Esposo arrepentido
Capítulo 55

Capítulo 55:

“Mencionaste que Adam dijo que tu lucha interna es porque todavía lo amas, y hoy viniste con la idea de que, si ambos se presentaban, era porque decidían dejar atrás el pasado, pero no como padres, sino como pareja”

Sacudo la cabeza.

“No, no es así», respondo con firmeza ante la pregunta de Rose sobre si todavía amo a Adam.

“¿Y por qué crees que Adam piensa que todavía lo amas?», indaga, ladeando la cabeza en busca de comprender los pensamientos de ambos.

“No lo sé»

Admito, sintiendo la presión de esa pregunta.

“¿Lo haces?»

Insiste, buscando una respuesta más clara.

“Yo…”

Titubeo, atrapada en un momento de introspección y confusión.

No sé qué decir.

No sé cómo explicar la complejidad de mis sentimientos en este momento.

Tengo tantas emociones atrapadas en mi garganta que apenas puedo controlarme.

Estoy revolviendo el pasado en solo días, explorando sentimientos por una persona completamente diferente que me ha enseñado que para mejorar, a veces, hay que soltar.

Pero no sé…

Estoy a punto de expresar mi respuesta cuando la puerta se abre de golpe.

“Adam», anuncia la psicóloga, rompiendo el tenso silencio.

“Adelante, toma asiento, justo estábamos empezando”

“Lamento la tardanza. ¿Interrumpo algo?», pregunta Adam, mirándonos a ambos.

Rose le asegura que no interrumpe y le invita a tomar asiento.

Mis pensamientos se desvanecen al verlo.

Adam se presenta.

Él llegó.

Tenerlo junto a mí me hace consciente de que no está para nada contento con la situación, mucho menos con tener que sentarse cerca.

Siento su incomodidad, su frustración y la ira que está experimentando, y no me gusta.

La psicóloga retoma la dirección de la sesión.

“Bueno, ya que estamos todos aquí, quiero saber qué decidieron», comenta, refiriéndose a la pregunta pendiente de la sesión anterior.

“La sesión pasada les hice una pregunta y ahora, para avanzar, necesito saber la respuesta. ¿Están aquí para reconciliarse o para mantener una relación cordial como padres en conjunto?»

Trago grueso ante la gravedad de sus palabras.

“¿Eso afecta en algo el rumbo de las terapias? Porque no veo por qué debamos responder ahora si…”

“Claro que lo afecta. Reconciliarse como pareja requerirá varias sesiones más para superar todo lo que les pasó en el pasado. Sin embargo, si quieren ser buenos padres, basta con crear un canal de comunicación que los ayude a criar a Brooklyn como se debe”

“Oh, bueno… está bien», respondo, aceptando la necesidad de tomar una decisión.

“¿Y qué decidieron? ¿Pudieron pensarlo?», pregunta la psicóloga, esperando nuestra respuesta.

Ambos nos quedamos callados, y ella espera pacientemente.

“¿Adam?»

Adam se encoge de hombros.

“Yo estaré bien con lo que ella decida”

“¿Por qué lo dices?»

Inquiere Rose, buscando entender su postura.

Adam suelta un suspiro, acomodándose en el sofá.

“Porque es Ava quien debe decidir. A fin de cuentas, le fascina decidir sobre todo últimamente”

Ruedo los ojos ante su comentario.

“¿Eso es lo que piensas de mí?»

“Es lo que sé», responde Adam con frialdad.

La doctora nos observa a ambos.

“¿Adam, qué es lo que tú quieres?»

Él se encoge de hombros.

“Estaré bien con lo que ella decida”

“¿Y por qué no lo decides tú? ¿Por qué quieres que ella decida todo?», indaga Rose, escarbando en las dinámicas subyacentes.

“Porque quizás lo que yo diga no sea lo que ella quiere y no quiero cagarla de nuevo», responde Adam con sinceridad.

“¿Piensas que por decir lo que quieres o esperas de esta relación la hará enfadar?», pregunta Rose, explorando las tensiones entre nosotros.

“Con Ava nunca se sabe. Siempre que quiero hacer las cosas bien, se molesta», afirma Adam, revelando su percepción de nuestras interacciones.

Aprieto los dientes, molesta ante sus palabras.

“¿Será porque siempre quieres hacer las cosas bien después de cagarla?», contraataco, dejando salir mi propia frustración.

Recibo una mirada de ambos.

“¿Yo? ¿Qué hay de ti?»

“¿De mí?», replico, sin intención de retroceder.

“¿Por qué ahora no dices nada sobre separarnos? ¿Quizás porque quieres arreglarlo ahora que las cosas van mal?»

Adam se pone de pie, dejando claro que esta conversación no debió suceder, al menos no de esta manera.

En sus ojos, veo el dolor y la ira que siente, y no puedo evitar reconocer que soy la culpable de que esté así.

Nadie más que yo.

“¿Ve lo que pasa, doctora?»

Interviene Adam, mirándola directamente.

«Se la pasa culpándome, por absolutamente todo. Está tan aferrada al pasado que sería imposible mantener una conversación con ella sin que traiga a colación mis errores, y pobre de mí si quiero mencionar uno de los suyos, porque siempre pone todo en una balanza y al parecer, todo lo que tenga que ver conmigo pesará el doble que lo suyo”

La psicóloga escucha atentamente su expresión, sin mostrar ningún indicio de juicio.

«¿Eso es lo que crees?», pregunta con calma, buscando entender su perspectiva.

“Es lo que sé, y estoy seguro de que usted también lo ve»

Insiste Adam, convencido de sus palabras.

“Toma asiento, Adam, por favor», le pide Rose, y él, a regañadientes, lo hace, manteniendo cierta distancia de mí.

“Ava, ¿Qué opinas sobre lo que dijo? ¿Crees que siempre pones todo en una balanza?»

Frunzo el ceño, negando con la cabeza.

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