Entre dos CEO’s -
Capítulo 49
Capítulo 49:
“Él está destruido, está más delgado, nuevamente su sonrisa se fue de su rostro. No sabes lo que daría por verlo sonreír cómo lo hacía estando contigo”.
“Es solo cuestión de tiempo, cuando llegue una persona a su vida, todo eso lo olvidará y volverá a sonreír te lo aseguro”.
“¿Entonces piensas quedarte en la lejanía? Cuando esos niños nazcan puede acercarte a él hacerle una prueba de ADN”.
“¡No, no!”
Responde ella casi de inmediato y ríe.
“Que conozcan a su papá pero tampoco se lo voy a imponer. No le haré ninguna prueba”.
Ellos siguieron disfrutando su estadía del domingo, cayendo la noche se devolvieron a casa. Robert, se había llevado a su apartamento a Yuli para que ésta le hiciera compañía, ya habían formado una relación seria, en la cual los dos se sentían muy cómodos.
*¡Tock, Tock, Tock!*
Entra Jhon inmediato siente que la puerta es abierta.
“Necesito saber cómo está ¿Has tomado la foto como te lo pedí en el mensaje?”
“Te he enviado la foto, ya la pudiste ver. Nosotros acabamos de llegar”.
“Necesito una foto de Amanda, enviaste una foto que no pude descargar y la pude ver una sola vez ¿Qué es esto?”
Robert va a su maletín y saca aquel sobre que había enviado con él.
“Te envié la foto sin autorización, podrías quedarte con ella por eso lo hice de esa manera, aquí está el sobre. Ella dice que no necesita nada de ti, que desde siempre ha sabido rascarse con sus propias uñas”
“Pero le envié eso, porque la esta pasando mal, que no tenía dinero, aparte de que tiene un embarazo adelantado”.
Él rasca su cabeza y se dirige a su amiga
“Ella está herida John, solo me dijo que te devolviera lo que es tuyo, que no necesita nada y que gracias por todo, pero ella va a estar bien junto a sus hijos”.
“¡Claro! Ella no quiere aceptar nada de mi parte, porque esos babes no son míos, voy a buscar la forma de cuando esos niños nazcan viajar hasta allá y hacerle un ADN, para ver si de una maldita a vez arrancó este sentimiento que no me deja vivir, no me deja comer, no me deja dormir. Hasta que yo no confirme lo que ya sé, no terminaré de abrir los ojos”.
Él toma aquel sobre y sale por la puerta bastante frustrado. Robert mira a su novia que está sentada en el sofá.
“No sabes cómo me duele ver a mi amigo así, lo conozco bien y sé que está sufriendo mucho”
“No es él solo quien sufre Robert, yo conozco a mi amiga y está destrozada. Solo que no se la puede poner tan fácil, él cuando aquella prueba arrojé positivo, se dará cuenta que todo el dolor y el sufrimiento que ahora enfrenta, él mismo se lo causó, porque ella intentó decirle”.
“¿Alguna vez le dijiste? Yo estoy más que seguro que él es el padre de los niños”.
“Debemos de estar en apoyo de los dos, más no pasar de los límites”.
“De alguna manera debemos de interceder, es muy fuerte verlo sufrir, cuando lo único que desean es estar juntos”.
Jhon salió desesperado de aquella casa, se sintió ofendido con el desprecio de ella. Ni siquiera sabe cuál es el sentimiento que lo hace sentir tan triste y derrotado, él esa noche tiene un impulso fuerte ir hacia ella y abrazarla, aceptar que en realidad van a tener una familia juntos.
Pero tiene miedo intenso y esto es más grande que cualquier sentimiento y cualquier emoción. El miedo lo tiene en los huesos. ´Si nace ese bebé y no es mío`. Ese lema se había apoderado de él y no lo dejaba seguir en paz.
Algunas noches iba a un bar tratando de ahogar sus penas, deseando conocer a una nueva persona, pero entre la música el ambiente y ver parejas felices, simplemente salía más herido.
Así que esas noches se acabaron y él se quedaba solo en su casa mirando el teléfono y temblando para llamarla y solamente escuchar su voz.
…
Esa noche se atrevió y marcó el número que conocía, mientras sonaba aquel teléfono él cerró los ojos bastante fuertes.
“¡Hola!”
Escucho a través del teléfono. Él solo suspiró
“Soy…”
Él hace el intento de hablar, pero luego coloca su mano en la boca y escucha su voz.
“Si buenas noches”
Cuanto necesitaba escucharla y tenerla cerca. Amanda al no escuchar a nadie le respondía solo cerró la llamada
Dos semanas después Amanda dio a luz a dos preciosos bebés, una niña y Un niño, nacieron hermosos, todos los doctores y demás enfermeras estaban enamorados de la belleza que tenían. Los dos niños nacieron en un peso y salud excelente Amanda dónde estaba muy feliz de tenerlo en sus brazos.
Ella fue a casa y en todo momento fue atendida por su madre, aunque en su casa carecían de algunas cosas ya estaban acostumbrada, los lujos fue algo pasajero, más ellas sí sabían vivir sin nada.
“Necesito que vayas al banco y busque el dinero, ya deposité los pagos”.
“¡Qué bueno! Porque ya no había provisiones en la nevera, estamos un poco limitadas”.
“Si las cosas no mejoran pondré en venta este lugar, así compramos un lugar más pequeño y no quedará dinero para vivir unos días”.
“¡Bueno! Es hora que tomes la decisión pero aún es muy rápido, los niños están muy pequeños”.
El tiempo sigue transcurriendo rápido, los bebés habían cumplido tres meses, estaban grandes y saludables.
La madre de Amanda había conseguido un trabajo temporal como conserje, ella tenía toda la actitud para ayudar a su hija. Como Amanda estaba sola en casa con los niños, decidió ir con los 3 niños al supermercado por algunas cosas que le faltaban, no tenía mucho dinero disponible, pero los niños no pueden esperar por sus cosas básicas.
“¡Amanda! Qué sorpresa encontrarte”.
Se encuentra con los padres de John en aquel supermercado, lo que menos se esperaba. A ella se le hace difícil escupir las palabras ya que ya los tenía allí de frente tenía que hablarles.
“¿Cómo están? Ando aquí comprándole unas cosas para los niños”
“¿Los niños? Pensé que solo tenías un bebe o por lo menos eso fue lo que dijo nuestro hijo”
“Acabo de dar a luz gemelos están acá en el coche solo que ahora están dormidos. Fue un placer verlos”
Amanda trata de persuadirlos para marcharse
El padre de Jhon duda de la actitud de Amanda ya que ha sido un poco extraña, así que no permite que se vaya y se coloca frente aquel carrito.
“Me gustaría conocer a los bebés”.
Él no espera que ella le responda y los desarropa, encontrando dos criaturas y llevándose una enorme sorpresa. La Señora Ferrari rápido se detiene y se queda mirando Amanda.
“No me puedes negar que esos bebés son mis nietos”
Ella solo bajo la cabeza.
El Señor Ferrari observa aquel carrito de comida que lleva casi nada una que otras cosas para la cocina y pocas leches para dos bebés.
Amanda solo traga saliva y de sus de sus ojos caen lágrimas, les cuenta todo lo sucedido y el momento que está viviendo hasta ahora.
“Con todo esto si te das cuenta, estás maltratando a nuestros nietos, esos niños son Ferrari”.
Ella vuelve y observa aquel carrito, que solo lleva un paquete de pañal, no más de cuatro leches, y un poco de fruta.
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