Entre dos CEO’s
Capítulo 56

Capítulo 56:

“No tengo ningún derecho sobre ti Señor Jhon, así que no debes de ponerme por sobre todas las mujeres que te gustan, luego vas a perder tus conquistas y te va a quedar sin ellas y sin mí”.

Le dice Amanda retándolo mientras lo mira a los ojos.

“Veo que deseas hablar, hazlo, porque no deseo que estés enojada todo el camino. Aún no es mediodía y quedan tres días para estar juntos”.

“Sábado y domingo en la noche nos regresamos, eso no se cuenta como tres días”.

“Pues el día lunes es feriado, cambie los planes y lo alargué un poquito más, así que decide seguir ¿O si debo llamar a Carla para que se vuelva?”

Ella hace gesto de enojada y lo mira y él hace una sonrisa y también la mira.

“¿Qué te parece gracioso?”

“¡Qué estás celosa!”

“¿Estoy celosa? No sabe lo que estás diciendo, simplemente cuido a mis hijos, sé muy bien lo que haces cuando estás solo con una mujer”.

John la acorrala hacia la pared, sin dejarle mucho movimiento. Sus narices están bastante pegadas y ella puede sentir el aliento muy cerca de su hombre.

“No sabes lo que hago mientras estoy a sola con una mujer, si he hecho cosas deliciosas contigo, no quieres decir que lo haga con todas”.

Ella se quedó disfrutando de aquella respiración que tanto le hacía falta, su piel estaba erizada y su rostro sonrojado.

“No debes acercarte tanto Señor Ferrari, recuerda que me dijiste en varias ocasiones que vas a respetar mi decisión”.

En ese momento él se aleja

“Disculpe Señora Castro”

En solo unos segundos que duraron cerca Amanda se sofoca.

“Debiste decirme que se cambia las cosas Señor Ferrari”.

“Te he dicho, que si tiene algo que hacer, te puedes marchar. Yo controlo la situación, devuelvo esta chica a Carla y sigo con los planes”.

“Por qué la menciona tanto ¿Acaso te trae la señorita?”

Dice ella con voz de burla mientras la menciona.

“Bien nos regresamos mañana mismo si quieres, pero déjame disfrutar de mis hijos unas horas. Si no quiere que vaya con otra persona, tampoco quiere que regresemos lunes, solo déjame disfrutar de los niños”.

Él cambia su rostro y muestra una sonrisa, ella lo observa bastante seria. Jhon atiende una llamada y una vez recibe lo que esperaba se disponen a salir nuevamente al avión.

“No tengo ropa suficiente para durar hasta el lunes Señor Ferrari en aquel lugar nunca vi una tienda cerca ni nada parecido, así que tengo que hacerlo antes de salir”.

“Paúl te detienes en la tienda de La Gran Plaza, para que la Señora Castro pueda comprar lo que necesita, igual si siente que los niños necesitan algo lo puedes comprar”.

Unos metros más adelante Paúl se detiene en el estacionamiento de una tienda y cuando ella se va a desmontar, ve que John se queda con su teléfono sentado, sin intenciones de pararse.

“¿No me vas acompañar?”

“¿Desea que te acompañe? Desde que llegué a recogerte, he sentido que mi presentía te molesta, por eso te iba a dejar un espacio para ti sola”

“No mientas, vas a aprovechar que salgo sola, e irás a excusarte con Carla”

“Vamos Señora Castro”.

Jhon mira a Paul y muestra una gran sonrisa y Paúl queda totalmente confundido con la actitud de Amanda, ya que se veía bastante seria.

Entran a la tienda Amanda toma todo lo que necesita mientras Jhon va jugando con la pequeña Johana, aprovechando que estaba despierta. Amanda no sabía si estaba paranoica o ese día todo conspiraban, las miradas de todas mujeres que se acercaron, se iban directo a su hombre, ella lo pudo notar con facilidad.

