Esposo arrepentido
Capítulo 102

Capítulo 102:

Ciertamente, espero con ansias el día en que por fin seamos una familia de cinco.

Por ahora, solo me queda conformarme con la vida que tengo, que es maravillosa, por cierto.

“Mami ¿Puedo tener más tortas?”

Me río a carcajadas, tomando un panqueque más para trozarlo para ella.

“Son panqueques, amor”, responde ella.

“¿Lista para salir?”

“¡Sí! ¿Puedo llevar a Moana conmigo?”

“Claro que puedes, pero solo a Moana porque donde iremos no puedes hacer mucho ruido”.

Frunzo el ceño, observando a mi esposa.

“¿Dónde iremos que no puede hacer ruido?”

Es una niña.

“Lo sé”, responde, volteando los últimos panqueques.

Yo trocé la fruta, puse el café para ambos y la estoy esperando para desayunar juntos sin saber dónde demonios quiere llevarnos tan temprano.

Incluso veo que observa el reloj varias veces, como si estuviera llegando tarde.

“¿Y no aceptan niños dónde vamos?”

“Claro que sí, pero es mejor que se quede en silencio. Serán solo unos minutos”.

“¿Pero por qué?”

Es su turno de rodar los ojos.

“Es una sorpresa y si sigues preguntando lo arruinarás”, comenta frustrada.

“¿Todavía no te pusiste tu traje?”

Bajo la mirada a mi camisa simple, del gabinete donde están todas las camisas para uso diario fuera de la oficina.

“¿Qué tiene de malo esto?”

“Que no combina con mi vestido”.

“¿Vamos a un lugar elegante?”

Se encoge de hombros.

“Algo así, por lo que desayunen rápido que no quisiera llegar tarde en absoluto”.

Ava me conoce tan bien que cambia de tema antes de que siga preguntando cosas acerca del lugar donde quiere llevarnos, pero como dijo que es una sorpresa y sé que no será nada malo, disfruto del desayuno con mi familia escuchando a mi niña contarnos la historia de La Sirenita, una película que ha visto más de diez veces esta semana.

En todo momento en que disfrutamos de nuestro desayuno, tengo la mano posada sobre el abdomen de mi esposa, abrazándola por la cintura con el brazo.

Se me ha hecho costumbre el tener siempre la mano sobre su v!entre y los pensamientos también son solo para mis mellizos los cuales ahora, son una realidad todavía más certera.

Al principio, cuando apenas nos enteramos, acordamos con Ava que no caeríamos en la desesperación de contárselo a nadie, ni comprar absolutamente nada y mucho menos obsesionarnos con ellos porque todavía no estaban confirmados.

Esa fuera la primera barrera que enfrentamos juntos, el pasar esas semanas fingiendo que no estaba embarazada, hasta que pudiésemos oír los latidos de sus corazones y cuando llegó el momento, cuando sus latidos llenaron la habitación, dejé que la esperanza recorriera cada parte de mi cuerpo.

Amé a mis hijos desde el primer momento, pero ese fue uno demasiado especial.

Todo marchó bien hasta ahora, cuidé a Ava todas estas semanas restándole trabajo y esfuerzo, cosa que no cambiará ahora que sé que lo que más quiere es disfrutar de su embarazo con total plenitud.

La barrera de los tres meses también pasó.

Según nuestra doctora, la misma que atendió a Ava la primera vez, las doce semanas son difíciles de conseguir en un embarazo múltiple, mayormente porque uno de los fetos termina su desarrollo y esa fue la segunda meta, llegar justo donde estamos ahora, felices porque oficialmente cumplió las doce semanas.

Llegamos donde queríamos y sé que seguiremos así, pero este momento donde todo parece tan real y especial, lo guardaré en mi memoria por el resto de mi vida.

Cuando terminamos el desayuno, Ava corre escaleras arriba con nuestra hija para terminar de prepararse porque según ella tiene un outfit listo para la pequeña y me envía a mí a ponerme mi mejor traje.

La verdad es que no tengo idea de dónde nos lleva ahora, desde que despertó se negó a decirme qué es lo que tiene preparado, pero como un buen esposo, escojo lo mejor que tengo en el armario antes de bajar hasta la sala donde ambas me esperan.

Mi esposa lleva un vestido marfil que le queda pintado, resaltando su v!entre tan pequeño y algo plano, mientras que Brooklyn lleva un atuendo del mismo color, con su cabello medio recogido y unos zapatitos tan preciosos que la hacen lucir como toda una princesa.

Suelto un suspiro al llegar ante ellas, orgulloso de poder llamarlas mías a ambas.

“¿Listas, mis amores?”

“¡Listas, papi!”

Brooklyn extiende los brazos para que la tome, cosa que hago en lo que Ava cierra la puerta principal.

Me acerco al coche familiar dejando a nuestra hija en su asiento bien asegurada.

“No vayas a dormirte ¿Sí? Mami tiene una sorpresa preparada y tenemos que estar despiertos”, le digo, a sabiendas de que estando sola es capaz de dormirse en dos segundos, pero levanta el meñique.

“Pinki promess”, dice.

Entrelazo mi dedo meñique con el suyo, sellando la promesa.

Le guiño un ojo antes de cerrar la puerta, acercándome al lado del conductor donde está mi esposa.

“¿Es en serio? Amor, quiero conducir”.

Niega con su cabeza.

“Hoy tú serás el pasajero. Sube, llegamos tarde”, dice.

Suelto un suspiro. Intentar conversar con Ava ahora que tiene las hormonas alborotadas no es una buena idea así que termino por girar para tomar asiento en el lado del pasajero, donde usualmente va ella.

Comienza a conducir y yo observo a nuestra hija por el espejo retrovisor a que no se quede dormida, pero como juró, hace el intento de mantenerse despierta.

De tanto mirarla, la pregunta llega a mi mente siendo incapaz de hacer que se vaya por lo que volteo a ver su madre.

“Ya que no quieres decirme dónde vamos, ¿Puedo hacerte una pregunta?”

Frunce los labios para no reírse.

“Dime”.

“¿Cuándo le daremos la noticia a Brooklyn?”

“No lo sé, estaba pensando en decirle dentro de un rato. El lugar donde vamos…”

“Bueno, estaremos ocupados como veinte minutos. Quizás luego podamos decirle”.

Sacudo la cabeza.

“Y dale con tu sorpresa”, reniego.

“Espero que al menos sea buena”.

“Oh, cariño. Créeme, vas a quedar encantado, tú solo recuéstate y disfruta, amor”.

“Bueno, de acuerdo”.

Al menos estamos de camino, eso es lo que me digo para poder continuar manteniendo la calma.

.

.

.

Consejo: Puedes usar las teclas de flecha izquierda y derecha del teclado para navegar entre capítulos.Toca el centro de la pantalla para mostrar las opciones de lectura.

Si encuentras algún error (contenido no estándar, redirecciones de anuncios, enlaces rotos, etc.), por favor avísanos para que podamos solucionarlo lo antes posible.

Reportar