Esposo arrepentido
Capítulo 89

Capítulo 89:

“¿Quieres tener otro hijo?”, me pregunta sonriendo.

Llego a su boca, posicionándome en su entrada resbaladiza.

Está tan mojada que me hace todo más fácil, como si mis pensamientos perversos no fueran suficiente para tenerme al mil, ella con sus deseos, joder…

“Podría tener tantos hijos como quisieras, siempre y cuando sean contigo, amor mío”, susurro, dejando pequeños besos en sus labios.

“¿Quieres tener otro bebé? Lo haremos, y espero que sea.por partida doble ¿Qué dices?”

Se ríe levemente.

“¿Estás seguro? Tendremos poco tiempo para dormir, no vamos a tener tiempo para nosotros por muchos meses y…”

“Lo quiero todo”, digo con firmeza

“Quiero el llanto y la popó, quiero los biberones y pañales por toda la casa, quiero los gritos, las noches sin dormir, tu v!entre enorme cargando otro de mis hijos y te prometo ahora, cariño, que pase lo que pase, te cuidaré todo el embarazo y después. Seré el mejor esposo y el mejor padre que hayas visto y este embarazo será completamente diferente al que tuviste porque ahora lo pasaremos juntos”.

Sus ojos se llenan de lágrimas y creo firmemente que hay momentos donde sobran las palabras, y este es uno de esos momentos.

Ava tiene tantos sentimientos encontrados que lo único que hace es abrazarme la cintura con las piernas, acercando mi miembro a su entrada.

Todo se siente diferente ahora, porque sé que si existen los finales felices, sea quien sea quien decida acerca del destino, del futuro y la vida misma, tendremos ese bebé muy pronto con nosotros.

Le hago el amor tan despacio que la conexión que creamos es demasiado intensa.

Ava es mi esposa, mi mujer y pronto, la madre de mis dos hijos, posiblemente tres.

Y nada me hace más feliz porque por primera vez, tengo todo lo que siempre quise.

Cerca del mediodía, después de dormir unas cuantas horas, me encuentro preparando el almuerzo mientras Ava recoge todo el desastre que hicimos durante toda una tarde.

Me doy cuenta fácilmente que somos un gran equipo y me pregunto por qué no lo fuimos antes. Sé que nuestro matrimonio se dio de una forma extraña, casi por obligación, buscando siempre el beneficio de la empresa sin pensar tanto en cómo nos afectaría casarnos con una persona que no amamos, al menos en mi caso, y no puedo llegar a ninguna conclusión, mucho menos después de todo lo que atravesamos juntos.

Es increíble, si me pongo a retroceder en el pasado, a escarbar en la tierra que le echamos a todo lo que atravesamos, creo que sin importar cuánto intentemos olvidarlo, jamás podremos.

Al menos ella y si me pongo a pensar en lo difícil que fue para mi esposa los tres años en los que yo fallé, me siento miserable.

Ava se merece más, en todo el sentido de la palabra.

Más de mí como esposo, más de sus padres como padres, más de Brooklyn como hija.

Ella se merece todo, y esta segunda oportunidad me está dando la oportunidad que tanto rogué por tenerla así que no pienso desaprovecharla.

Cuando veo que viene a guardar en la nevera los restos de comida de la noche anterior, me cruzo en su camino, tomándola de la cintura.

“¿Por qué no renovamos nuestros votos?”

Le suelto, dejándola sorprendida.

Con el ceño fruncido y con una sonrisa temblorosa, se aleja un poco para verme a la cara.

“¿De qué hablas?”

Me encojo de hombros.

“Pensé en que sería bueno tener una renovación de votos, ya sabes, por todo lo que pasó”.

“¿Quieres renovar votos en serio?”

“¿Por qué no? Acabamos de reconciliarnos y pronto será el cumpleaños número cuatro de nuestra hija, planeamos tener otro bebé pronto y no lo sé, creo que sería lo correcto”

Rueda los ojos, soltando un suspiro.

“Hacer lo correcto fue lo que nos metió en un matrimonio en primer lugar”.

“Justo por eso”, digo, regresando a ver el horno en caso de que el pavo quiera salir corriendo.

“Hicimos esa boda como nuestros padres quisieron. ¿Es que tú decidiste algo sobre ese día?”

“¿Algo como qué?”

“¿Escogiste tu vestido? ¿Los arreglos florales, la decoración, la música? ¿Algo?”

Niega de inmediato.

Ava se cruza de brazos, demasiado pensativa, quizás recordando ese día que almenos para mí, no fue especial.

“Todo lo escogió mamá con la decoradora”, comenta.

“De igual forma, si quieres renovar los votos, no creo que vaya a escoger mucho de todas maneras. Tengo trabajo a tiempo completo, una pequeña niña, una casa. Tengo que sacar turno con mi doctora, si queremos tener un bebé será sin sorpresas y supongo que no tendré tiempo de tomar todas las decisiones”

“Lo sé, yo tampoco tengo mucho tiempo, pero quiero casarme contigo de nuevo”

Ella sonríe, aunque lentamente esa sonrisa comienza a temblar.

“¿Quieres casarte de nuevo por la fecha o solo por que me amas?

Suelto un suspiro.

“Ambas”, admito.

“Verás, sabes que cuando nos casamos ninguno de los dos tenía muchas opciones. Lo hicimos por la empresa, por obligación. No fue una elección, nada de eso, y quisiera sentir que por primera vez ambos nos estamos escogiendo como lo hicimos en la corte al negar el divorcio”.

“Adam, ¿Esto tiene algo que ver con el pasado?”

“Tiene todo que ver. No quiero celebrar un aniversario contigo pensando siempre en dónde estuve esas fechas ni en lo que hice, mucho menos en cómo te hice sentir. Se supone que esa fecha tiene que ser algo especial. Deberíamos ser capaces de celebrar con felicidad y amor una fecha tan importante, además, quisiera que nuestros hijos…”

“Está bien”

Me corta.

“¿Quieres renovar los votos? Lo haremos, pero tengo una sola solicitud para ti”.

Quisiera sonreír abiertamente, pero dado que tiene una expresión sería, no sé bien si está accediendo solo para hacerme feliz o si en verdad quiere hacerlo”.

“Sabes que no voy a exigirte que lo hagas ¿Cierto? Si no quieres no pasa nada, seguiremos celebrando la fecha que es y…”

Sacude la cabeza.

“Solo quiero que me prometas una sola cosa”

Inhalo profundo, manteniendo el aire lo más que puedo al asentir porque no sé si podré resistir el golpe de su petición.

“Te escucho”

“Quiero que me prometas… que vas a amarme toda la vida”, susurra, acercándose a mí, pasando sus brazos por mis hombros.

“Quiero que prometas que tu familia siempre será primero, que nuestros hijos serán tu adoración y que yo…”

“Tú siempre serás el amor de mi vida”

Le corto, cristalizando sus ojos.

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