada de estar despierta. ¿Será que la durmieron como a mí?

“Eres un maldito casanova ¿No es así? ¿Qué le dijiste para que se pusiera así? Dime, porque la verdad intento entender cómo es que todas las mujeres parecen desvivirse por patanes como tú”, se carcajea levemente.

“Encanto natural, supongo”, respondo.

Mi respuesta deja titubeando su sonrisa.

“SÍ… ganas a Ava, a Kim, ¿Quién sigue en la lista? Porque de seguro es extensa”, dice.

“No lo sé, supongo. ¿Por qué preguntas? ¿Celos?”, me encojo de hombros.

Me da una patada en las piernas con tanta fuerza que lo único que logra es agravar su situación para cuando tenga la mínima oportunidad de hacerlo pedazos.

“¿Por eso estás pensando cambiarme? ¿Por un maldito mujeriego?”, le grita a Kim.

“No, nadie estaba pensando en eso”, responde.

“¡No me mientas!”, espeta.

“¡No lo hago! ¡Cálmate, por favor!”, pide.

Kim está nerviosa, pero no tanto como Nick quien camina de un lado al otro de la habitación, haciendo resonar sus pasos por las pesadas botas que lleva. Me pregunto quién lleva esa clase de botas en Miami, en una playa, llegando a la conclusión de que habiéndolo previsto o no, este siempre fue su plan. Raptarnos a como diera lugar, la pregunta ahora es por qué.

“¿Qué te dijo? ¿Qué prometió?”, continúa, casi paranoico, aunque no muy lejos de la realidad.

“No me digas, seguramente te dijo que se divorciará de Ava; te dijo que te convertiría en su esposa, que podrían tener una vida juntos y que solo hace falta que creas en sus palabras porque no está mintiendo, ¿No es así?”, dice.

Ella mantiene su posición, sin decir ni una sola palabra, cosa que agradezco porque eso solo significa que al menos todavía tengo una y oportunidad de conseguir que me crea.

“¡Respóndeme!”, ordena.

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