Esposo arrepentido
Capítulo 85

Capítulo 85:

«Si no lo haces por tu hija, es todavía peor”

«¿Y por qué sería tan malo que lo hiciera por amor? Cuando me casé con Adam, lo hice amándolo y sí, me traicionó, pero eso quedó en el pasado. Yo me alejé, aprendí a vivir sola, a cuidar de mí, de mi hija, a intentar olvidar y ¿Sabes qué? Regresé porque quise, porque yo sí tengo opción. Pude haber escogido marcharme y tener una vida normal siendo padres en conjunto, pero ¿Por qué tiene que ser algo malo el que yo lo ame? Estamos en un momento donde ambos sentimos lo mismo, estamos en la misma página, mamá, y solo quiero ser feliz”

«Podrías ser feliz sin tener que quedarte casada con ese imbécil”

«Lo sé, pero escojo no hacerlo», digo con firmeza.

«Adam es mi esposo, mamá, y no dejará de serlo. Será mejor que vayas acostumbrándote a la idea, porque tenemos planeado pasar muchos años más juntos”

Ella niega con su cabeza, incapaz de creer que algo como esto sea posible.

«¿Y vas a creerle en serio que cambió?»

«Claro que sí, lo hizo. Pasó cuatro años sin ninguna mujer, ¿Eso no te dice algo?»

«Sí, que tiene disfunción eréctil, posiblemente”

Me río, sacudiendo la cabeza.

«Ay por Dios, mamá. ¿Por qué es tan difícil para ti aceptar que quiero continuar casada porque lo amo?»

«Porque no quiero que te pase lo mismo que a mí», me corta.

«¿Crees que quiero verte destrozada de nuevo? Claro que no, siempre quise lo mejor para ti, y Adam no lo es”

«No confías en él y lo entiendo, yo también quisiera lo mejor para mi hija, pero confiaría en ella si me dijera que el hombre que ama ha cambiado y te pido que hagas lo mismo», susurro, mirándola a los ojos.

Como dije, no me importa lo que crean de mi relación.

No les pediré consejos, ni contención en caso de que las cosas vayan mal, pero tampoco les pido aceptación, solo respeto.

Respeto por mis decisiones, por a quién decido amar y más que nada, respeto por la familia saludable que espero formar.

«Estás segura de que ahora va a funcionar ¿No es así?»

Asiento de inmediato, a lo que ella suspira, dándose por vencida creo yo.

Con sus ojos cubiertos de lágrimas que no quiere derramar, mi madre tiende su mano hacia mí, tomando la mía.

“Bueno, entonces no hay nada que yo pueda hacer, más que hacerte saber que estaré aquí en caso de que todo vaya bien y con mayor razón, si todo sale mal. Yo te apoyo, hija. Confío en ti”.

POV Adam:

Me volteo lentamente en la cama.

En mi inconsciente, sé que me quedé dormido con Brooklyn abrazados, así que la busco del otro lado de la cama, pero no la encuentro.

Me muevo un poco estirando los brazos, pensando en que posiblemente se movió dormida, se alejó un poco de mí, quizás incluso se movió hacia el otro lado, pero cuanto más me acerco al borde, más pienso en que no está en la cama.

Abro los ojos de golpe, la oscuridad de afuera me está rodeando y me desespero al ver que la televisión es la única cosa que me está alumbrando, también la cama y es aquí cuando noto que mi hija realmente no está en la cama.

De inmediato me pongo de pie.

No entiendo por qué dormí tanto, por qué demonios estoy en esta cama cuando la noche efectivamente ya cayó.

No tan solo eso, sino que dormí tanto que ni siquiera recuerdo que mi hija se pusiera de pie y se alejara de mi lado.

Ni siquiera Ava está aquí.

Mi mente comienza a pensar lo peor. Rebusco por toda la habitación, incluso en el baño, en los armarios, pero no hay nada, en ningún lugar, no hay rastros de mi familia.

Desesperado salgo del cuarto, bajando hacia el primer piso.

Mi primer instinto es revisar la habitación de mi hija, pero esta se encuentra con las luces apagadas, al igual que la habitación de Ava.

Muchas cosas se cruzan en mi mente en estos momentos, principalmente la idea de que alguien se las llevó mientras dormía y comienzo a insultarme mentalmente porque de verdad, necesito que aparezcan para no perder la poca cordura que me queda.

«Brooklyn», llamo en voz alta, revisando los armarios, también vacíos y oscuros.

“¡Hija!”

El vacío que siento en el pecho se está haciendo tan grande, que me digo a mí mismo que el único motivo para no perder la cordura es la planta baja que no revisé todavía.

Estoy llegando a las escaleras, cuando noto que hay luces tenues las cuales me dicen, a medida en que bajo, que se deben a velas encendidas.

Están recreando un camino, el cual lleva directo hacia la sala.

Si bien me encuentro en el recibidor y todavía no las vi a ninguna de las dos, la tranquilidad llega a mí puesto que sé que esto no lo haría cualquiera.

«¿Ava?», llamo en voz alta.

Llego a la planta baja, camino siguiendo las velas en el suelo y sonrío, no sé por qué, solo sé que la sorpresa que me espera es algo que ni siquiera imagino.

Todavía sigo pensando en cómo demonios dormí tanto y por qué no sentí a mi hija siendo arrebatada de mis brazos, pero supongo que para tener respuestas, tengo que seguir caminando.

Para cuando llego a la sala, noto que las velas se esparcen por todos lados.

Repisas, mesas, piso.

También noto que no son reales, sino que son aquellas a batería, lo que me quita de encima la preocupación de que causen un incendio, pero más allá de notar eso, no veo a mi familia por ningún lado.

En la mesa ratona, que solía estar en el centro y ahora está a un costado, junto a los sofás que fueron movidos de lugar, hay todo tipo de botanas, lo que me tiene pensativo.

¿Estoy olvidando alguna fecha en especial?

Porque esto hasta diría que parece la celebración de algo.

En el suelo se extiende una manta de piel junto a algunas almohadas.

¿Tendremos una pijamada?

«¿Cariño?»

De a poco comienzo a sentir algo diferente.

No tengo miedo, no tengo ansiedad ni preocupación, solo una especie de conexión diferente con el entorno porque de repente, sé que no estoy solo.

«Tardaste en despertar», dice Ava, desde algún lugar de la casa donde no llego a verla, pero sonrío, casi por instinto.

«¿Quieres que juguemos un poco?”

«¿Jugar? ¿Dónde está Brooklyn?»

Me volteo varias veces, esperando encontrarla, pero no pasa nada.

«¿Dónde está nuestra hija, querida?»

«Dormirá con sus abuelos hoy», dice.

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