Entre dos CEO’s
Capítulo 60

Capítulo 60:

Le dice Amanda acompañado de una sonrisa. Se devuelven a la habitación y se acomodan junto a los bebés. Mientras lo acomodan cierra los ojos tratando de descansar, una vez Jhon se percata, la arropa para que esté más cómoda, va por un vaso de agua a su regreso la encuentra en el lado que él duerme.

Así que cuando él se va acomodar en el otro lado, ella se despierta y lo invita a dormir de su lado, pero juntito a ella. Pasaron esa noche abrazados como parejas, en una gran cama, donde estaban ellos su amor y sus dos pequeños retoños.

El sol, las flores, la suave Brisa, todo complementado en una habitación. El primero en abrir los ojos fue Jhon, quedo sorprendido y admirado al ver a su familia en una cama. Allí veía a su amada durmiendo junto a sus dos pequeños, cuando observó bien, ya la pequeña Johana estaba despierta, solo que estaba muy tranquilita, él la tomó en brazo y se acercó al balcón para que contemplara la bella mañana que acaba de iniciar.

“¡Buenos días!”

Despierta Amanda

“¡Buenos días! Le muestro la belleza de la naturaleza a mi pequeña, ¡Es increíble, soy papá Amanda! Desde que vi por primera vez a estos niños ni siquiera me lo puedo creer”.

“Yo necesito una pastilla del día después Jhon, porque de lo contrario, no serán los únicos niños. Anoche no nos protegimos”

“¿Te molesta seguir dándome hijos?”

Con una mano sostiene a Amanda y la atrae un poquito hacia él.

“No me dejes solo más tiempo por favor, te necesito a mi lado y en mi compañía de regreso.”

Ella mira hacia el lado, luego levanta su mano izquierda y muestra su dedo, donde ya no está su anillo. Jhon muestra una sonrisa y va a su chaqueta y allí saca el anillo. Ella se sorprende bastante. Él camina hacia ella y le pone aquella pequeña sortija.

“No me digas que sabía que te lo iba a pedir en este momento, ¿Por qué lo tenía ahí en tu chaqueta? ¿Estás aprendiendo a leer el futuro?”

Pregunta Amanda en forma de chiste.

“¡Pues no! Desde que me lo diste, en cada chaqueta, cada ropa que use, mi camisa, a mi trabajo, no hay un día que esa sortija no esté conmigo, es una forma de sentirte cerca”.

“¿Quieres dejar dicho que no te molestaste conmigo aquella noche?”

“Aquella noche que no quiero recordar. Por mi estupidez, te hice daño a ti”.

Él decía esas palabras mirando al piso y con gran dolor en su corazón.

“Ese día me lastimé a mí mismo, me hice daño. Te aparté, siendo tú, lo único que necesitaba en mi vida para estar tranquilo y en paz, algo estúpido, por eso sufrí durante tu ausencia”.

“No me llamaste, ¡Dices que fuiste y no terminaste de entrar! Te había recibido con los brazos abiertos”.

“Peleaba una guerra conmigo mismo, en el cual siempre perdía. Cometí estupideces, hacía cosas estúpidas, pensando llenar un vacío que solo tú puedes llenar”.

“¿Estupideces?”, pregunta ella algo curiosa al escuchar sus palabras.

“Decidí retirar los cargos que había en contra de Mónica. Al parecer muy pronto estará fuera de prisión”.

“Algo ya sabía sobre eso, y también de las visitas conyugales que realizaste”.

“Fue la primera mujer que busqué, con quien quería de quitarme la rabia”.

Él la miró a los ojos.

“En ese momento no fui a hacerle el amor, fui a sentirme su amo, a someterla a mi voluntad, ¡Y no pude, no pude ni con ella, ni con nadie!”

“¿Me estás diciendo la verdad? No quiero que más adelante surjan otras cosas y enterarme de algo que no quiero. Yo no deseo sufrir más por favor”.

