Esposo arrepentido
Capítulo 43

Capítulo 43:

«¿Por qué? ¿Dejas que Will lo haga?», pregunto, dejando escapar la pregunta que ha estado rondando mi mente desde que mencionó a ese hombre.

Estamos tan concentrados en nuestro pequeño enfrentamiento que no notamos que Brooklyn está prestando atención a lo que decimos, al menos no hasta que pone su cara en medio de nosotros dos, observándonos a ambos.

«¿¡Están peleando?», pregunta, su voz llena de inocencia, pero sus ojos reflejan preocupación.

Regreso a mi posición, tratando de disipar la tensión.

«No, cariño, solo jugamos. ¿No es así?», intento tranquilizarla, pero siento la mirada acusadora de Ava sobre mí.

Aprovecha la situación para darme un golpe en el hombro, dejando claro que no está de humor para juegos.

«Sí, Adam y yo jugamos mucho», confirma, su tono sarcástico.

«Bueno, ¿Estás lista para ir a cambiarnos? Tendremos que salir pronto».

«¡Sí, vamos de paseo!», responde Brooklyn con entusiasmo, ajena a la tensión entre nosotros.

Ava baja a nuestra hija y luego la toma de la mano. Ambas salen de la cocina, dejándome solo con todo el desastre, pero lo acepto.

Desde que vivo solo, aprendí a hacer las cosas por mi cuenta, por eso levanto todo de la isla, dejándolo en el fregadero.

Antes habría preferido morir a tener que lavar los trastes, pero desde hace un tiempo comencé a tomarlo como una terapia.

Tanto así, que en mis momentos más locos de ansiedad, lavaba todo sin necesidad de verlos sucios.

Como ya me cambié, no tengo nada más qué hacer que ver las cosas limpias y ordenadas, así que limpio todo lo que puedo antes de sentir los pasos de las chicas de nuevo.

Brooklyn viene, ahora peinada como una muñeca junto a su oso de felpa y un vestido blanco que brilla de lo limpio que está, mientras que su madre va a juego con un ceñido vestido blanco con tacones negros.

Carajo, es toda una belleza.

«¿Qué me ves?», dice tajante, rompiendo el silencio.

Me hace carcajear, siempre tan alerta.

«Lo hermosa que eres», admito, dejándola en silencio.

«¡Yo también estoy aquí!»

Interviene Brooklyn, demandando atención.

Me agacho para verla a los ojos.

«Tú eres mucho más hermosa», susurro, guiñándole un ojo.

«¿Están listas?»

«Sí, ¿Ya vino tu asistente?», pregunta Ava, cambiando de tema abruptamente.

Es como si la estuviera llamando porque apenas lo dice, tocan el timbre de la casa, el cual resuena por todo lo alto.

«Eso es para mí. ¿Qué les parece si me esperan en el coche? Solo tengo que recibirle los planos y estaré con ustedes»

Sugiero, tratando de evitar más confrontaciones.

Ava niega con su cabeza, su expresión aún cargada de tensión.

«Te esperamos, no tenemos problema. Ve, atiende», responde con frialdad.

Algo en su mirada me dice que no está para nada feliz, y no entiendo por qué, pero lo mismo me encamino hacia la entrada.

Siento sus pasos detrás de mí, como si estuviera siguiéndome, y me causa gracia pues no entiendo qué está pasando con ella.

Para nada.

Abro la gran puerta, encontrando a mi segunda secretaria, quien reemplaza al principal ahora que se tomó las vacaciones que dejó pendientes desde hace tiempo.

«Señor Adam, aquí tiene lo que me pidió»

Anuncia, su voz temblorosa denota su nerviosismo.

«Muchas gracias», respondo cortésmente, permitiéndole el paso hacia la sala.

Le señalo la mesa principal donde deja las cosas, y varias carpetas.

La pobre vino cargada de cosas, está agitada y siempre se pone nerviosa cuando me ve, por más que jamás pasó nada ni pasará entre nosotros.

«¿Te encuentras bien?», pregunto, notando su nerviosismo.

«Me preguntaba si quizás… si usted necesitaba ayuda con el trabajo. Yo podría…”

Comienza a decir tímidamente la secretaria antes de ser interrumpida.

«Genial, otra secretaria», comentan detrás.

Volteo y no hace falta buscar de dónde proviene, porque la voz de Ava la tengo tan grabada en mi mente que no necesito verla para saber que es ella.

«¿También trabaja horas extras como la anterior o solo le gusta su trabajo demasiado?»

Continúa con sarcasmo.

Suelto un suspiro, observando a la joven secretaria.

«¿Disculpe?»

«Pearl, ella es mi esposa, Ava Dawson Byrne. Ava, ella es mi segunda…”

«Pronto su ex esposa»

Me corta Ava, observándonos con los brazos cruzados sobre su pecho, su tono de voz denota una mezcla de desdén y enojo.

«¿Segunda amante? ¿Eso ibas a decir? Eres increíble, pero al menos esta vez me la presentas”

«Aya… Te espero en el coche, maldito infeliz»

Me interrumpe bruscamente, sin siquiera darme la oportunidad de explicar o de presentar adecuadamente a mi asistente, de quien ni siquiera recuerdo el nombre.

Sin más, Ava sale hecha una furia sin siquiera darme una última mirada, dejándome allí sumamente enfadado y confundido por su reacción.

M!erda.

POV Adam.

Brooklyn juega con su oso de felpa durante todo el camino, Ava no me dirige la palabra y lo único que hago es conducir, porque, a decir verdad, todavía sigo molesto por todas las cosas que le dijo a la secretaria.

Ni siquiera recuerdo su nombre porque no le presto atención, a ninguna mujer, de hecho, pero ella no lo sabe y actúa por su instinto.

Uno malo, pero el cual me da las pequeñas esperanzas de que todavía pueda surgir algo entre nosotros de nuevo, en un tiempo futuro.

Ninguno dice absolutamente nada.

Yo prefiero reservarme las palabras para nuestra primera sesión de terapia, por eso, cuando estaciono el coche en el estacionamiento del consultorio de la doctora, Ava baja buscando a la niña en la parte trasera.

Bajo, encuentro a ambas en la vereda y caminamos juntos en el mismo estado, hasta la puerta de entrada.

Decir que estoy nervioso es decir lo poco, este es un nuevo comienzo, una herramienta necesaria para poder avanzar como familia, como co-padres y como padre de Brooklyn, el único que necesita y tiene.

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