Entre dos CEO’s -
Capítulo 62
Capítulo 62:
John regresó a la empresa, aunque no estaba en sus planes, solo que la visita que lo espero en casa, lo obligó a acudir y ver cómo está todo…
“¡Mi gran amigo está de vuelta! Acabo de ver tus 200 llamadas perdidas ¿Todo está bien?”
“A mi regreso encontré a todos los abogados de esa mujer en mi casa, se acaba de dañar lo bello que pase mis días ¿Qué ha sucedido?”
En cuanto Carla ve al jefe s ascensor, sube corriendo a toda velocidad detrás de él tratando de volver a conseguir el supuesto que le habían ofrecido.
“¡Señor Ferrari necesito hablar con usted bienvenido!”
Dice ella caminando se%y y tratando de provocarlo
“No es un buen momento para hablar señorita. No estoy en mi mejor momento, si necesitas algo habla en recursos humanos”.
“Es que ya no puedo esperar más, necesito contarle”.
Ella insiste mirándolo a los ojos mientras se hace un rizo con un mechón de su cabello.
“¡Bien te escucho! Robert vamos preparando la oficina, necesito que me explique cómo vamos a hacer hoy ante todo lo que está sucediendo”.
Robert se retira y él entra a su oficina junto con aquella secretaria. Ella iba con una gran sonrisa ya que como le iban a prestar atención, estaba casi convencida que lo podía controlar y hacer que le devolviera su puesto designado.
“Sin rodeos señorita ¿Qué necesita? Debe de ser algo urgente que en medio de pasillo obstruye mi paso. Así que la escucho”.
“La señora Amanda antes del viaje, me dijo que yo no iba a ser su secretaria, yo le dije que sí entonces venía a recursos humanos y…”
“¡Lo que diga mi futura esposa eso será señorita! Si usted no viene a hacer mi secretaria se quedará dónde está y si vuelve a molestarme a mí o a mi personal, vas a quedar despedida, no estoy para niñerías”
“¿Está así por qué está de mal humor? Quizás este no es el mejor momento para hablar con usted. Así volveré luego, si nos hubiésemos ido nosotros solos para aquel paseo, lo hubiese convencida de alguna manera. ¡Se lo aseguro!”
Le dice muy coqueta y descaradamente.
“Ya me convenciste, ¡Estás despedida! no te quiero ver en estas instalaciones, eres una mujer muy falta de respeto, aparte de que llegaron las quejas de lo que hiciste. Del gran escándalo que hiciste porque no te lleve conmigo. Recibí quejas que no hiciste caso a lo que decían personas superiores. ¡Eres una malcriada y aquí en esta empresa necesitamos personas capaces, no niñas berrinchudas! Así que puede pasar por recursos humanos y que tenga suerte en su vida”.
Ella había escuchado que el jefe era algo extremista y que podía ser bien fuerte, pero lo que acaba de suceder la dejó totalmente sorprendida. Por tratar de seducirlo, lo único que logró fue perder su trabajo. Fue a su escritorio y recogió sus cosas sintiéndose muy indignada, no pasó por recursos humanos. Ella simplemente se marchó.
Jhon se dirige a reunirse con Robert Yuli se une a ellos ya que tenía algo que decirle con respecto al caso de su esposa. Ella al igual que Amanda estudió derecho y fue lo primero que ejerció antes de llegar a las instalaciones.
Así todas aquellas propuestas que hizo, a ambos les pareció genial y era lo que iban a ejecutar. Cuando llegaron los abogados de la Familia Ferrari y escucharon la propuesta esta, quedaron maravillados, no había una mejor elección,
…
Carla se había marchado, el perdido lo que tenía que hacer en aquella empresa. Aunque estaba un poco asustada, esa misma tarde fue a prisión y se reunió con Mónica quien la esperaba bastante enojada.
“No puedo creer lo que me dijiste al teléfono”
“´Después de tanto nadar mueres en la orilla`. Todo esto me parece increíble”
Expresa con voz severa
“Su prometida hizo que todo se saliera de control, ella al instante que se enteró de mi presencia, me sacó del camino y no es mucho lo que pude hacer, estando en recepción, ahí estoy muy lejos del Señor Ferrari”.
