Esposo arrepentido -
Capítulo 56
Capítulo 56:
“Claro que no. Es solo que él quiere echarme más culpa por haberle ocultado a nuestra hija, cuando en realidad eso pasó porque él me engañó», respondo, defendiendo mi posición.
Adam aprovecha la oportunidad para señalarme.
“¿Lo ves? No miento”
“Claro que sí, si eres experto mintiendo», le respondo con cierta acritud.
Él suelta una leve risa.
“¿Yo mentí a todos durante cuatro años?»
“No, me mentiste a mí solamente, durante tres», contraataco, recordando con amargura los momentos difíciles de nuestra relación.
Ambos iniciamos una pequeña discusión, donde cada cosa que él dice acerca de Brooklyn y lo que hice, yo la rebato con algo que me hizo en el pasado.
Comienzo a notar que en parte es cierto lo que dice; sí, traigo a colación la infidelidad, y es que para mí tiene peso y parte de culpa en mis acciones posteriores a eso.
Creo que la doctora se cansa de nosotros, pues carraspea para llamar nuestra atención y, al no obtener respuesta, termina aplaudiendo.
Ambos nos quedamos callados, observándola.
“Les recuerdo que este espacio es para crear un canal de comunicación», nos recuerda con firmeza.
“Nos estábamos comunicando»
Intervengo, tratando de justificar nuestras acciones.
Ella niega con la cabeza.
“No, se estaban gritando y no es lo mismo», aclara.
“Por lo que veo, ambos tienen cosas que reprocharle al otro y tienen eso en común, así como el saltar a la defensiva en cuanto el otro les hace ver sus errores. Y está bien, ese es un comportamiento humano razonable y demasiado normal, pero la cuestión aquí es que dijeron mucho y ninguno de los dos me ha dado una respuesta formal todavía sobre qué es lo que quieren hacer”
Asiento con pesar ante sus palabras.
“La verdad es que no sé cómo eso podría funcionar», confieso, sintiéndome abrumada por la complejidad de la situación.
“Puede funcionar»
Interviene la psicóloga con optimismo.
«Para eso, ambos deben preguntarse qué es lo que los motiva a regresar, si existe amor entre ustedes, si comparten conceptos, valores y proyectos de vida. Pero más que nada, deben preguntarse qué es lo que harán diferente esta vez, si es que existe una segunda oportunidad”
Esta vez, es Adam quien interrumpe.
“¿Y cómo saber que es amor y no dependencia emocional? Porque son fáciles de confundir», planteo con una interrogante válida.
“Bueno, usualmente las personas que están en dependencia emocional no pueden dejar de decirse a sí mismas que su pareja puede cambiar, entonces se quedan en la relación esperando a que eso suceda», comenta Rose.
“Cuando Ava decidió irse, lo hizo. No se quedó pensando en que podías cambiar, solo se fue y, cuando lo hizo, tú no la buscaste, porque sabías que era lo que quería. Ambos demostraron que son capaces de vivir sin el otro, y la reconciliación es justamente eso, saber que se puede vivir sin esa otra persona, pero escoger vivir a su lado”
Las palabras de Rose resuenan en el aire, y por un breve momento, nuestros ojos se encuentran antes de que ambos volvamos a desviar la mirada al frente.
Aunque todo suene lógico cuando ella lo explica, en el fondo, la realidad de nuestras acciones es mucho más complicada.
“Está bien, no es dependencia emocional, pero ¿Cómo podría estar segura de que su infidelidad no va a volver? ¿Qué pasa si lo perdono y ese comportamiento en vez de darle una lección es como un seguro de que siempre perdonaré lo que me haga?»
Cuestiono, expresando una preocupación legítima.
Adam me observa intensamente, y siento su mirada perforándome como si quisiera quemarme viva.
“Llevas años diciendo que te engañé, pero yo… nada, olvídenlo”
“Adam, estamos aquí para hablar; es un sitio seguro y puedes decir lo que piensas», le anima la psicóloga, brindándole apoyo.
Él me observa, suspira y luego toma aire, como si necesitara valor para compartir sus pensamientos.
“Yo… No te amaba en ese momento, Ava», susurra, con la mirada baja.
“No tenía intenciones de ser un buen esposo y fue una decisión mía el ser infiel, eso sí. Lo acepto, fallé en la cláusula de contrato de nuestro matrimonio de no ser infiel, pero no te engañé. Creo que la palabra engañar lleva a una unión basada en sentimientos, por lo tanto, en ese momento fallé a nuestro matrimonio porque no sentía amor por ti. Pero durante estos cuatro años, que llevo amándote como un maldito loco, jamás te he sido infiel, ni siquiera en pensamientos”
Sus palabras impactan y un silencio tenso se cierne entre nosotros.
“¿Qué?», murmuro, asimilando la información.
Adam clava la mirada en mí.
“No sé si ayude o no a tomar tu decisión, y estaré bien con lo que sea que quieras, pero supongo que debes saber que en estos cuatro años no he estado con nadie. No desde la última vez que estuvimos juntos”
Mis manos tiemblan y mi mente se sumerge en un torbellino de pensamientos.
A este punto, no tengo idea de cómo reaccionar o qué decir.
No sé qué significa lo que estoy sintiendo ni lo que estoy pensando.
No puedo decir que me sorprende, y tampoco que estoy molesta, porque no debería.
Sin embargo, no dejo de pensar en que su nivel de compromiso se basa en sentimientos y… yo misma le dije que no amarme no era un delito.
Entonces, ¿Por qué lo crucifiqué tanto con que sí lo era?
Me dije a mí misma miles de veces que me debía, que me había fallado, y ahora no estoy segura de que ese sentimiento haya sido el correcto después de todo.
“Fallé como esposo, sí, pero el amor que siento por ti jamás se fue», continúa, mirándome fijamente.
“Te lo dije hace tiempo, sin importar dónde o cuánto tiempo te vayas, no voy a dejar de amarte, y estoy molesto contigo, molesto porque dejaste que otra persona se acerque a mi hija como si fuera su padre… No sé si algún día te perdonaré por eso; por eso es que si tú quieres continuar, lo aceptaré, y si no, también”
“¿Qué te molestó de esa situación, Adam?»
Interviene la doctora, llamando su atención.
“Dijiste que Ava le dio lugar a otro hombre como padre de Ava, ¿Eso fue lo que te enfadó? ¿Por eso te fuiste?»
Asiente, confirmando su molestia.
Principio del formulario
“Ser padre para mí, siempre fue algo soñado. Ella lo sabía y aunque dije que la perdonaba por haberlo ocultado, no sé si pueda perdonar que otro hombre le hubiera contado cuentos a mi hija antes de dormir, la arropara y besara como yo debí de hacerlo desde el principio», expresa Adam con una mezcla de tristeza y frustración.
“Necesitaba apoyo», murmuro, sorprendiéndolos a ambos.
“Cometí un error, pero necesitaba apoyo”
“Pudiste haberme buscado, yo te habría apoyado», responde Adam.
“Hablar ahora de lo que pudo haber pasado, no funcionará»
Interviene la doctora.
.
.
.
Si encuentras algún error (contenido no estándar, redirecciones de anuncios, enlaces rotos, etc.), por favor avísanos para que podamos solucionarlo lo antes posible.
Reportar