Esposo arrepentido -
Capítulo 51
Capítulo 51:
Por fin, Will enfoca la mirada en mí, y sonríe como un idiota, sin siquiera importarle el dolor que de seguro está sintiendo.
«Qué hermosa eres», susurra.
Ruedo los ojos, alejándome de él.
«Eres un idiota», gruño molesta.
«¿Qué demonios estás haciendo aquí?»
Poco a poco se va enderezando.
Se queja un poco, se toca el labio y luego observa a su alrededor, buscando a la persona que le hizo eso.
«No está aquí”
«Menos mal, es una persona agresiva”
«Tú también. ¿Por qué quisiste golpearlo?», pregunto confundida.
«Ni siquiera te dijo algo, no entiendo”
«Estabas llorando. Ocultabas tu rostro y él estaba tan alterado. Lo siento, pero pensé lo peor. ¿Qué más podía hacer?»
Inhalo profundo, intentando no perder los estribos con él porque es importante para mi hija.
Justo por eso me alejo, antes de darle otro golpe del otro lado.
«No lo sé, ¿Preguntarme? ¿Esperar? ¡Estás demente!», digo.
«¿Y cómo supiste dónde estaba? No les di mi dirección, solo pedí que enviaran a alguien de la oficina”
Se encoge de hombros.
«Bueno, me enviaron a mí por nuestra cercanía. Creyeron que te haría mejor tener un poco de compañía amiga en medio del campo de batalla», dice sonriendo, como si me estuviera haciendo un favor.
«¿Y la dirección?»
Hace una mueca.
«Fui a tus padres primero. Se negaban a decirme dónde estabas, pero después de decirles que venía a ayudar con la empresa y los planos, me dieron la dirección. Claramente, pensé que vivías sola”
Sacudo la cabeza.
«¿Por eso viniste con tus maletas?», pregunto.
«¿Pensaste que te quedarías con nosotras?»
«¿Hice mal? No conozco a nadie aquí”
«La empresa tiene unos departamentos que usamos cuando tenemos clientes que vienen desde el exterior. Quizás puedas quedarte allí unos días, pero primero tengo que hablarlo con Adam”
«¿Adam? ¿Así se llama el padre de Brooklyn?»
Le muestro mala cara.
«Mira, acepto que la situación que viste no fue la mejor y quizás la malinterpretaste como dices, pero por favor, no busques discutir con Adam porque saldrás perdiendo y…”
«¡Will!»
El grito de emoción de mi hija me deja completamente callada.
Cierro los ojos, el que Brooklyn esté aquí significa que Adam también lo está porque fue él quien la despertó y la ayudó a vestirse.
No sé por qué me siento como si estuviera siendo descubierta en alguna falta, cuando claramente no hay nada de eso.
Observo a Will, quien se siente como en su casa, pues se pone de pie esperando a mi hija al pie de las escaleras.
Tal y como hacían en Londres, Brooklyn salta a sus brazos y él la atrapa, abrazándola con fuerzas, mientras Adam observa todo desde unos escalones atrás.
«¿Por qué tardaste?», le pregunta mi hija, sonriéndole.
«¡Tienes que conocer a mis abuelos!»
Will demuestra sorpresa.
“Oh, ¿Tienes abuelos? ¿Y te tratan bien?”
Adam pasa por su lado, observándolo con detenimiento.
Puedo ver que no le agrada para nada y no tiene por qué.
A decir verdad, su presentación no fue como quise o pensé, de hecho, creí que intentarían llevarse bien por el bien de Brooklyn, pero al parecer, ninguno de los dos tiene esa intención.
Demasiado pendiente de la conversación de mi hija con él, Adam se aproxima a mí, observándome con detenimiento y ni una pizca de buenos sentimientos.
«¿Qué hace aquí?»
«Trajo los planos de la empresa», respondo, señalando la maleta.
«¿Y eso? ¿Piensa que va a quedarse o qué?»
Me cruzo de brazos.
«¿Y no podría?»
«¿Es una broma?» gruñe, claramente no está para que nadie lo esté forzando, mucho menos yo.
«¿Tengo que recordarte la orden de la jueza o qué demonios?»
Tengo en la punta de la lengua muchas respuestas malvadas e incitativas a discutir, sin embargo, no puedo tapar el sol con un dedo y sé perfectamente que esto lo comenzó Will.
Justo por eso, inhalo profundo, me relajo y lo observo con una media sonrisa.
«No tienes que recordarme nada y lamento el mal rato», susurro.
«Haré que se vaya, lo prometo”
Por un segundo se queda paralizado, creo que al oír mi disculpa, pero luego se recompone, suavizando su mirada.
Regresa la vista a Brooklyn, quien charla animadamente con Will.
Ciertamente, me siento culpable.
Ver la relación que un extraño creó con mi hija, me hace sentir como una hija de p%ta al ver a su propio padre, observando desde las sombras.
«Will la trata bien», digo, captando su atención.
«Se hicieron amigos por la guardería que impuse en Londres y…”
«Y porque quiere llevarte a la cama”
«¿Qué?»
Adam me mira.
«Quiere llevarte a la cama. Lo vi apenas entró y esa reacción, de creer que te estaba defendiendo de mí. Por favor, fue demasiado artista de su parte”
Me río levemente.
«Bueno, no estás tan equivocado. Me invitó un par de veces, pero siempre me negué”
«¿Por qué? Parece un… hombre estupendo”
«No… no lo sé, no me di el tiempo de conocerlo bien, supongo”
«¿En serio? Porque Brooklyn dijo que a veces los tres suelen ver películas juntos. Eso me suena a reunión familiar. ¿También cenan los domingos después de la Iglesia?»
Ruedo los ojos, enfrentándome a la ironía en su voz.
«Lo siento, verlo así, con ella; me está dando jaqueca la verdad», dice, presionando el puente de su nariz.
«¿Crees que podías alejarla? En serio quiero que él se vaya de la casa”
La dureza en su voz está teñida de dolor. Lo siento, de verdad, cada poro de su cuerpo está gritando ahora mismo que esto le está doliendo y la culpa se hace cada vez más grande.
Casi insostenible.
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