“Te juro que así es, ¡No pude! La veía allí y volvió todo el rencor a mi corazón, ni siquiera la puedo comparar con lo más malo que me pasó en la vida. No tiene caso ayudarla, esa mujer se ganó un odio en mi corazón y es lo único que siento por ella”.

“¿Por qué decidiste sacarla de presión? Sabes que una persona herida es bastante peligrosa. Ahora tienes familia, debes de pensar en eso”.

“Cuando estuve hablando con mi madre me dijo lo quiero que vivas mismo. Por eso deseo que se regrese, quiero que vivas conmigo, quiero que te cases conmigo. No quiero seguir solo, no soporte tenerte lejos, Amanda por favor no me quites estas hermosas mañanas y sigue enseñándome a ser papá”

Su palabra era tan dulce que rápido convencieron a Amanda. Ella asiente con la cabeza mientras le da un suave beso.

“Ahora debo comer algo, después de esa noche y madrugada siento un vacío inmenso en mi estómago”.

“Pensé que deseabas más, tendremos que ponernos al día por todas esas noches que no estuvimos juntos”.

*¡Ring, Ring, Ring!*

“¡Hola!”

Responde Amanda después de escuchar su teléfono resonando.

“Recibí tu mensaje, pero no puede ser, mañana tendría que llevarle el niño a Charo. ¡No pienso cuidarlo, para que sigas en los brazos de ese hombre!”

“¿A esta hora de la mañana, ya estás bebiendo? Te escuchas borracho Carlos. Ahora eres alguien inseguro para mi hijo ¿Qué te sucede?”

“¿Qué te sucede a ti…? Te dije que me dieras una oportunidad, que te quedaras conmigo. Estaba decidido a criar a tus gemelos y me dejas un mensaje que te fuiste de fin de semana con tu hombre ¿Y a mí me rechazaste?”

Jhon escucha la llamada y se aleja un poco para darle la privacidad que Amanda necesita en ese momento, pero aún se aleja queda atento ya que Amanda tenía su teléfono en altavoz porque estaba amamantando al pequeño.

“Yo te he dejado claro mis sentimientos y la personas con quién deseo estar. Entiendo tu dolor y la situación que estás atravesando Carlos, pero si esto continúa, no puedo dejar a mi hijo en manos de un borracho ¿Qué sucedería si yo busco las pruebas de que estás alcoholizado y con una mujer demente a cargo de un bebé pequeño?”

“¿Me estás amenazando, eso es lo que haces amenazarme?”

“No te estoy amenazando, te estoy advirtiendo, si esta es conducta es la que vas a adoptar. Te quitaría mi hijo y no te quedarás ni con él ni con ninguno. A menos que adoptes uno para ti y tu esposa”

Solo escucha a Amanda en esas condiciones y rápido cierra el teléfono, se sentía alterada, no podía creer el nivel de estupidez que podía tener ese hombre. John se acercó en ese momento y le preguntó que si todo estaba bien o que si deseaba que fueran por el niño.

“Ellos atraviesan un camino duro en este momento, pero si lo vuelvo a llamar y sigue en esta condiciones, tendré que actuar de otra manera. No siento que mi hijo esté seguro en una casa donde haya un borracho y una señora demente, no es sano para la salud de un niño de apenas dos años y medio”.

Ella le cuenta toda la historia, en ese momento. Él entiende porque Carlos estuvo junto a ella esa noche. Sintió mucho pesar por Ada, ya que él la conocía de antes y sabía que era una mujer muy correcta.

“Como te había dicho antes. Tengo una fundación de niños, a los cuales ayudo bastante, una vez me enteré que no podría dar hijo, me entregué por completo ayudar a quien lo necesita, ya que no tenía la propia familia. Allí podemos ayudarlos, si quieren un niño o una niña. Al igual que tú me solidarizo con ello y te pongo esto a tu disposición”.

“No quiero seguir hablando de esto será después de nuestro viaje. Aquí debemos aprender a vivir en familia como lo hemos está haciendo hasta ahora”

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