Esposo arrepentido -
Capítulo 70
Capítulo 70:
Tomo asiento en una punta del sofá, con mi esposa haciendo lo mismo del otro lado.
El ambiente de repente se siente tenso, como si pudieras ser capaz de tocar la tensión del aire, lo que es imposible.
La doctora se sienta frente a nosotros, buscando a Ava con la mirada, pero a ella también la esquiva.
“¿Cómo han estado?”
Niego con la cabeza cuando me mira.
“No sé qué decirle”, admito.
“Yo he estado bien de salud, cuidando de Brooklyn y también de Ava”
“¿Cuidando de ella por qué?”
“No quiere salir de su cuarto. Lleva días encerrada, no me dice nada, ni siquiera quiere ver a la niña”
Eso despierta la alarma en ella, observándola. Ava, estoy segura de que preferiría estar en cualquier otro lado que no fuese aquí.
Lo noto en la incomodidad que siente por el ambiente, siendo esta la primera vez en que soy consciente de que preferiría estar en cualquier otro lado, menos aquí.
“Ava, ¿Cómo estás?”
Ella se encoge de hombros.
“Bien”
“Pues, lamento discernir contigo, pero Adam tampoco está de acuerdo con eso. ¿Tienes algún problema que quisieras compartir con nosotros?»
Niega con la cabeza.
“Creí que estábamos avanzando en las terapias», le recuerda con calma.
«Sabes que este es un espacio seguro donde puedes hablar de lo que quieras. Estamos aquí para escucharte y apoyarte en tus sentimientos, así que ¿Por qué te niegas a hablar con nosotros sobre tus problemas?»
Por fin levanta la cabeza, enseñando sus ojos enrojecidos, los cuales están intentando, por todos los medios, contener las lágrimas que no quiere derramar.
“Porque no tengo ningún problema», le corta.
“¿Por qué es difícil de imaginar que solo pueda querer estar sola unos días?»
“Bueno, dada nuestra última conversación, veo que no has escogido bien todavía. ¿Adam no lo sabe?»
Las miro a ambas con el ceño fruncido.
“¿No quieres contarle?»
“¿Para qué?»
Se encoge de hombros.
“¿Algo será diferente si lo supiera? Porque no veo que eso vaya a suceder”
Suelto un suspiro, levantando la mano.
“¿Puedo saber de qué carajos están hablando? Estas se suponen que son nuestras sesiones de pareja, y me siento muy por fuera del tema de conversación”
La doctora asiente, dándome la razón.
“¿Escuchaste eso, Ava? Adam quiere saber qué te ha estado molestando tanto para que actúes de esta forma tan errática”
Ella rueda los ojos.
“Dije que no tengo nada”
Cansado de que la psicóloga sea nuestro intermediario, me volteo directamente a ella, esperando que me mire, pero no lo hace, solo mantiene la vista al frente.
“¿Qué está pasando contigo?»
“No te atrevas a ir por ahí”
“¿Por qué no?», continúo.
«Estuviste días encerrada. No quieres hablarnos, no sales, no comes, no haces nada más que no sea pasar el tiempo en compañía de tus pensamientos. Ni siquiera preguntas qué le estoy dando de comer a Brooklyn, con lo alterada que eres con la higiene de las frutas y las verduras”
Me sostiene la mirada por unos segundos hasta que suspira, negando con su cabeza.
“Lo estás haciendo bien, no veo por qué involucrarme cuando es obvio que eres capaz de sobrellevarlo”
“No es así», difiero.
«Lo estoy haciendo lo mejor que puedo, pero me vendría bien algo de ayuda. No puedo con todo, Ava”
Bufa, restándome importancia.
“Brooklyn no se ha quejado más que cuando estoy ahí. Lo estás haciendo bien”
“Eso no es cierto… Brooklyn está… pasando por mucho ahora”
Asiente, con la mirada perdida.
Principio del formulario
“Lo sé, es mi culpa”.
Frustrado, suelto un suspiro.
Estoy a punto de responder cuando la doctora interrumpe.
“¿Así es como te sientes, Ava? ¿Que todo es tu culpa?»
Ambas se miran mutuamente.
“No vaya por ahí”
“Dijiste que Brooklyn está mejor sin tu interferencia en su crianza ¿No es así?»
Hace una mueca, encogiéndose de hombros.
“La niña no me quiere allí”
“¿Cómo lo sabes?»
“Porque me lo dijo”, responde tajante.
“No quiere que la toque, ni que la mime. No me quiere cerca y tiene todo el derecho”
La doctora anota eso en su libreta, prestando atención a la forma en que Ava se comporta, como si esto no fuera a cambiar nunca.
“¿Por qué eres tan pesimista? Brooklyn está molesta, solo quiere su espacio, comprender por qué le mentiste porque a pesar de ser una niña, tiene sentimientos, los está descubriendo y necesitamos validarlos, pero no por eso significa que esto vaya a durar para siempre”, interrumpo.
“Tú le mentiste, ella se enfadó. Tarde o temprano aprenderá, además, ni siquiera te disculpaste por lo que hiciste”
Me mira con la boca abierta, sorprendida y molesta al mismo tiempo.
“¿Qué no me disculpé? ¡Pero si no he pedido más que disculpas desde que te enteraste!», grita.
“Sí, te disculpaste conmigo, no con ella», le corto.
“Brooklyn merece una disculpa y tú, en vez de ofrecérsela, vas y te encierras en ti esperando que todo desaparezca”
Con sus ojos cristalizados, niega con su cabeza.
“No espero eso”
“¿Entonces qué esperas?», la pincho.
«Llevas días como un puto vampiro. ¿Crees que no te escucho llorar por las noches? Doctora, está entrando en depresión y yo… no sé qué puedo hacer para hacerla sentir mejor”
Su mentón le tiembla y ahora mismo luce como una niña asustada, temerosa de lo que sea que vaya a pasar y la verdad que me da tanta pena que quisiera poder rodearla con mis brazos hasta que se sienta mejor, pero mantengo la distancia porque no llegamos a eso todavía.
“Estoy bien”
“No lo estás”
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