Tomó las cosas que iba a necesitar y cuando se dirige a la caja la encargada del pago ni siquiera la miró, en todo momento se refirió a hablar con John ya que él también era quien tenía la tarjeta en la mano”.

“¿Desea pagar efectivo o con tarjeta señor?”

“¡A mí es a quién debe mirar señorita! Pues soy quién está comprando. ¡No soy invisible acá estoy! Y el señor como puedes ver tiene familia. ¿Todas deben de ser tan coqueta?”

“¡Discúlpeme señora!”

Tararé ella un poco asustada al ver el gesto de Amanda.

“Solo vi que el señor tenía la tarjeta en la mano y por eso hice la pregunta”.

“Ahora debes limpiar tu rostro, ya que te salió la baba viendo a mí hombre. Se necesita más respeto. ¿Te lo puedo exigir a ti o debo llamar al gerente de este lugar?”

Amanda estaba fuera de control Jhon solo la mira y se ríe, luego se acerca y la abraza por la espalda.

“Mi esposa está un poco paranoica el día de hoy, ella no suele ser así pero así como lo ve así mismo la amo”.

En todo el día era la primera vez que había conseguido una sonrisa en los labios de Amanda y fue después de aquella vez. Pero la verdad es que estaba insoportable.

Esas palabras tranquilizaron Amanda durante todo el trayecto del camino, hasta se durmió en el avión. Jhon solo la contempla y se ríe, no había conocido esa parte de su amada, pero sí que sabe ser bien terca.

*¡Ring, Ring, Ring!*

Resuena el celular de Jhon, pero él no tiene pensado tomar la llamada. Al segundo sonido, Amanda despertó y solo lo observó, mientras él miraba aquella pantalla muy decidido a no tomarla. Él apaga el celular y sigue contemplando a su pequeño hijo que lleva en brazos. Unos minutos más adelante llegaron a la finca dónde son recibidos con mucho amor, todos quedaron sorprendidos, al ver a los gemelos se enamoraron de ellos.

“¡Hola mi Tita! ¿Todo el amor que había depositado en mí, ahora tendré que compartirlo? ¡Lo acepto!”

Dice Jhon un poco trágico, después de la gran bienvenida que ofrece Tita a los gemelos.

“Pues es que son tan hermosos, además debes de excusarnos a todos, aquí no se sabe cuántos años habían pasado sin que viniera un pequeño bebé, serán más que bien recibidos. Señora Amanda muchas felicidades y sea usted bienvenida a esta su casa”.

Por fin Amanda tenía una sonrisa en su rostro, estaba muy complacida y contenta por la bienvenida que recibió al llegar aquel lugar. Desde que llegaron se sentaron en las mesas a cenar, después de un día de viaje llegaron hambrientos.

“Es hora de cambiar los pañales a los niños ¡Permiso!”

Se disculpa Amanda con intención de marcharse.

“Acabas de cenar, debes guardar reposo. No es bien para tu salud”.

Expresa Jhon al ver que Amanda se retira.

“Los pañales de los niños no pueden esperar, ya que no le hace bien a su piel sentir tanta humedad”.

“Siendo de esta manera, me gustaría aprender ¿Me enseñas?”

Jhon sigue muy interesado en todo lo que tiene que ver con los niños. Se lava sus manos y vuelve decidido para ayudar Amanda con el cambio. Estaba muy convencido que sería algo sencillo. Amanda encantada le muestra todo el procedimiento e inicia la clase.

Le toco él pequeño Jhonny, solo que no se esperaba que el niño en ese momento lo iba a salpicar de pipí. Todo fue risas ya que nadie se esperaba aquel momento tan gracioso. Él estaba más que emocionado, todo esto era nuevo para él y sí que estaba disfrutándolo. Amanda lo ayudó con el desorden, él colocó el pañal y quedó listo.

“¡Felicidades nuevo papá! no sé si es el amor y el interés que le pones, pero está funcionando ¡Lo hiciste muy bien!”

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