Esposo arrepentido -
Capítulo 49
Capítulo 49:
«Lo pasé sola porque quise, porque fui egoísta y no quería que estuvieras cerca de mí. ¿Por eso también vas a disculparte?»
Me encogí de hombros, confundido por su enojo repentino.
«Yo… lo pasaste sola porque no me querías cerca. Tú lo dijiste. Y ¿Por qué no lo hacías? Porque te fallé, y está…”
«¡Deja de decir que está bien, porque ambos sabemos que no lo está!»
Interrumpió Ava, su voz temblorosa de emoción.
«¿Es que no ves las cosas como son en realidad? No te quería cerca porque sabía que te quedarías, y no, no es tu culpa. Es mía. En todo caso, soy yo quien te debe una disculpa”
Asentí, reconociendo su dolor y su ira.
«Está bien, te disculpo si eso te hace sentir mejor”
«¡No, no me hace sentir mejor!», exclamó ella, su voz llena de frustración.
Sus palabras me golpearon con fuerza, y me di cuenta de que mi constante necesidad de disculparme solo estaba empeorando las cosas.
Estaba herida, enojada y frustrada, y yo solo estaba haciéndola sentir peor con cada disculpa que pronunciaba.
«Lo siento, Ava», murmuré, sintiendo el peso de la culpa en mis hombros.
«No quería… no quería empeorar las cosas. Solo quería… quería que supieras cuánto lo siento”
«¿Por qué te disculpas todo el tiempo?», preguntó ella, su voz quebrada por la emoción.
«Lo pasé sola porque quise, porque fui egoísta y no quería que estuvieras cerca de mí. ¿Por eso también vas a disculparte?»
Me quedé en silencio, sin saber qué decir.
Su dolor era palpable, y me daba cuenta de que mis disculpas no estaban ayudando en absoluto.
«No puedo hacerlo», susurré, sintiendo un nudo en la garganta.
«Sin importar lo que me hagas, Ava, jamás podría odiarte. Mucho menos después de haberme convertido en padre”
Frustrada, ella se jaloneó el pelo, y supe que estaba luchando con sus propios demonios internos.
No podía imaginar lo difícil que debía ser para ella enfrentarse a todas estas emociones, y me sentí impotente al no poder hacer nada para ayudarla.
«¿En qué momento cambiaste tanto?», preguntó ella, con la voz llena de dolor.
«De haberte hecho esto hace unos años, me habrías enviado a la m!erda, y te juro que habría estado bien por eso. ¡Quiero a ese Adam! Quiero al hombre que le importaba una m!erda herirme, y lo necesito, porque eso me recordará por qué hice lo que hice en primer lugar. Me recordará que lo merecías, pero esto… tú, ahora, siendo tan comprensivo… ¡Carajo, me haces sentir peor!»
«No quiero hacerte sentir peor»
Admití, sintiendo el peso de la culpa en mis hombros.
«Solo quiero… quiero que sepas cuánto lo siento. Quiero que sepas que estoy aquí para ti, que estoy dispuesto a hacer todo lo posible para enmendar mis errores”
«¿Quieres que te trate mal para que tú no te sientas mal?», preguntó ella, su tono lleno de incredulidad.
«Eso es nuevo, creo que ninguna mujer lo había pedido antes”
«No lo hago»
Aseguré, buscando su mirada con desesperación.
«Es solo que no te entiendo. Dices que la ocultaste a propósito, y lo sé, lo supe desde el primer momento. Sí, te juzgué, lo admito, pero recordé por qué necesitabas alejarte de mí en primer lugar, y lo acepté. Lo acepté, y te perdoné en ese instante. No entiendo cuál es el problema”
«El problema eres tú, actuando como si fueras perfecto cuando no lo eres»
Replicó ella, su voz llena de dolor y frustración.
Asentí, reconociendo la validez de sus palabras.
«Lo sé, Ava, no lo soy”
«¡Deja de estar de acuerdo conmigo!», grita alterada.
Entonces me mira y veo las lágrimas formadas en sus ojos, cosa que entiendo todavía menos, pero me duelen como si me hubieran golpeado en el centro del pecho.
No sé qué pasa por su cabeza, no sé qué le está molestando tanto, si el hecho de que me disculpe o el hecho de que ella no puede perdonarme tan fácil como yo a ella.
«¿Por qué finges que me perdonas? ¿Crees que eso te ayudará a ganar la custodia más fácil? ¿Esa es tu estrategia?»
Alzo ambas manos, retrocediendo.
Eso sí se sintió como un maldito golpe.
«Eres increíble», murmuro.
Ava se carcajea levemente.
«Eso es ¿Cierto? Piensas que haciéndote el padre perfecto, el ser humano más razonable del mundo, ignorando el hecho de que te oculté a la niña durante cuatro años te darán la custodia ¿No es así?»
Niego con mi cabeza.
Hasta el hambre se me quitó de repente, y es por eso que busco la salida, sintiendo una decepción enorme al darme cuenta de que ella no está lista para tener esta conversación, o cualquier otra que nos incluya.
«No haré esto contigo, Ava. No lo haré”
Siento sus pasos venir tras de mí.
«¡No, no hemos terminado! ¡Adam!»
Su necesidad de discutir, de querer que yo siempre sea el peor de los dos, está tan latente que por primera vez lo noto y de verdad que me decepciono, porque es algo demasiado bajo. Más viniendo de su parte.
Intento escapar de la situación, no ser cómplice ni partícipe de su necesidad de conflicto porque eso no nos llevará a ningún lado, y como dije, no siento rabia hacia ella, no llevo rencor en mi corazón, sino amor.
Amor brotando por todas partes, desesperado por tenerla y no de esta manera, no con ella así, porque no está lista.
Estoy llegando a la sala cuando viene detrás de mí, gritando cosas sin sentido, cosas a las que ni siquiera le presto atención, cuando sus palabras me golpean con fuerzas.
«Mi hija no necesita un padre», dice, con todo el dolor demasiado explícito.
«¡Estábamos bien antes de que decidieras aparecer en nuestras vidas! ¿Por qué no desapareces y nos evitas el daño que vas a causarnos?»
Quedo en shock y lentamente, voy perdiendo los estribos también.
No sé qué se apodera de mí, pero no grito, ni la insulto, ni humillo porque no se lo merece.
Como dije, no tengo ningún sentimiento negativo hacia ella, pero lo que dijo me hiere y las personas heridas solo buscan una cosa, y es herir también, solo que con mayor intensidad.
«Mira lo que haces, lo que dices con tal de hacerme quedar como el villano de la historia», digo, mirándola directo a los ojos.
«¿Sabes por qué no te odio, Ava? ¿Por qué después de todo lo que me robaste, sigo amándote? Porque de enfocarme en lo malo, me convertiría en alguien como tú y no quiero eso. Llena de odio, de rencor, de egoísmo. Incapaz de ver más allá de su propio ombligo. Eso no va conmigo, no ahora, y no va porque pasé por el mismo infierno afrontando las consecuencias de lo que hice, pero tú no, y te perdoné con tal de no enfocarme en lo malo, aunque parece que es lo que quieres, ¿No es así? Solo buscas motivos para seguir odiándome, porque eres incapaz de perdonar”.
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