Esposo arrepentido
Capítulo 5

Capítulo 5:

“Nadie sabe sobre ella. Ni siquiera mis padres, y si acepto, si piso Nueva York, toda nuestra vida cambiará por completo y no estoy segura de querer que Adam forme parte de la vida de nuestra hija”

Ambos están tan sorprendidos que se miran entre sí.

No dicen mucho, más que palabras sueltas y es fácil comprenderlos, porque supongo que se preguntan cómo pude no decir nada.

Lo cierto es que ocultarla jamás fue una decisión a consciencia.

Estaba tan enfocada en la llegada de mi hija, que cuando hablaba con mi madre sentía temor de mencionarla porque lo único que salía de su boca en ese entonces, era que Adam estaba esperando por mí, y no quería darle un motivo para ir a hablar con él.

De haberlo hecho, estoy segura de que habría regresado por obligación y no quería eso.

Fui completamente capaz de sacar a mi bebé adelante por mi cuenta, y cuando menos lo pensé ya habían pasado dos años y el cargo de consciencia por lo que le robé, no me permitió ver una salida.

Todavía no la veo.

Mis padres creen que vivo con una compañera de cuarto y solo porque se la pasan viajando por el mundo en crucero no vinieron a visitarme.

Casualmente me hacen videollamadas, pero nada más, y ahora mismo solo quiero que las cosas se queden así por un tiempo.

“No criticaré lo que hiciste porque no me corresponde, pero esto es importante, Ava”, dice Erick.

“Puedes ir, hacer presencia, esperar a que tomemos las fotografías y ya luego te largas, pero necesito que estés allí”

“¿Y qué hay de él?”

“Adam dijo que irá, solo si tú lo permites”

“¿Qué?”

Su esposa me mira con cierta ternura en su rostro.

“Dice que no quiere molestarte o incomodarte. Solo irá si das tu consentimiento”

Confundida, golpeada por la información y por la posibilidad de pisar la ciudad de nuevo, ambos posan sus ojos sobre mí, esperando mi respuesta.

“¿Qué dices, Ava?”

Trago grueso.

A este punto no tengo idea de cómo sentirme y eso que he pasado cuatro largos años preguntándome cómo volvería a encontrarme con él, cómo sería ese primer encuentro y jamás, ni en un millón de años, hubiera pensado que sería en este momento.

No estoy preparada.

Lo sé, lo siento dentro de mí.

No estoy lista para enfrentarme a su cara de nuevo, ni para contar todos los secretos que he pasado ocultándole porque a fin de cuentas, yo le fallé.

Ocultar a Brooklyn fue un error. Lo entiendo, lo reconozco y también reconozco el lado malvado de Adam.

Sé que apenas ponga un pie en Nueva York, será imposible contener el secreto que llevo guardando y tengo bastante claro que no quiero que me obliguen a decirle todo de esta manera.

Es mi vida, nuestra hija y yo lo oculté.

Sé que en algún momento le diré la verdad, solo que no estoy segura de que deba decirlo ahora, de esta forma.

“No puedo”, susurro, negando con mi cabeza.

“Adam me odiará, sé que lo hará. Y mis padres… m!erda, mis padres no tienen idea de mi hija. No quiero que esto los enferme, yo…”

“Ava, las mentiras tienen poca vida y esto no podrás ocultarlo para siempre. Es una fortuna que los medios no publicaran fotografías tuyas embarazada e incluso con Brooklyn, pero lo sabrá y como padre, créeme que será más difícil de perdonar con el paso del tiempo”.

“Adam no me perdonará”.

“No lo sabes”, asegura.

“Está mucho más centrado, es un hombre maduro y…”

“No importa qué tan maduro sea, es imposible perdonar que le oculté a su hija durante tres años y medio. Es… algo imperdonable lo que hice, y sé que tendré que afrontar las consecuencias en algún momento, pero no lo haré ahora, mucho menos por un maldito premio”.

Erick suelta un suspiro, completamente sorprendido por mis palabras.

“Vaya, creí que no le temías a nada”

Me encojo de hombros.

“No lo hacía, hasta que mi hija nació. Y ahora tengo miedo de que él vaya a quitármela, porque cualquier juez le daría la custodia después de lo que hice”

Su esposa, Kelly, alarga la mano para tomar la mía. No veo en su mirada más que comprensión pura.

“Tenemos contactos, querida. No dejaremos que eso suceda, y el premio es lo que menos importa, pero ha llegado el momento de que padre e hija se reúnan, y veo en tus ojos que lo sabes”.

“Yo no…”

“No es solo tu vida, y sé que estás aprendiendo a ser madre, pero parte de serlo es ver por ellos también. Brooklyn merece saber quién es su padre, y Adam merece saber que tiene una bella hija con la mujer que ama”.

POV Ava:

Necesito tiempo, mucho tiempo.

Pensar en las posibilidades es lo peor que pudo pasarme.

Después de tantos años, de tanto tiempo aceptando el que en algún momento tendría que decir la verdad y que ahora esté en esta posición, es inconcebible.

Para cuando los Paulson se van, con la promesa de que iré a Nueva York, me quedo sola en mi oficina pensando en todas las formas en que la verdad puede llevarme al infierno.

Pude haber dicho que no directamente, pero no lo hice, porque en estos años los Paulson fueron un gran apoyo para mi pequeña familia.

Adoran a Brooklyn como si fuera su nieta, nos han dado un lugar en su mesa, en su hogar y lo menos que puedo hacer es pararme junto a Erick para cuando le entreguen ese bendito premio.

Creo que la cuestión no es tanto de ir, sino de afrontar las consecuencias de mis acciones, las cuales no son mínimas.

Reconozco mi error, mi culpa y cargaré con lo que sea. Aquí el tema principal es cómo reaccionará Adam cuando se entere de lo que pasó.

¿Será capaz de perdonarme o no querrá saber nada con ninguna de las dos?

Cómo él me trate, poco me interesa. Desde que llegó Brooklyn a mi vida, todo gira en torno a ella, y sería un infierno si él decide no saber nada con su hija.

Esa mínima posibilidad me mantiene con las manos temblorosas.

Las horas en la oficina no parecen pasar nunca y de tanto pensar, se me pasa el horario de almuerzo también.

No soy capaz ni siquiera de mirar los planos, pues estoy con la vista fija en la fotografía que fue tomada en su primer cumpleaños.

¿Qué m!erda haré ahora?

Pensando en todo y nada al mismo tiempo, doy un brinco cuando la puerta de mi oficina se abre, enseñando a Will.

Primero trae una sonrisa en sus labios, pero al ver mi rostro, se desvanece.

Observa hacia atrás y lentamente cierra la puerta, caminando con cautela.

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