Esposo arrepentido
Capítulo 21

Capítulo 21:

No tengo idea de qué carajos voy a hacer o por qué necesito hacerlo, solo sé que mi cuerpo necesita ir detrás.

Es como si algo me arrastrara hasta ellas, como si mis ojos quisieran ver de nuevo ese momento en el que la niña corrió a los brazos de Ava.

Estoy caminando hacia la salida, cuando alguien me toma del brazo.

No es necesario voltear para saber que se trata de mi padre, quien intenta detenerme.

Por su mirada, está intentando mantener una sonrisa en sus labios, aunque sin lograrlo del todo.

“¿Qué haces?», pregunto confundido.

“¿Qué estás haciendo tú?»

Inquiere en voz baja.

«¿Quieres humillarte aquí yendo tras ella?»

“¿Qué?»

“Estás mal si piensas que dejaré que te largues detrás de esa mujer. No le interesas, Adam, tú no…”

Me alejo de su agarre.

No tengo tiempo para escuchar sus estupideces, por eso salgo corriendo hacia la salida, notando que una limusina se está marchando, por lo que supongo que es donde van ellos.

El valet me pregunta cuál es mi coche para traerlo, pero yo corro hacia donde está para no perder el tiempo.

Ni siquiera estoy pensando en estos momentos, de verdad, no tengo idea de por qué, solo sé que tengo qué hacerlo.

Abro la puerta del conductor, me lanzo al asiento y noto que mi padre es lo suficientemente rápido para sentarse a mi lado.

“Ya que no quieres hacerme caso, supongo que iré contigo. Arranca”

Frustrado, hago lo que me dice, aunque no porque él lo dijo exactamente.

Acelero a todo lo que da el coche, hasta quedar detrás de la limusina.

No me habían tomado tanta distancia, así que encontrarlos fue demasiado sencillo, además de suponer que se está quedando en casa de sus padres, algo que no erré.

Manteniendo mi distancia para evitar que se pregunten por qué los estoy siguiendo, me quedo en silencio pensando en por qué demonios estoy así de interesado en ella.

Sé que no quise hablarle, pero la cuestión aquí es que no es por Ava que estoy así, sino por la niña.

Su relación, el que dijera que estaba buscando a su madre y que ella la sostuviera.

¿Puede ser posible?

No lo sé, y mi corazón tampoco.

Es eso lo que queremos averiguar.

Para cuando el coche ingresa al barrio privado, los de seguridad me ven y me dejan pasar sorprendidos al darse cuenta de que no he venido por aquí por más de cuatro años.

Agradecido con que el personal no hubiera cambiado en este tiempo para permitirme el paso, estaciono el coche en la entrada de una casa cercana a la de los Dawson, desde donde puedo ver completamente bien.

“Hijo, ¿Qué estamos haciendo aquí?»

“Haz silencio, por favor”

Clavo la mirada en las personas que bajan, esperando ver salir a cualquier otra mujer solo para descartar lo que estoy pensando, pero no es así.

Primero bajan los padres de Ava, luego ella, sosteniendo en sus brazos a la pequeña que ya ha caído rendida en sus brazos.

Se aferra a su cuello con seguridad, como si lo hiciera todo el tiempo, lo que me deja en claro que no es ninguna extraña ni la primera vez que lo hace.

Ava no tiene hermanos, es imposible que sea un familiar, y mucho menos su hermana, así que solo queda…

Entonces, los ojos azules de la pequeña me golpean con fuerza quitándome el aire por completo.

“¿Esa es una niña?», pregunta papá a mi lado.

“¿Por qué tienen una niña?»

Trago grueso.

“Conocí a la pequeña en la fiesta. Se llama Brooklyn», susurro ensimismado.

«Dijo que estaba buscando a su madre y que se había perdido. La ayudé a entrar, y salió corriendo a los brazos de Ava”

Cuando lo digo, me resulta incluso más increíble que, de hecho, es lo que realmente pasó.

La niña corrió hasta los brazos de Ava que puede ser…

“¿Ava es su madre?”

La sorpresa en la voz de mi padre es exactamente como me siento.

¿Es posible?

“¿Qué edad tiene la pequeña? ¿Cómo es? ¿Quién es su padre? ¿Te dijo su apellido?»

Inhalo profundo, sacudiendo la cabeza de a poco debido a la conmoción y a las miles de preguntas que pasan por mi cabeza en estos momentos.

“No lo sé. No sé qué está pasando”

“¡Adam, por favor! ¿Tienes que ser tan idiota como para no sumar los puntos?”

Volteo a verlo, con el ceño fruncido, esperando que diga en voz alta, aquello que yo no me atrevo a preguntarme ni siquiera en mi mente.

“¿Qué?»”

“¡Esa niña puede ser tu hija!”

Y ahí está el golpe.

Ese maldito golpe de m!erda, en medio de mi pecho que me deja sin aire, sin ganas de seguir respirando, pero más que nada, con la mente en Saturno más o menos.

No puedo respirar.

No puedo ni siquiera hacer el intento y me estoy asustando, hasta el punto en que mi padre tiene que golpearme la espalda para abrir mis pulmones o mi boca, permitiendo que el aire ingrese de nuevo.

“Tienes que calmarte y ver todo con claridad. ¿Es posible? ¿Te cuidaste con ella?”

Niego con mi cabeza.

“No, nosotros no…”

Los días en la isla, donde estuvimos juntos y todas las veces anteriores que nos tuvimos mutuamente vienen a mi mente, recordándome que en ninguna ocasión usamos protección.

Posibilidad hay.

“Entonces puede ser tuya. ¿Entiendes eso? ¿Verdad?”

Sacudo la cabeza.

Durante ese tiempo, en el último tiempo que mantuvimos relaciones, que estuvimos juntos, intento recordar si tenía algún síntoma y claramente no. Incluso en el hospital, después de que terminó el secuestro, ella jamás dijo nada.

Si lo estaba, si es mía…

“Ava, ¿Qué hiciste?”, digo para mí mismo, tomando mi cabeza entre mis manos.

Mi mente se niega a creer que esa niña sea mía, pero entonces recuerdo sus ojos.

Sus preciosos ojos azules, sus rasgos, todo.

Es como si la tuviera grabada en la cabeza, sintiendo ese bendito dolor en mi pecho.

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