Esposo arrepentido -
Capítulo 101
Capítulo 101:
“Claro que no. Tenemos una casa grande, una niña pequeña, dos bebés en camino, muchas escaleras y mucho trabajo”, enumera, quitándose su ropa de dormir.
“Es el momento idóneo para contratar una mucama”.
Suelto un suspiro.
Ahora que lo pienso mejor, creo que una mucama me será de mucha ayuda, además de que será solo tres veces por semana por lo que tendré otros cuatro días para encargarme de los labores del hogar.
“Bueno, quizás no sea tan mala idea”
Veo que está completamente desnudo entrando en la ducha, así que comienzo a caminar hacia la salida cuando me toma de la mano, jalándome hasta su posición.
Lentamente baja las finas tiras de mi camisolín, sonriendo como un jovencito.
“¿Qué estás haciendo?”
“Tomando nuestra ducha matutina”.
“Tengo que preparar el desayuno”
Muerde su labio inferior.
“Y yo quiero tomar el mío aquí”
Se lanza de rodillas, listo para meterse entre mis piernas.
“Festejemos los tres meses practicando para los que se vendrán después ¿Quieres?”
Para cuando terminamos salgo primero de la ducha, envolviendo mi cuerpo en un albornoz.
“Termino aquí me iré a despertar a Brooklyn en lo que preparas el desayuno”, dice Adam, terminando de sacarse el jabón del cuerpo.
“De acuerdo. Estoy en el vestidor ¿Sí?”
Cierro la puerta que nos divide la ducha, enfrentándome al vapor que hay en todo el cuarto, lo cual me hace sonreír porque llevamos casi cuarenta minutos dentro y apenas hemos terminado de ducharnos.
Pensar en todo lo que tengo planeado para hoy me hace sonreír y aunque tenía algo distinto en mente, aprovecho el valor en el espejo para escribir una pequeña nota para mi esposo antes de salir corriendo hasta el vestidor.
Con una sonrisa en los labios busco rápidamente la ropa que separé la noche anterior a sabiendas de que sería un día bastante agitado.
Me seco el cuerpo, me coloco la ropa interior y subo la pretina de mi vestido observando mi cuerpo en el espejo, admirando el tono marfil de la tela la cual me cubre un hombro, resalta mi pecho con el escote que tiene y se ajusta a las curvas de mi cuerpo enseñando apenas el abdomen.
No tengo mucho v!entre, de hecho solo pareciera que estoy inflamada así que no tengo temor de ocultar mi embarazo ante nadie que me cruce por la calle hoy.
Estoy cepillando mi cabello cuando siento un grito de parte de mi esposo que me hace sonreír como una desquiciada suponiendo que vio el mensaje que le dejé.
“¡Ava!”
“¿Qué?”, respondo, sin moverme del lugar.
“¡Dime que es cierto!”, grita de nuevo, haciendo que me parta de la risa.
“¡Respóndeme, por favor!”
De repente siento ruidos, demasiados, como si estuviera apurado o algo similar.
Escucho el agua todavía corriendo como sonido de fondo, también un poco de crisis en sus torpes palabras las cuales no termino de comprender porque está gritando y en segundos lo tengo frente a mí, con el agua todavía escurriendo de su cuerpo todo mojado, apenas cubriéndose con la toalla sus partes íntimas.
Con el ceño fruncido, preocupado, agitado y con cierta emoción en sus ojos se acerca a mí, tomándome de la mano.
“Dime que es cierto”, susurra.
“Porque es una especie de broma, te juro que…”
Tomo su rostro con ambas manos.
“No estoy jugando contigo”
Aseguro.
“¿Entonces es real?”
Asiento
“¿Fue una propuesta de matrimonio real?”
Me río levemente.
“Lo fue. ¿Aceptas?”
Paso los brazos alrededor de su cuello, sin importar si me mojo o no porque a este punto nada me interesa más que su respuesta a la pregunta.
¿Quieres casarte conmigo?
Que escribí en el espejo del baño solo para él.
“Esto es imprevisto, yo…”
Frunzo el ceño.
“¿Piensas decir que no?”
“¡Por supuesto que no! Pero… de haber sabido que serías tú quien lo propusiera, no habría comprado esto”, dice.
Se aleja de mí, va hasta su lado del armario buscando en su perchero de sacos uno en especial de dónde saca una caja turquesa.
“Lo tengo hace una semana. No te lo entregué porque pensé que teníamos tiempo”.
La sonrisa en sus labios cuando me lo pone en las manos es tan grande y tan contagiosa que me pone a saltar.
Realmente otro diamante no era necesario.
Estoy a punto de decirlo cuando abro la caja, quedando maravillada con el diseño.
Algo único, especial… completamente diferente a cualquier otro diamante que haya visto.
Mi corazón bombea con fuerzas, no tengo palabras para expresar lo que estoy sintiendo porque solo me limito a observar al hombre frente a mí.
El único hombre capaz de ponerme de esta forma.
El anillo de color oro rosado, tiene tres diamantes que van cruzados, como entrelazados.
El diamante de en medio es de color rosa, demasiado grande como para crear destellos, mientras que los que están alrededor, los otros dos, son blancos y más pequeños.
No es necesario mirarlo por media hora para saber lo que significan cada uno.
“Este es por Brooklyn, y estos por los mellizos”, dice él, tomando mi mano, deslizando la sortija donde debe ir, sustituyendo la otra.
“Dijiste que querías un nuevo comienzo y esa sortija no pertenece a esta historia”
Mi mano brilla cuando miro cómo me queda, mientras que mi corazón palpita con fuerzas, gritando en cada latido cuán enamorado está de Adam Byrne.
“Y sí, Ava Dawson, acepto ser tu esposo, de nuevo y para siempre”.
POV Adam:
Ava me besa a cada nada mientras mira su anillo.
Prepara el desayuno con una sonrisa en los labios porque hoy es un día para celebrar.
Al fin estamos en un punto donde no tememos a nada.
Ni a nosotros mismos, ni a nuestras palabras: y mucho menos al futuro porque ahora es lo que más anhelamos.
El futuro que nos espera.
Comenzamos una nueva vida. Estamos listos para lo que sea que vaya a pasar con nosotros.
.
.
.
Si encuentras algún error (contenido no estándar, redirecciones de anuncios, enlaces rotos, etc.), por favor avísanos para que podamos solucionarlo lo antes posible.
Reportar