Esposo arrepentido
Capítulo 88

Capítulo 88:

“M!erda”, dice ella, arqueando la espalda, dándome todavía más espacio al abrirse más, solo para mí.

Con ambas manos la tomo del trasero para mantenerla quieta, saboreando con mi lengua cada parte desu intimidad.

Sus labios los muerdo levemente, los chupo, pero lo que más me importa es su perla.

Tan roja e inflamada para este punto que pide a gritos un poco de atención de mi boca, que es justo lo que le doy.

El grito que pega Ava me hace sonreír internamente porque sé que estoy haciendo un buen trabajo.

Sigo con lo mío, chupando su perla, jugando con ella con mi lengua, disfrutando de sus gritos y gemidos y de los jugos que abandonan su cuerpo los cuales son exquisitos.

Siempre lo fueron.

El movimiento de mi lengua sigue un ritmo que avanza con rapidez, así como sus gemidos hasta que se convierten en temblores.

Sus manos toman mi cabello, me mantienen en esa zona y contornea las caderas diciendo mi nombre, cogiéndose mi boca hasta que tiene esas sacudidas que me avisan que le he quitado todo lo que podía.

Es tan perfecta cuando se contornea, tan bella cuando gime y tan hermosa cuando se relaja que es imposible no sentirme fascinado con lo que tengo en frente.

Y no puedo más, no puedo contener más estas ganas de penetrarla, por eso me posiciono en su entrada incluso en medio de su orgasmo, incrustándonos a ambos, convirtiéndonos en uno solo de un solo movimiento que incluso a mí me quita suspiros.

“¿Toda la vida?”, pregunta agitada, tomando mi rostro entre mis manos.

Chupo su labio inferior, moviéndome en su interior.

“Toda la vida, señora Byrne”.

POV Adam.

Sus gemidos me están volviendo loco.

Los movimientos de su cadera hacen volar mi cabeza hasta zonas de donde será imposible regresar muy pronto, sin embargo, se siente tan bien el tenerla de esta forma. Incluso irreal.

La visión de su trasero es tan perfecta que hace temblar mi miembro con tan la imagen.

Es increíble, llevamos horas cogiendo, descansando, comiendo de a poco y durmiendo de a ratos. Es como si quisiéramos recuperar el tiempo perdido, como si tener una maratón de se%o nos fuera a devolver los cuatro años que pasamos separados.

Mis manos se aferran a su cintura con fuerzas, admirando las marcas que ya dejé en su cuerpo la noche anterior.

Su cabello cae en mi rostro cuando pega la espalda a mi pecho, siguiendo con los movimientos de su cadera.

Una de mis manos va a su cl!toris, tan hinchado que la hace estremecer cuando lo tomo entre mis dedos por el simple hecho de que quiere un descanso, eso es seguro.

Recorrimos tantas veces el cuerpo del otro, que ahora no hay nada que nos cause incomodidad, por eso está sentada sobre mí, con las piernas abiertas, disfrutando de una cabalga madrugadora, pues según el reloj en la pared son las cinco de la mañana.

Muerdo su cuello, aprieto sus senos, disfruto de sus movimientos pélvicos y de los gemidos que abandonan su garganta, pero más que nada, disfruto de la sensación de tenerla piel a piel hasta que…

“Espera, espera”, digo, intentando alejarla.

“¿Qué sucede?”

Ava se pone de pie.

El que sus senos erectos caigan por el peso no ayuda para nada a mi erección la cual pide a gritos por regresar a donde estaba, pero es el hecho de haberla sentido piel a piel lo que me tiene tan desconcertado y es a lo que apunto en silencio,

Ella posa sus ojos allí durante varios segundos, notando también que tenemos a un lado los preservativos que llevamos usando.

Si bien la penetré sin ninguna clase de protección, luego los usé, solo que…

“¿Me quitaste por que no tienes puesto un c%ndón?”, pregunta, casi desconcertada.

Toma asiento a mi lado y mis ojos se posan en sus senos, m!erda, qué bellos son.

“Adam… mis ojos están aquí arriba”.

Sacudo la cabeza.

“Lo siento, es solo que estás así y es…”

“¡Concéntrate!”

“Bien, de acuerdo. Sí, te quité porque no tengo un c%ndón puesto, deja que busque uno y regreso ¿De acuerdo?”

Me pongo de pie.

Me duele demasiado el miembro por la falta de atención, la quité más que nada porque estaba a punto de terminar y como apenas estamos comenzando a retomar nuestra relación, no sé qué tanto quiera tenerme de esa forma y pienso respetarla.

Estoy casi saliendo de la sala cuando siento su mano cerrándose alrededor de mi brazo.

“¿Qué sucede?”

“¿Y si no usamos protección?”

Aquella pregunta me deja perplejo.

Tengo que sacudir la cabeza y obligarla a hacer la pregunta de nuevo porque pienso que no oír absolutamente nada bien.

“¿Y si no usamos protección? “repite, mirándome a los ojos.

La sinceridad que veo en ellos me vuelve loco y me tiene desconcertado, porque jamás pensé que fuera a decir algo como ello tan pronto.

“No me estoy cuidando con nada porque no tengo relaciones hace mucho tiempo, pero… no lo sé, es algo que tenemos que hablar juntos ¿No crees?”

“¿Estás sugiriendo que no nos cuidemos? Supongo que sabes lo que va a pasar si no tenemos protección ¿Cierto?”

Aquello la hace carcajear levemente.

Veo el rubor tomar sus mejillas y es demasiado dulce porque la verdad es que casi nunca la veo de esta forma.

“Tendremos otro hijo”, dice con firmeza.

“Lo estuve pensando y creo que es momento de darle a Brooklyn un hermano o hermana. Se la pasa sola, tenemos esta casa tan grande que…”

“¿Quieres tener otro bebé conmigo?”

Me mira con el ceño fruncido.

“¿Por qué.no? Somos buenos haciendo bebés hermosos ¿No crees?”

“Ava, esto es… una decisión importante ¿Estás segura?”

Se encoge de hombros.

“Yo sí, pero si quieres esperar está bien. Te dije que esto era una decisión importante que debíamos tomar los dos y… ¡¿Qué estás haciendo?!”

Ava se sorprende cuando la cargo en mis brazos.

Está riendo a carcajadas y me repite esa pregunta una y otra vez.

Mi mente está en todas partes y en ninguna al mismo tiempo, solo me importa hacerle entender cuál es mi respuesta, justo por eso camino de regreso a la alfombra tendida en el suelo, con la luz de madrugada, esos colores cálidos de los tenues primeros rayos del sol.

Tiendo a mi esposa allí.

Con sus ojos conectados a los míos, me abro paso entre sus piernas.

.

.

.

Consejo: Puedes usar las teclas de flecha izquierda y derecha del teclado para navegar entre capítulos.Toca el centro de la pantalla para mostrar las opciones de lectura.

Si encuentras algún error (contenido no estándar, redirecciones de anuncios, enlaces rotos, etc.), por favor avísanos para que podamos solucionarlo lo antes posible.

Reportar