Esposo arrepentido
Capítulo 11

Capítulo 11:

Mi padre suelta un suspiro.

Ellos son testigos de todo lo mal que lo pasé en esos meses, donde pensaba que a cada nada tendría a personas secuestrándome de nuevo, perseguida con el fantasma de Nick y con sus manos todavía tocándome de esa forma que…

“Sabía que si decía la verdad en ese momento, Adam iría a buscarme y no quería que lo hiciera, pero sería imposible mantenerlo lejos. Necesitaba tenerlo lejos para sanar, para no regresar a él porque si… si regresaba, si lo veía, si me fascinaba esa fase de familia feliz por la llegada de la niña, olvidaría lo que me hizo y no quería hacerlo”

Dentro de mí, sabía que no podría hacerlo.

Me convencí de que lo mejor era ocultarlo.

Pensé que solo serían unos meses en los que mejoraba, pero no mejoré al instante. Comencé a tomar terapias más seguido, las alucinaciones eran constantes y no podía tomar mis medicamentos, solo enfocarme en la bebé y me aferré a ella.

“Sé que hice mal. Quise contárselos apenas la tuve, porque creí que había mejorado. Necesitaba de ayuda, no tenía idea de cómo cuidar a una recién nacida y Brooklyn lloraba tan fuerte que acabé estresándome y desarrollando depresión postparto”.

“Ava…”

“Fue difícil”, admito.

“Había noches en las que creí que no podría y pensaba en llamar a Adam, pero para entonces ya tenía tanto miedo de que se molestara por haberle ocultado la verdad, que decidí no decir nada y así se quedó. Me hice a la idea de que en algún momento se lo diría, que tomaría valor y llamaría, e intenté contactarlo los primeros meses, pero supongo que la orden de cero contacto que impuse, le quedó demasiado clara, porque jamás respondió. No lo busqué más, no dije nada y cuando menos lo pensé, Brooke cumplió tres y yo… no sabía, no sé cómo enfrentarme a su padre”

Mis padres quedan pasmados, seguramente molestos por las miles de excusas que les di durante todo este tiempo para que no fueran a Londres a verme, pues allí todos saben sobre mi hija y supongo que, no estaba lista para contar la verdad.

Ni siquiera estoy segura de estarlo ahora, pero es lo que es y necesito sacar esto de mi pecho de una vez por todas.

Mamá suspira, aguantando las lágrimas que surgen en ella, demostrando que al menos sí tiene un poco de sentimiento por mí.

“Siempre me pareció extraño que no quisieras que fuésemos a verte, pero creí que se debía a que te comportabas como una promiscua, que habías perdido el camino correcto o qué se yo. Jamás se me cruzó que se debiera a una hija”.

“No entiendo por qué nos ocultaste algo tan importante”, susurra papá, incapaz de mirarme a los ojos.

“Siempre te dije lo importante que era para mí, ser abuelo y tú… me quitaste esto, Ava”

Frunzo los labios para no llorar.

“Tenía miedo, papá. Sigo temiendo”

“¿Miedo a qué?”

“A lo que Adam podría hacerme”, admito, por primera vez en voz alta.

“Siempre que pensaba en decir la verdad, terminaba recordando sus influencias, cómo se pone cuando alguien le miente y yo… no quiero pasar por eso”

Mi madre clava la mirada en mí.

“Sabes que de hacerlo, estará en todo su derecho ¿Cierto?”

Asiento, temerosa.

“Lo sé, y por eso no dije nada. Es tonto, se podría haber evitado, lo sé, pero no estaba lista para afrontar mis miedos, mis traumas y todavía encima tener que tenerlo cerca fingiendo que nada había pasado cuando casi fui abusada, asesinaron a un hombre sobre mí y tuve que… tuve que salvar a Adam de morir”

Mi padre viene hacia mí, tomándome por los hombros, dándome ese apoyo que siempre me ha brindado y sé que no soy su persona favorita ahora mismo, pero es ese amor de padre el que lo mantiene a mi lado, sin importar el mal que le causé.

“Por tus palabras presiento que vas a decirle la verdad ¿Cierto?”, pregunta.

Sorbo por mi nariz, asintiendo.

“Lo haré. Planeo hacerlo antes de la fiesta, pero… no lo sé, tengo miedo”

“Bueno, supongo que podrías verlo en la fiesta”, dice mamá.

“Darle ciertos detalles de lo que pasó y decirle la verdad luego, para no tener que arruinar algo por lo que ha trabajado tanto”

Sé que no estoy en posición de pedir nada, ni siquiera que esté de mi lado, porque ahora es bastante obvio que no está de parte de mi equipo, lo cual es comprensible.

“Siento que mis palabras sean duras para ti, Ava, pero tienes que entender, que será un trago difícil de digerir y no se lo puedes decir antes de un evento tan importante como el que se aproxima. Adam hizo lo posible por hacer de esto algo espectacular solo porque sabía que vendrías, así que por favor, dile la verdad cuando la fiesta haya pasado”

Suelto un suspiro.

“Son solo unos días más”, menciona papá, en clara señal de apoyo a las palabras de mi madre.

“Espero que no tengas muchas expectativas, hija, porque la realidad aquí es que tú le robaste, nos robaste a todos. A nosotros tiempo con nuestra nieta, a Adam tiempo con su hija y a Brooklyn tiempo con su familia”, menciona, con cierto dolor en su voz.

“Entiendo que necesitaras sanar, pero este fue el acto más egoísta que alguna vez hayas tenido y lo siento, pero yo no estoy lista ni para hablar, ni para perdonarte. Lo único que quiero, es ver si al menos puedo hacer que mi propia nieta me reconozca como lo que soy”

Mamá se pone de pie y sale de la sala en dirección a la cocina y el papá se pone de pie siguiéndola, es una clara señal de que quizás, el perdón sea algo demasiado difícil de conseguir en mi posición.

Dormir en casa de mis padres se sintió surreal.

No lo podía creer.

A pesar de que llevo años fuera, mi habitación la conservaron tal y como yo la dejé, así que no tuve ningún problema en acomodarme anoche. La única diferencia entre aquí y Londres es que no pude ver a mi bebé, quien ya dormía con sus abuelos.

Brooklyn parecía absorta anoche, con toda la atención que recibió.

Mamá incluso pensó en dar una celebración con los vecinos para que la conocieran, pero no quise que la voz se regase en todos lados antes de poder hablar con Adam, así que eso quedó descartado, por suerte.

Como no tuve mucho tiempo con ellos, me fui a dormir y apenas suena mi alarma por la mañana, me pongo de pie para ir a buscar a mi bebé.

Camino, todavía en bata, por el pasillo de casa.

Abro lentamente la puerta de la habitación de mis padres, con toda la intención de encender las luces luego, pero cambio de parecer al ver a mi bebé, dormida plácidamente junto a mi padre.

A pesar de tener ganas de sacar a Brooke y llevarla de regreso conmigo, me digo a mí misma que es momento de dejar de ser tan egoísta. La tuve por años, ellos apenas la conocieron ayer, y por eso regreso a mi cuarto.

Dado que sé que mi hija duerme hasta tarde, me doy una ducha para luego cambiarme. Por más años fuera que lleve, no he olvidado las reglas de la casa impuestas por mi madre, como el tener que estar duchados y bien vestidos para tomar el desayuno.

Sus reglas de etiqueta fueron algo que me costó seguir siempre, pero ahora, quizás por mi edad, me resulta hasta comprensible.

Escojo un vestido blanco, suelto.

Dejo mi cabello libre de cualquier atadura y me coloco un poco de maquillaje.

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