Entre dos CEO’s -
Capítulo 4
Capítulo 4:
“¡Buenas noches Familia Andrew! esto es una cena que se pudiera decir también una despedida por un año. Muchos de ustedes se sentirán felices ya que no sentirán mi presión respirado sobre sus nucas. Pero lo he hecho por el bienestar de cada uno de ustedes. Hoy quiero felicitarlo a todos por su trabajo, este año me ha mostrado que si pueden y que si puedo confiar en ustedes, así que espero lleven a cabo las decisiones que le hice a cada uno por individual, todos brindemos por nuestra familia y nuestro futuro”.
Él levanta su copa y procede a comenzar el brindis antes de la cena, luego todos toman asiento.
“Hijo ¿Dónde se encuentra tu señora? Qué extraño que te ha dejado solo”. Interroga el Señor Andrew.
“Esta noche decidí venir solo”.
En ese momento él no sabe si fue la conversación con su madre o algo que le nació de momento, solamente lo aprovecha.
“También quise venir sólo porque deseo hablar algo contigo ¿Crees que sea posible?”
“Claro que sí, después de la cena podremos hablar”.
“¡Gracias padre!”
Inició la cena y todos estaban muy felices y brindando reunidos en familia. Después de la cena todo se despedían y Carlos aprovecho hablar con su padre.
“¿Deseas decirme o pregúntame algo? Me he quedado curioso”.
“Quiero que me respondas con sinceridad. ¿El nieto que deseas, debe ser de mi esposa?”
“¿Qué escucho, acaso dices que tienes a alguien más hijo?”
Le responde con una gran sonrisa, ya que Ada nunca fue de su agrado.
“Cómo no he podido tener un hijo con ella, tampoco deseo terminar mi matrimonio. Porque aparte de amor, tengo un compromiso con ella”.
“Tienes un año para hacer una decisión sabia y no tiene que ser con Ada solo debe ser mi nieto”. Responde él muy contento y satisfecho por lo que acaba de escuchar.
Todos se despiden y regresan a sus casas. Carlos esa noche tenía un nudo en su garganta y en su pecho ya que sabía que debía resolver ese asunto, y aunque sería para permanecer en su puesto y cumplir su sueño, su corazón lo reprende, porque Ada podría sufrir mucho.
Paso un mes, Carlos y Amanda seguían conectados con la mirada, la declinación más grande la tenía Carlos ya que su esposa Ada, se había vuelto fría y distante, ella solo pensaba en la formas de darle un hijo sin importar el costo, pero con eso sin darse cuenta lo estaba alejando y dejando espacio abierto para mirar a otras personas y a otras mujeres.
“¡Buenos días Señorita Amanda ¿Cómo amaneciste, aparte de hermosa?”
“¡Buenos días Carlos! muy bien, complacida de mi trabajo, estoy muy agradecida”.
“¿Y porque no me lo agradece con una cena, aceptarías salir conmigo?”
“Pero su esposa… ¿Crees que sería prudente?”
“Hace unos días quiero hacerte una propuesta, no quiero que mi esposa este presente para que puedas escuchar y pensar si es conveniente para ti”.
“Sino me traería problema puede contar conmigo”.
“Pues esta noche te paso a recoger. Me puedes dejar tu ubicación y vamos a tu restaurante favorito”. Él se despide con una gran sonrisa dibujada.
Ella se queda mirándolo hasta que cierra la puerta y Yuli le pega un gran susto le pega un gran susto cunado le habla de repente
“¿Qué le miras al jefe?”
Después de dar un gran salto del susto le responde.
«Me asustaste y no lo miro, solo analizo una propuesta que acaba de hacerme”.
“Te diré algo aunque te enojes conmigo, debes de tener mucho cuidado Amanda, estos millonarios en cuanto logran su objetivo simplemente se alejan. Carlos es casado y eso se respeta”.
“Yo lo sé, y solo trato de agradecer y cumplir con mi trabajo”.
“¿Piensas que de la forma que él te observa es de trabajo? Sí su esposa los ve sacaría tus ojos sin dudar. Recuerda que tu familia te necesita”.
Ella tomó esas palabras como reflexión y aunque se sentía atraída por Carlos decide analizar cada paso.
…
Muy rápido llegó la hora de aquella cita, ella se encontraba nerviosa, no sabía de qué se trataba pero si sabía que iba a disfrutar la noche acompañada de un muy elegante caballero. Vistió un traje rosa entallado al cuerpo, resaltaba su figura y sus grandes caderas, rocío una suave fragancia y soltó su cabellera. Minutos más tarde escucho las bocinas de un carro afuera.
“Amanda creo que ha llegado tu jefe”.
Cuando su madre la mira se quedó con los ojos bastante grandes, ya que no había visto a su hija tan entusiasmada.
“Cielos hija dime la verdad, ¿Estás saliendo con ese hombre?, ¿Por eso tus puestos?
“No, claro que no madre, él se ha vuelto muy cercano a mí, acepte esta cena solo por agradecimiento, después que yo con esfuerzo logré mis puestos en aquella empresa. Él esta noche solo quiere proponerme algo, imagino que será parecido a lo que ya hice por él y como lo hice bien está confiando en mí nuevamente. ¿Te parece malo?”
“Necesito que abra los ojos, esos hombres ricos y poderosos, piensan que todo lo que quieren lo pueden obtener, y tú eres pobre, somos de bajos recursos y hemos pasado muchas dificultades pero también somos honradas”.
“Madre disculpa, podemos hablar todo lo que tú quieras a mi regreso, él está fuera y espera por mí”.
Ella no queda muy complacida y ve a su hija marcharse en aquel vehículo.
“Cielos cuida de mi pequeña, sabes que ella es lo único que tengo, no quisiera que cayera en la mano de un depravado o de esa gente con dinero que piensa que son los absoluto dueños del mundo”.
“Buenas noches bella dama”.
Él la mira sorprendido porque siempre la había visto en uniforme de la empresa y ahora la ve diferente, la encuentra tan delicada y tan bella que en sus ojos se vieron deslumbrados ante su belleza en el momento que ella se acercó hasta él.
“¡Buenas noches Señor Carlos! es un placer para mí acompañarlo en esta noche”.
Ella entra en el coche y parten de inmediato. Antes de ir al restaurante él primero le da una vuelta por la ciudad. Luego que se acerca la salida, decide ir a la ciudad cercana.
“¿Saldremos de la ciudad?, pregunta Amanda un poco ansiosa.
“Si, saldremos de la ciudad, necesito algo un poco discreto para los dos, pero puedes estar tranquila, no pienso aprovecharme de ti solo quiero que hablemos”.
Luego de entrar a la ciudad se dirigen a un parque y él estaciona el auto.
“Necesito hacerte una propuesta, si entramos al restaurante, no quiero interrumpirte la cena, así qué me gustaría saber si me puedes apoyar”.
“Recuerda que usted es mi jefe y yo sé acatar órdenes. Así que lo escucho”.
Amanda estaba lejos, su mente aún era infantil, ella era muy responsable e inteligente, solo que también un tanto ingenua, y en las cosas del amor estaba bastante inocente.
“¿Me dijiste que tú edad con 26 años? ¿Estoy en lo correcto?”
“¡Así es! Esa es mi edad”.
“Soltera y que tu único compromiso es tu pequeño hermano y tu madre. ¿Estoy en lo correcto?”. Sigue repitiendo.
“¡Así es Señor Carlos! estás en lo correcto”.
Ella en su rostro presenta un poco de curiosidad por todas las vueltas que él ha estado dando desde que la había recogido.
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