Esposo arrepentido
Capítulo 73

Capítulo 73:

“No entiendo por qué estás aquí. Se suponía que estarías en Londres”, le digo con calma, a pesar de haber tenido unos días difíciles que han puesto a prueba mi paciencia.

“Sé que dijiste que me fuera, pero no pude hacerlo. Lo siento, pero necesito ver a Brooklyn, necesitaba verte a ti”, responde Will con un tono de amargura en su voz.

Sus palabras me hacen soltar un suspiro de frustración, negando con la cabeza.

“Eso no será posible. Te pedí que te fueras de nuestras vidas, que no regresaras”.

Will se ríe con desdén.

“Ahora que ya no me necesitas, me echas a la calle. ¿Cómo puedes ser así de malagradecida?”, me corta, visiblemente molesto.

“Ayudé a criar a Brooklyn, estuve ahí. Esa niña me ama y yo a ella, no puedes…”

“Sí puedo”

Interrumpo con firmeza.

“Puedo porque soy su madre, y Adam es el único padre que ha tenido, tiene y tendrá”.

“Ahora quiere ser padre”, murmura Will con resentimiento.

“Will, él siempre fue su padre”, le corrijo.

“Pero no tiene sentido discutir la verdad contigo. ¿Por qué no regresas a casa? Todo será más claro cuando estés allí, tranquilo y a varios kilómetros de distancia”.

Will me mira como si fuera una extraña, y la verdad es que en estos días tampoco me reconozco a mí misma.

“Hablas como si no fueras a volver”, comenta con sorpresa en su voz.

“Y es justo lo que quise decir”, le respondo, tomando una decisión en el momento.

“No estoy segura de querer regresar a Londres”.

La sorpresa en la voz de Will es evidente, casi tan grande como la decepción.

Puedo ver una mezcla de emociones en su rostro, pero está claro que está completamente cerrado a aceptar mi decisión.

“¿Qué estás diciendo?”, pregunta incrédulo.

“Exactamente eso”, afirmo, sintiendo un peso levantarse de mis hombros.

“Por eso te pedí que regresaras a Londres, porque no estoy segura de querer hacerlo yo misma”.

Will niega con la cabeza, mirándome como si no pudiera creer lo que escucha.

“¿Tan rápido cambias? ¿Tan rápido te dejas influenciar por este idiota?”, exclama con frustración.

“No es tu asunto, Will”, respondo con calma, pero firmeza.

“¡Claro que lo es!”, grita con más fuerza.

“Son la única familia que he tenido durante años y ahora pretendes… ¿Por qué me haces esto?”

“Will…”, intento interrumpirlo, pero él sigue hablando.

“¡No puedes hacerme esto!”, continúa, con un tono desesperado.

Asiento, reconociendo su dolor, pero sé que debo ser firme en mi decisión.

“Está bien, tienes razón”

Admito, dejándolo en silencio.

“No debí permitir que sintieras que estabas en derecho de algo, ni permitir que te acercaras tanto a mi hija, mucho menos crearte falsas esperanzas. No debí apoyarme en ti porque claramente siempre quisiste algo más. Fueron tres años en los que me ayudaste, pero ya no lo necesito. Y sí, puedo parecer desagradecida contigo, tal vez de verdad nos quieras como dices, pero yo no, y mi hija tampoco. Ahora tiene un padre, y estoy en un punto donde debo disculparme con medio mundo, así que también me disculparé contigo, Will”.

El dolor en sus ojos es evidente, pero no puedo ceder.

“Lamento haberte dado falsas esperanzas. Lamento haber estado tan rota cuando me conociste que no pude hacer las cosas sola y te permití crearte falsas esperanzas, pero ya estoy bien y estoy tomando decisiones por nosotras. Decisiones donde tú no tienes nada que ver, Will”.

Él queda atónito, y puedo ver que algunas de mis palabras le han dolido profundamente, pero son necesarias para cerrar este ciclo en el que coincidimos en esta vida, por más doloroso que sea.

Con los ojos llenos de lágrimas y rabia, se queda sin habla cuando me lanzo a sus brazos. Es un abrazo corto, pero necesario para poner fin a esta historia.

Cuando me alejo, veo que se limpia las lágrimas apresuradamente.

Ya no tengo nada más que hacer aquí, ni nada más que decir, así que me acerco a la entrada de la casa, esperando que se marche.

“¿Estás segura de esto, Ava?”, me pregunta cuando estoy a punto de abrir la puerta.

Asiento, volteándome para mirarlo.

“Estoy segura”.

La decepción en su voz es evidente, pero no tanto como lo es en sus ojos.

Me da una última mirada antes de comenzar a caminar hacia la salida de la propiedad y eso me deja tranquila porque sé que dije todo lo más serena posible.

Por lo que cuando ingreso en la casa, todo pensamiento malo acerca de Will se esfuma, porque ahora entiendo que sus acciones no fueron más que una reacción normal de alguien que creyó tener una familia con nosotras, aunque jamás hubo algo como eso.

El que Will me ayudara lo confundió. Él sí nos amó, pero como dije, eso fue mi culpa por no haber dejado las cosas claras desde el primer momento.

Espero a perderlo de vista antes de voltearme, solo para encontrar a Adam de brazos cruzados, observándome con cierto detenimiento.

“¿Estás bien, Ava?”, pregunta Adam.

“Estoy bien”, admito.

“¿Brooklyn está en su habitación o en el tuyo?”

“Eso puede esperar. ¿Quieres que hablemos de Will?”

Me encojo de hombros, haciendo una mueca.

“No hay nada de qué hablar. Se confundió, yo lo confundí y tuve que disculparme por eso”

Adam me mira con el ceño fruncido.

“No hiciste nada malo”, comenta.

“Necesitabas apoyo y él estuvo ahí, además… si hay algo que debo agradecerle es el haberlas amado y cuidado, cuando no le correspondía”

Sonrío levemente.

“Lo sé, es buena gente y cualquier mujer será feliz al formar una familia con él, pero nosotras no. Ese no es nuestro lugar”

Ahora es el turno de Adam de sonreír.

“Su lugar es conmigo, ¿No es así?”

Hago una mueca, restándole importancia al pasar por su lado.

“Veremos. Eso tampoco lo he decidido todavía”

Adam se carcajea levemente y se acerca a mí, pasando su brazo por mis hombros cuando subo las escaleras.

“Deja de mentirte, cariño, que ambos sabemos que de aquí no se irán”

No le respondo, solo me río, procesando el hecho de tenerlo tan cerca después de tanto tiempo y es que, su cuerpo todavía me causa ciertas sensaciones que son difíciles de asimilar.

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