Esposo arrepentido -
Capítulo 76
Capítulo 76:
“Seguirás siendo su madre y de ser así, te cederé la mitad que te corresponde», digo con seguridad, esperando que sea contagioso.
“Además, eso no sucederá. Sí, cometiste un error al ocultarla, pero no la privaste de nada por egoísmo. Es inteligente, madura para su edad, demasiado absorbente de información y una niña feliz, amada. Tiene modales, valores y eso lo verá la juez. Todo tomará en consideración antes de tomar una decisión”
Baja la mirada, no muy convencida.
“Sí, pero tú demostraste que mis acciones de ocultarla fueron intencionales. ¿No crees que pensarán que soy una mala madre? Eso está más que claro, supongo”
Niego de inmediato.
“Podrán decir lo que quieran de ti, Ava, pero jamás permitiré que digan que eres una mala madre, ni siquiera eres una mala persona, así que deja de martirizarte con lo que pasará mañana y vamos a la cama”
Suelta un largo suspiro, con su voz algo temblorosa.
“Y si no te dan la custodia ni derechos de visita? Porque eso podría pasar, digo… no es como si fueras la persona más sociable que exista estos días”
Me río levemente.
“¿Lo dices por mi falta de vida social?»
“Claro. No tienes amigos, te la pasas trabajando e incluso tu propio padre me odia por eso”
Tuerzo la boca.
“Creo que papá te detesta por otra cosa”
Rueda los ojos.
«Como sea, él mismo me dijo que cambiaste y eso puede afectarte ahora», frunzo el ceño ante sus palabras, tratando de comprender la profundidad de su preocupación.
«¿Me afecta el tener una vida económica funcional y demasiado estable, con una empresa a mi nombre, un hogar seguro para brindarle y acceso a la mejor educación todo gracias a mi trabajo?»
Ironizo, rodando los ojos.
«Por favor, creo que nos estamos yendo por las ramas. Solo queremos provocarnos miedo porque nos resulta imposible creer que todo va a salir bien después de todo”
Ella sostiene mi mirada unos segundos antes de soltar un suspiro.
«Sí, supongo que es así», comenta.
Quiere regresar a acomodar los pocos trastes que acaban de salir del lavavajillas, pero su mente está en otro lugar, en algo peor que todo lo anterior.
«¿Y si no nos dan la custodia a ninguno? Fuimos a la psicóloga, hablamos de nuestros traumas y quizás estemos…”
«¿Podemos no pensar en lo peor siempre? Entiendo que estés nerviosa, pero quizás todo salga bien”
«¿Qué sería bien para ti?»
Me encojo de hombros.
«Bien sería… que tengamos custodia compartida», respondo con confianza.
«Que nos pongamos de acuerdo en cómo vamos a vivir de ahora en más, si Brooklyn se quedará en Nueva York o regresará a Londres contigo. Cosas así, simples”
Ella me mira durante varios segundos, con demasiadas cosas por decir.
Se queda tildada, quizás preguntándose si aquello es una posibilidad, ya que es algo que jamás hablamos. Vivimos juntos por orden de un juez, pero nunca discutimos sobre cómo llevaríamos a cabo el futuro para Brooklyn.
«Más allá de lo que puedan decir de la custodia, no voy a desaparecer de su vida y tú tampoco lo harás», continúo. «Podría vivir en Londres y yo iré a visitarla, quizás incluso pueda mudar toda la empresa allí”
Ava sacude la cabeza, completamente sacada.
«¿Mudarte a Londres? ¿Serías capaz?»
Frunzo el ceño.
«¿Por nuestra hija? Claro que sí. Quiero formar parte de su vida y entiendo que todo lo que conoce está allí. No podría ser tan egoísta de pedirte que dejes todo solo para que yo la tenga cerca”
«Adam…”
«Tener hijos se trata de hacer sacrificios. Podría sacrificar Nueva York por el aura gris de Londres”
Mis palabras la hacen carcajear.
«¿Aura gris? Londres es hermoso”
Tuerzo la boca.
«Hermoso para quien odía las mañanas soleadas”
Ella rueda los ojos.
«Es hermoso», apunta con firmeza.
«Me sorprendes, pensé que exigirías que viviésemos aquí”
«Bueno, puedo hacerlo. Sé que si le pido a un juez que te prohíba salir del país con mi hija no podrás hacerlo, pero ¿De qué me serviría? Ambos dijimos que llegaríamos a la orilla juntos y eso solo pasará si actuamos como una familia”
Ava mueve el trapo de la cocina en sus manos, bajando la mirada, algo tímida.
«¿Crees que somos una familia?»
«Claro que sí», digo, buscando su mirada.
«¿Tú no?»
Ella se encoge de hombros.
«Fuimos tanto tiempo ella y yo que pensar en sumar más personas a nuestras vidas es agotador, pero le gusta. Brooklyn ama la atención”
«Y su familia la ama a ella», apunto.
«Todavía tiene que conocer a mi padre”
Con algo de frustración, levanta la mirada al fin.
«¿Crees que va a quererla? Tu padre es alguien demasiado… complicado”
Me río levemente.
«Papá está obsesionado con ella. Todo el tiempo me llama y sé que cambiará cuando la tenga cerca. Jamás ha tenido una mujer por más de un año y quedará fascinado con su nieta, te lo aseguro”
«Bueno, espero que así sea”
Ambos nos quedamos en completo silencio.
Durante varios minutos, ella es la única que se mueve, guardando las cosas del lavavajillas dentro de los estantes y gavetas donde pertenecen, y yo solo me quedo observándola.
La pregunta de qué pasará mañana me tiene preocupado y creo que incluso me tendrá en vela toda la noche porque es importante, no solo por lo que sucederá con Brooklyn y su custodia, sino también porque nos harán la pregunta acerca de si queremos o no continuar casados, porque eso es algo que jamás hemos hablado tampoco.
Noto que está terminando y sé que, buscando escapar de la conversación, Ava es capaz de salir corriendo y encerrarse en su cuarto así que o es ahora o nunca.
Entonces recuerdo nuestro trato, y una leve sonrisa comienza a desplazarse en mis labios.
«Cuando estaba con los planos de esta casa, solo tenía en mente ¿Qué cosas te gustaban a ti?» comento, dejándola estática.
«Quería preparar el mejor baño en esa habitación principal y la cama más grande porque recordé que una vez dijiste que amabas las camas personalizadas. También la piscina…”
«Adam…”
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