“¡Increíble que esa mujer le haya quitado hasta lo de Don Juan! Si te hubiese ido con él para que el viaje, ya todo estuviera resuelto, pero ahora solo se me complicó”.
“Lo único que tiene a su favor es que ya pronto va a salir en libertad y podemos hacer mejores movimientos”.
“¡Qué estúpida! Mi esperanza eres tú, no voy a salir de aquí para ningún lado, por estúpida. Se me ocurrió la brillante idea de amenazarlo, en cuanto me enteré que iba a buscarla hasta su casa. Me salí de mis casillas, cuando inicie hablar no podía detenerme. Él se enojó bastante y retiró todo el adelanto que había hecho”.
“¿Qué…? ¡No puede ser!”
Carla reacciona bastante sorprendida al escuchar aquellas palabras.
“No me pienso quedar con esta humillación. Yo habías hablado con los periodistas de las revistas más importante y había quedado claro que pronto salía de aquí, no pienso ser la mala de la historia. Mis abogados fueron a buscarlo y no lo encontraron hasta esta mañana, que pudieron hablaron con él. Solo dicen que está renuente a seguir ayudándome y que las pruebas que envió como amenaza solo hicieron empeorar todo. Así que te daré una nueva misión, yo no voy a perder este”.
“¡El dinero que tenía inicialmente lo he utilizado, no tengo dinero!”
“No te preocupes por eso, irás a casa de Gerardo, te voy dejar su ubicación. Él te va a entregar unos paquetes, que tendrás que llevar a la Mansión Ferrari y se lo vas a dar a la encargada de la cocina o lo dejarás en la puerta…”
Después que realices esa misión, él te va a entregar un dinero y ahí en adelante pues nos vamos a separar.
“Con ustedes, es con quién estoy ganando dinero a esta hora, ¡Por favor señora no me abandone!”
“Has hecho bien tu trabajo Carla pero estoy en prisión y ya he gastado el dinero que tengo fuera. Pensé que iba a salir para volver a reconquistar a ese hombre. Solo que se me ocurrió la brillante idea de ponerme estúpida y aquí estoy, peor que al inicio”.
“¿Para cuándo quiere que vaya donde su amigo? Como no tengo trabajo, me queda más tiempo disponible”.
“¡Puedes hacerlo esta misma tarde! Necesito ver resultados rápidos, de la única forma que siempre viene a mí, es cuando está herido. Pues lo voy a herir bastante, y sé que va a venir por aquí para luego volver a convencerlo de retirar los cargos en mi contra. ¡Necesito salir de aquí!”
Con las indicaciones que recibió de Mónica, Carla tomó un taxi y llegó hasta aquel lugar. Cuando tocó la puerta, le abrieron y la invitaron a entrar de inmediato.
Todo en ese lugar le parecía sospechoso, pero como Mónica la había enviado, estaba convencida que no le podía suceder nada. Después de estar dentro, se acerca el chico con el que ella siempre habló y la entrega una pequeña bolsa.
“¡Hola de nuevo Carla! Mónica me dijo: puedes ir hasta la mansión a reclamar tus derechos de empleada y aprovechas y dejas esto”
Le entrega una pequeña bolsa.
“Tienes que dejarlo en un lugar visible, no lo puede dejar dentro de la.-bolsa para que lo utilicen rápido”.
“¿Tengo que sacar eso de la bolsa y dejarlo en la mansión y luego irme, solo eso?”
“¡Me encanta la inteligente que puede ser chica, eso me encanta de ti! Exactamente es lo que tienes que hacer. Sacarás los biberones y los pondrás sobre alguna mesa y si puede llegar hasta el calentador mucho mejor”.
“¿Son biberones para los bebés?”
Dice ella algo curiosa y extrañada.
“¡Así es! Irás y los pondrás dentro de la casa, una vez que estén allí me llamas y terminó tu trabajo. ¡Aquí tienes el dinero!”
Él le pasa suficiente cantidad de dinero y ella y lo recibe con una sonrisa.
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