Esposo arrepentido -
Capítulo 110
Capítulo 110:
POV Ava.
Lo tengo todo.
Eso lo puedo asegurar y no, no hablo de dinero, ni de un trabajo estable y mucho menos de las cosas materiales.
No hablo de lo que el dinero puede comprar, sino justamente de lo que no nos puede asegurar. Hablo del amor, de la felicidad, de una familia estable y de un hombre maravilloso.
Observar a Adam en este punto es lo más bello que he experimentado después del nacimiento de Brooklyn, porque a pesar de todo, supimos salir adelante, juntos, y es que es como dicen, sin importar qué tan roto esté, depende de nosotros escoger reparar el error o darnos por vencidos.
Estoy agradecida de no rendirme, porque ahora tengo dos hijos más, con el hombre que más he amado en toda mi vida.
Me pongo emocional si lo pienso todo.
Si repaso mi vida hasta el momento en que estamos, seguramente tendré que llorar un mar entero de lágrimas y por eso prefiero quedarme con lo bueno: Todos los momentos buenos que tuve a su lado.
Brooklyn, Sidney y Phoenix son los motivos más importantes para amar a Adam.
Me dio una familia en medio de nuestro caos.
Creo nuestro pequeño universo cuando todo a nuestro alrededor estaba en llamas y por eso, por decidir amarme en medio del odio y el rencor, le estaré siempre agradecida.
Miro a mi bebé, a Phoenix, y sé que será una copia exacta de él.
Tiene su nariz, su cabello y desde ahora, con esa expresión de seriedad en su rostro sé que es todo un Byrne.
Tanto que es incluso hasta gracioso porque desde el primer momento, Adam me dijo que Sidney es una mini mí.
Suelto un largo suspiro.
Adam está en el sofá mecedor de la habitación haciendo que nuestra bebé se duerma al fin mientras yo termino de darle de comer a su hermano.
Casi había olvidado como duele amamantar, pero sonrío porque la conexión que creo con mis hijos en este momento, es algo indescriptible.
Saber que yo los llevé en mi v!entre todos estos meses, que los alimenté y que además seguiré haciéndolo por un largo tiempo, me hace sentir como una especie de heroína en su historia de vida.
“No puedo creer que lo hiciste”. susurra mi esposo, observándome con una sonrisa.
“Esto… m!erda, Ava, esto creo quees lo más mágico que experimenté en toda mi vida”.
Me río levemente.
“Lo hicimos, amor. Hicimos esto juntos”
Niega con su cabeza.
“No, cariño, todo esto es gracias a ti. Solo a ti, yo soy un simple espectador de lo extraordinaria que eres”.
Suelto un suspiro.
“OK, cariño, eso es muy dulce”.
“Solo hace falta una cosa para que todo sea genial”.
Frunzo el ceño.
“¿Qué otra cosa necesitamos?”
“A nuestra princesa conociendo a sus hermanos. ¿Estás lista para esto?”
Asiento emocionada.
No he dejado de pensar en mi bebé en todo el día.
Se la pasó con mis padres y su abuelo paterno y los conozco tanto como saber que saturaron a mi hija.
Además, no siento mi corazón completo si no la tengo junto a mí así que espero paciente a que Adam la traiga.
Dejó a la bebé en su cuna a un costado de mi cama en lo que yo termino de alimentar a su hermano.
La emoción me recorre por completo.
Mis mellizos están saludables y todas las pruebas que le hicieron salieron tan bien que lo único que necesitan es el calor de sus padres así que los trajeron a nuestra habitación.
Para cuando Phoenix termina de comer, le saco el aire y lo dejo en mis brazos.
Pasan cerca de siete minutos en los que Adam bajó, pero cuando la puerta de la habitación se abre, la emoción vuelve a mí al ver a mi pequeña primogénita, con su dedo en la boca, entrando en el cuarto con algo de cautela.
Me busca con la mirada, seguro se siente extraña al ver que cargo a uno de los bebés y por eso retrocede hasta tomar la mano de Adam.
“¿Esos son mis hermanos?”
Escucho que le pregunta.
Sonrío al igual que su padre, quien asiente.
“Sí, ¿Estás lista para conocerlos?”
“Sí, papi”.
Adam me pasa a Sidney para que la tenga en mi otro brazo así nuestra hija podrá verlos mejor, y luego de eso la sube a la cama donde apenas y los mira.
Está con desconfianza, es pequeña, no entiende muchas cosas de la vida y quizás le lleve tiempo acostumbrarse, pero ahora mismo ambos comprendemos su silencio.
Al menos por unos segundos, porque de la nada, dos gotas gruesas de lágrimas caen de sus pequeños ojitos azules, enterneciendo mi corazón al instante.
Forma un puchero con sus labios, estira la mano para alcanzarlos y suavemente les toca las mejillas.
“Los voy a cuidar”, dice en voz baja.
“Lo prometo, hermanitos, los cuidaré”.
Levanto la cabeza buscando a Adam, notando que hace exactamente lo mismo con una leve sonrisa temblorosa en sus labios y lo entiendo.
Entiendo lo que dijo acerca de sentirse realizado, porque es justo aquí cuando entiendo que tenía razón, porque la verdad es que no necesito nada más que a estas cuatro personas junto a mí.
Yo ya cumplí todas las metas de mi vida.
Y no, otra vez, no hablo de nada material.
Hablo de amor, porque nunca me sentí tan amada y realizada como en este instante.
Eso era todo lo que siempre quise, y finalmente lo tengo.
Todo gracias a él.
Mi loco, demente y arrepentido esposo.
…
POV Adam.
¿Qué tan difícil puede ser?
Esa pregunta se repite en mi cabeza una y otra vez.
A cada nada observo a mi bebé y luego paso la mirada hacia la pila de pañales que tengo a un lado.
Esto es algo de lo que se encarga Ava.
No porque yo no quiera hacerlo sino porque todavía tengo miedo.
No sé cómo tratar a un bebé, no tengo la menor idea de qué tanta es la fuerza que tengo que poner al cargarlos y mucho menos cómo demonios cambiar un pañal como ahora me toca.
Por primera vez en dos meses Ava no está.
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