Esposo arrepentido
Capítulo 81

Capítulo 81:

Lo que fuimos, definió lo que somos y lo que somos, definirá lo que seremos.

Es un ciclo de nunca acabar, un círculo que nos lleva siempre al mismo lugar y lo acepté con el tiempo.

Acepto esto también.

Con las manos temblorosas, entrego mi dedo para que desplace ambos anillos en el dedo donde corresponden.

La sensación de ambos chocando contra mi piel es extraordinaria, pero no tan abrumadora como las emociones que están desbordando de mi pecho.

Al fin lo hicimos.

Al fin somos nosotros de nuevo, la pareja que jamás debió dejar de ser y la misma que se fortaleció con todo lo que tuvimos qué atravesar.

Con una sonrisa enorme, admiro mi mano reluciendo ambas joyas.

“Oficialmente, eres la señora Byrne de nuevo”, comenta Adam.

“¿Quieres que demos un comunicado de prensa?”

Frunzo el ceño.

“¿Por qué? ¿A quién le debemos explicaciones?”

“¿No te preocupa que esto pueda afectar las relaciones corporativas o los nuevos contratos?”, pregunta él.

Me encojo de hombros.

“Pues si lo hace, que se joda quien quiera joderse. Nosotros no les debemos explicaciones a nadie más que a la niña que está afuera, Adam, y ella no lo entiende, así que…”

Sonríe, besándome la comisura de la boca.

“Ya quiero llegar a casa”

“Yo también, pero antes de llegar al paraíso, debemos afrontar el campo de guerra. ¿Estás listo?”

Veo el temor en sus ojos y por la forma en que traga grueso, me doy cuenta de que no está para nada conforme con lo que tenemos que hacer, pero, sin embargo, asiente.

Adam me enseña el camino y yo lo sigo.

Por fin traspasamos la puerta de la sala, la que nos lleva hacia el pasillo donde están esperando nuestros familiares quienes se ponen de pie al vernos llegar.

Nuestra hija corre a los brazos de su padre, abrazándolo como si hubiera pasado mucho tiempo sin verlo.

Luego me lanza un beso, la muy sinvergüenza.

Creo que el ver que salimos sonriendo despierta alguna clase de duda e incertidumbre en nuestros padres, quienes tardan en acercarse a nosotros, pero como siempre, la primera en poner la semilla de la conversación, es mi madre.

“¿Y qué pasó? ¿Quién ganó?”, pregunta, con cierta desconfianza.

Suelto un suspiro, encogiéndome de hombros.

“Ambos”, aclaro.

“Tenemos custodia compartida de Brooklyn”

“¿Qué es custodia?”, pregunta mi hija, a lo que Adam, en resumidas, intenta explicarle, aunque no le presta demasiada atención.

El padre de Adam asiente, como si estuviera de acuerdo, pero es mi madre quien tiene algunas dudas: lo veo en sus ojos, en la forma en que se comporta, como si el resultado fuera una derrota en vez de una victoria.

“¿Compartida? ¿Eso significa que regresarás a vivir a Londres?”

“Es lo mejor que puede hacer”, comenta mi adorado suegro.

“Digo, tienes tu vida y tu trabajo allá ¿No es así? Y tienen custodia compartida, así que Brooklyn podrá vivir seis meses con cada uno”

“¿Seis meses cada uno? ¿Pretendes que olvide a su otra familia cada seis meses como si tuviera amnesia?”, contraataca mi madre.

“¡Por supuesto que no! Regresarán a Londres, pero con visitas cada fin de semana”

Mi suegro rueda los ojos.

“¿Cada fin de semana quieres que trasladen a la niña? ¿Por qué ahora sí quieren verlas cada fin de semana? ¿Cargos de consciencia tal vez?”

Suelto un suspiro, observando a Adam.

Él intenta distraer a nuestra hija para que no preste atención a la pequeña discusión que tenemos frente a nosotros y me alegra, porque soy capaz de hacerles saber las noticias nuevas que tenemos, pero no creo ser capaz de controlarlos a ambos si esto se descontrola aún más.

“Cariño, quizás ellos ya hablaron”, comenta papá, como siempre, intentando calmar la situación.

“¿Por qué no dejan que sean ellos quienes expliquen lo que pasó ahí dentro?”

“¿Qué van a explicar? Si es más que obvio que no tienen idea de qué hacer ahora”

Es mi turno de rodar los ojos.

“Mamá, somos adultos y somos capaces de tomar una decisión tan importante como lo es el cómo procederemos de ahora en más”, digo, captando su atención y cortando la discusión, pues tengo dos pares de ojos frente a mí en estos momentos.

“Y como dijo papá, nosotros ya hemos tomado una decisión”

El padre de Adam también se acerca, completamente interesado en lo que estoy a punto de decir.

“Antes de digas cualquier cosa, ¿Estás segura?”, me pregunta mamá.

Asiento, demostrando tranquilidad.

“Como dije, somos adultos. Podemos tomar una decisión tan importante, mamá”, repito.

“Ahora, les diré lo que decidimos solo si prometen que van a cerrar la boca y me van a escuchar”

El padre de Adam refunfuña.

“¿Y qué, nuestras opiniones no cuentan? Digo, la niña es nuestra nieta, no sé si ustedes…”

Levanto la mano, cortando su discurso.

“¿Quieren escuchar o no?”

Suelta un suspiro, aceptando mis condiciones.

“Está bien, habla”

“La juez nos otorgó custodia compartida porque sabe, por los profesionales que nos atendieron y las evidencias que dimos, que ambos somos capaces de ser buenos padres. Estamos calificados para cuidar, proteger y criar a nuestra propia hija, quien en sus palabras es inteligente y sana en todo el sentido posible”, digo, intentando que lo entiendan. “Y por eso, tomé la decisión de no regresar a Londres”

Mi madre sonríe.

Sé que ella quería que nos quedásemos para que pudiera pasar más tiempo con Brooklyn, y papá está entusiasmado.

Sé que él hubiera estado feliz sin importar qué hubiese decidido, pero el que demuestra su descontento y sorpresa es mi suegro, quien no es capaz de disimular absolutamente nada.

“¿Estás de broma?»

“Moveré todas nuestras cosas de Londres hacia aquí, porque decidí que lo mejor para nuestra hija es tener cerca a sus abuelos y a su padre”

Mamá da pequeños saltitos de emoción.

“¡Esto es increíble!”, canturrea.

“Sé que dijiste que nada de interrupciones, pero cariño, estoy segura de que encontraremos una casa demasiado grande y preciosa para ti en la ciudad. Incluso puede ser en nuestro vecindario para estar más cerca los unos de los otros ¿Qué te parece?»

“Creo que vi una propiedad en venta a la vuelta de casa que…”

“Mamá, papá”, les corto.

“Sé que están emocionados, pero las noticias todavía no terminan”

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