Esposo arrepentido -
Capítulo 39
Capítulo 39:
Me lo repito mientras observo la fachada, la enormidad del exterior y la forma tan divina en que un gran balcón divide la planta baja del primer piso.
Con colores neutros para disfrutar más del sol sin quedar opacada, siento en un instante que es la casa de mis sueños.
Suelto un suspiro, bajando la mirada.
Esto era justo lo que me temía cuando dijeron que vendríamos a este lugar, la ola de recuerdos.
Es imposible no pensar en nosotros dos, caminando de la mano por este mismo suelo unos años antes, mientras él me veía la cara de estúpida.
“Mami, ¿Vamos a vivir aquí?”
La voz de mi hija me devuelve a la realidad.
La busco, encontrándola observando los peces que hay en la fuente, lo que me deja con la boca abierta. Esa también es otra de mis ideas, pero jamás pude ponerla en marcha porque siempre me dijeron que era innecesario, aunque el espacio que proponía era lo suficiente como para que algunos peces pudieran convivir en paz.
Y ahora está aquí.
¿Eso habrá sido hecho a propósito?
Es lo primero que viene a mi mente.
“¿Tu amigo vive aquí?”
“Lo siento, hija”, digo, al darme cuenta de que no le estaba prestando atención.
“Sí, mi amigo vive aquí y nosotras también lo haremos, por algunas semanas nada más”.
Me mira con su pequeño ceño fruncido.
“¿Por qué no estás feliz?”
Intento poner una sonrisa, lo que la hace sentir mejor al respecto.
“No estoy triste, solo estaba pensando. ¿Quieres tocar el timbre o lo hago yo?”
“¡Yo lo hago!”
Sale corriendo hacia la entrada. La puerta principal es de piso a techo, con laterales de cristal que no permiten ver hacia adentro, lo que me parece increíble en términos de detalle, pero inconveniente en mi situación, porque no sé quién vaya a abrir la puerta.
En Londres, no teníamos sirvienta, más que una chica que solía limpiar la casa una vez a la semana, pero Adam está acostumbrado a ellos y no quiero que Brooklyn se haga igual. Incluso le estoy enseñando a cocinar cosas básicas para reforzar su independencia.
Por eso me alegra que sea él quien abra.
Bueno, alegrarme en ese sentido.
La emoción que veo en sus ojos es algo que me estoy obligando a ignorar.
No quiero que vea que lo estoy analizando, mucho menos que estoy buscando sus emociones en cada pequeña acción que hace, porque todavía estoy molesta por llevarme a juicio.
Se pone a la altura de Brooklyn, con los ojos cristalizados, sonriéndole como si fuera la cosa más preciada del mundo.
“Hola, pequeña” susurra, con su voz cargada de emoción.
“¡Adam!» saluda, sorprendiéndome.
Ella lo reconoce, no se ha olvidado de su rostro y eso me dice algo.
A él también, porque sonríe con orgullo y suficiencia, aceptando el abrazo rápido de mi hija.
“Tu casa es linda”, dice Brooklyn.
“Y es mejor por dentro ¿Quieres ver dónde vas a dormir?”
Ella comienza a dar pequeños saltitos de emoción.
Toma la mano que él le tiende e ignorándome por completo, ambos ingresan a la casa, subiendo por un lado de la escalera.
Ninguno de los dos se voltea a verme y tengo problemas dejando que se vayan juntos, pero me obligo a quedarme quieta, sin interferir.
Parte de este proceso es permitir que Adam tenga una conexión con mi hija y viceversa, pero carajo, qué difícil es soltar.
Los sigo con la mirada hasta que los pierdo de vista completamente en el primer piso.
Es solo aquí, cuando observo lo que me rodea y decir que quedo maravillada, es decir lo poco.
La entrada es tan brillante que incluso puede causar dolor de cabeza si miras el suelo directamente durante algunos minutos, lo que demuestra que esto apenas ha sido pulido para darle este acabado.
Las escaleras relucen con una alfombra en tono gris claro, sin ninguna mancha y la luz natural que ingresa por los grandes ventanales que nos rodean, hacen que todo en conjunto luzca como salido de una revista.
Extrañamente no me siento como en la antigua casa, como si estuviera caminando por encima de recuerdos, porque todo ha cambiado tanto que se siente como si fuera nuevo.
Un nuevo comienzo.
Intento recordar cómo era la casa anterior, vernos en algún lado en concreto como en la entrada, en la sala o de pie en las escaleras, pero la entrada ha cambiado de lugar, al igual que las escaleras y la sala se encuentra al fondo después de un gran recibidor.
Me siento libre de moverme.
Llego a la sala y por más pulcro que se vea todo, está en el aire esa cálida sensación de un hogar, la cual solo siento después de hacer una casa que sé, será para una familia.
Ponerle todo tu amor a algo donde otras personas crearán recuerdos inolvidables, hacen de nuestro trabajo algo especial y aunque yo no diseñé nada de esta casa, lo siento de esa forma y no puedo explicar el por qué.
El gran sofá en L que está en el centro da hacia un gran televisor pantalla plana, creo que de los últimos por lo enorme que es.
Diferentes tipos de sillas y sofá individual rodean este ambiente, junto a plantas de interiores que me sacan una sonrisa.
He creado diseños con plantas de interior para otras casas y nunca las permitieron creyendo que dejan suciedad o se secarán en algún momento, sin saber lo beneficioso que es para el aire del ambiente tener plantas dentro de casa.
De frente, tengo todas las paredes de cristales que dan vista hacia el enorme jardín exterior y a la piscina infinita que está con agua reluciente.
Esto es magnífico, de verdad, una casa excepcional.
Las cortinas blancas, combinando con los tonos neutrales de las paredes y los objetos con tonos dorados, servirán en la noche para crear intimidad por la cantidad de tela que tienen.
No puedo esperar a que sea de noche para cerrar y ver cómo queda todo el ambiente.
Estoy sumida en mis pensamientos cuando una luz ilumina algo a mi costado.
Camino hacia allí para averiguar qué es, sonriendo como una niña pequeña al ver la gran cocina estilo moderno que crearon para esta casa.
Algo que me fascinaba de la antigua casa y creo que lo único que recuerdo bien, era la enormidad de la cocina.
Me sentía libre de caminar, era mi lugar, mi espacio seguro.
Creé recetas allí, preparé galletas para nuestra primera Navidad en esa casa y juro que se sentía especial, incluso cuando estaba sola.
No puedo esperar a cocinar con mi hija aquí.
Eso me tiene demasiado emocionada, porque el lugar es tan grande como mi habitación principal en Londres.
Sinceramente, este espacio creo que se ha convertido en mi favorito de toda la casa y eso que no he visto todo hasta ahora.
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