Esposo arrepentido -
Capítulo 87
Capítulo 87:
“Es justo lo que quiero hacer contigo”, le digo, haciéndola reír.
“No seas cruel, juguemos después de un par de besitos”.
Niega con su cabeza, alejándose, la muy p%rra.
Como si la tortura de tenerla casi desnuda ante mí no fuera suficiente, al tenerme maniatado aprovecha para pasar las manos por mi cuerpo como si fuera una barra del más dulce chocolate.
Tomándose su tiempo, al menos tiene la decencia de desabrochar mi pantalón y darme un poco de libertad.
La ayudo cuando noto que quiere sacarme los pantalones, elevo la cadera y se lleva a mis rodillas mi ropa interior, sacando mi miembro dejándolo al aire quedando maravillada al ver la gota de semen que brilla en la cabeza de mi miembro.
El que se relama los labios no ayuda para nada, ni siquiera es favorecedor para ella que está tan cerca de mí en estos momentos.
“No seas cruel”, le suplico.
Es aquí cuando ella aprisiona mi miembro en su mano.
Sube y baja con facilidad, la muy maldita se está excitando al tocarme, sonriendo al ver que la gota de semen se esparce por mi miembro hasta tocar su piel.
Lo que hace a continuación es de gánster, pues lleva la mano a su boca, saboreando mi sabor, haciendo palpitar mi miembro, siendo esto una completa tortura en estos momentos.
“Eres exquisito”, comenta, relamiéndose los dedos.
“¿Quieres que te alimente? Yo también tengo un gusto exquisito”.
“Lo sé, no he olvidado cómo sabes”
“¿En serio? Te daré una probadita de todas formas, para refrescar la memoria”
Se aleja de mí dejándome a medias.
No sé de dónde carajos saca una caja, supongo que del sofá, aunque no vi bien, solo mantengo la vista en su trasero mordiendo la tela de la bata demostrando que tiene tanta carne en su retaguardia como en su parte delantera.
Ava toma asiento en el sofá en frente.
Es aquí cuando noto que los sofás no estaban desacomodados, sino que lo planeó todo ella porque toma asiento justo frente a mí, en el sofá individual.
“¿Sabes lo que es esto?”, pregunta, enseñando el artefacto que tiene en la mano.
Un vibrador.
Solo asiento, no soy capaz de encontrar mi voz en ningún sentido.
“Este fue mi amigo en los años de tu ausencia”, comenta, acariciando el aparato.
“No te imaginas las noches que me toqué pensando en ti, en tu miembro, Adam…”
Sacudo la cabeza.
“No seas cruel y permíteme tocarte. No puedo más, siento que voy a explotar”.
La p%rra se ríe a carcajadas.
“Es justo lo que quiero”, dice.
“Y eso que apenas comienzo”.
Ava se abre de piernas, dejándolas reposar en los respaldos, enseñando absolutamente todo. Sus labios, brillando por su propia humedad, me tienen tan alterado ahora mismo que lucho contra mis deseos más naturales, permitiéndole tener ese poder que tanto quiere.
Enciende el aparato, el sonido de vibración la hace sonreír, más que nada cuando se acaricia el abdomen plano con el mismo, bajando lento hacia su monte de Venus.
Ver la sensualidad con la que lo hace me provoca temblores en el miembro erecto que a este punto duele con la p%rra necesidad de insertarme dentro de ella y no salir hasta el otro día o cuando sea una obligación.
Mis ojos siguen sus movimientos, controlados, seguros y confiados.
Su tanga, con dos líneas de tela como abertura, le facilitan la llegada a su entrada donde se masajea con el aparato, tirando la cabeza hacia atrás mientras muerde sus labios.
Solo se acaricia con él, acercándolo a su cl!toris, temblando y erizando su piel al hacer círculos en esa zona tan sensible para ella que lentamente se hincha, esperando tener esa esperaba liberación.
“Soñaba con tus manos en mi cuerpo”, susurra.
“Tocándome, admirándome como antes, cariño”.
“Deja que te toque”.
“Con tus labios aquí”, dice, apuntando su zona con su barbilla, con el aparato girando sobre su perla, enloqueciéndome.
Besándome, chupando todo… penetrándome.
Es aquí cuando se lo mete, haciendo resonar por todo el lugar el sonido encharcado de su entrada jugosa. Ava se curva con la penetración de su aparato, apretándose los senos con su mano libre, estirando sus pezones, enloquecida con la idea de enloquecerme, pero tengo suficiente.
No puedo soportarlo más y con la boca desato el nudo en mis muñecas.
Cuando. Estoy libre me desnudo completamente ante sus ojos que no dejan de seguir mis movimientos, acercándome a ella que sonríe al verme de pie con el miembro erecto.
Caigo de rodillas entre sus piernas, admirando de cerca sus movimientos dándose placer.
Es tan perfecta en todos los jodidos sentidos que tocarla me parece un crimen.
¿Por qué soy tan afortunado?
Es un jodido ángel.
“Tócame”
Me ruega, quitando el aparato, desatando la oleada de jugos internos que recorren sus jugosos labios.
“Dame duro, Adam”
Niego levemente.
“No voy a darte duro, cariño. Te haré el amor, toda la noche si quieres”.
“¿Qué tal toda la vida?”
“Eso me gusta aún más”.
Me acerco a su boca tomando sus labios.
Mi miembro se resbala en su entrada, pero sin penetrarla, solo disfrutando de la sensación de sus labios abrazando las venas de mi miembro, poniéndome incluso más duro de ser posible.
Mi lengua invade su cavidad, mis manos toman sus senos y el tocar sus pezones me deja todavía más alterado de ser eso posible.
Muerdo su mandíbula bajando lentamente por su cuello, dejando marcar en cada lugar donde llego hasta tener sus senos frente a mí.
Con la lengua saboreo su pezón antes de ponerlo en mi boca y chupar con lentitud su montículo de carne mientras mis manos recorren su cuerpo con ganas.
La parte interna de sus muslos siempre fue una de sus debilidades, así que no me sorprende que tiemble cuando aprieto esa zona al chupar su seno para luego darle atención al otro para no dejarlo de lado.
Mi mano libre llega a su entrada trasera, la cual también se encuentra llena de sus propios jugos que caen sin control. Con
los dedos la acaricio, enloqueciéndola al no saber cuál será mi siguiente movimiento, pero a diferencia de lo que piensa no me quedo allí sino que subo siguiendo el recorrido de sus jugos, hasta llegar a su entrada.
Sus labios gruesos y grandes siempre me han fascinado, pero por alguna razón el verlos ahora frente a mí me provocan tanta hambre que apenas y puedo controlarme antes de lanzarme a por ellos con la lengua hacia afuera, tomando de ella tanto como pueda.
.
.
.
Si encuentras algún error (contenido no estándar, redirecciones de anuncios, enlaces rotos, etc.), por favor avísanos para que podamos solucionarlo lo antes posible.
Reportar