Enamorado de mi ex esposa
Capítulo 68

Capítulo 68: Un segundo presente

«¿Condición?»

«Sí», asintió Trenton. «Makenna nunca mencionó que tuviera una hermana mayor, ¿verdad?». Jared asintió.

Una mirada llena de odio brilló en los ojos de Trenton, contorsionando todo su rostro. «Se llamaba Makayla, era nuestra primera hija. Cuando aún era una niña, la secuestraron. Llamamos a la policía, pero eso provocó a los secuestradores, así que la ahogaron. Desde entonces, el estado mental de mi mujer nunca fue el mismo, hasta que…»

Una luz brilló en los ojos de Trenton: «Después de que naciera Makenna, su estado parecía haber mejorado. Nunca pensé que Makenna también sería secuestrada. Esto ha vuelto a desencadenar su condición mental después de veinte años».

Jared trató de asimilar toda esta información.

A la Señora Gardner probablemente le preocupaba que llamar a la policía provocara que los secuestradores mataran a Makenna.

«Si ese es el caso, llamaré a una empresa de seguridad y contrataré a algunos hombres para que rescaten a Makenna».

Jared estaba a punto de hacer una llamada, pero esta vez, el teléfono de Trenton sonó.

Trenton hizo a un lado a la Señora Gardner y miró la llamada anónima. Ni siquiera mostraba la ubicación desde donde llamaba la persona.

Trenton miró su teléfono durante unos segundos, y luego contestó: «Soy Trenton Gardner».

«¿He oído que me has estado buscando?» El tono alegre de un hombre resonó desde el teléfono, pero también estaba lleno de frialdad.

Trenton arrugó la frente: «¿Quién es?».

«¿Ya te has olvidado de mí? Te lo dije la última vez, tengo un segundo presente para ti». El hombre comenzó a reírse, lo que fue suficiente para provocar escalofríos a cualquiera.

Trenton recordó de repente, y en su rostro se formo un ceño fruncido, mientras siseaba: «¡Fuiste tú!»

¡Era el hombre de la máscara de zorro de la última vez!

Jared miró perplejo a Trenton: «Señor, ¿Qué ocurre?».

Trenton agarró su teléfono, con la mano ligeramente temblorosa, pero no dijo nada.

A través del teléfono, el hombre siguió hablando: «Sí, soy yo. Me enteré de que me estabas buscando. Así que aquí estoy. ¿Impresionado?»

«¿Quién ha dicho que te buscamos?» Trenton estaba tan enfurecido que hasta su cuello se enrojeció.

¿Buscándolo? ¿Por qué demonios iba a hacer esto Trenton?

«Bueno, todos están buscando a quien se llevó a Makenna. Entonces, ¿No me buscan a mi?»

Trenton se levantó: «¿Secuestraste a Makenna?».

Los ojos de Jared se entrecerraron y miraron el teléfono en la mano de Trenton.

La Señora Gardner estaba increíblemente ansiosa y le arrebató el teléfono a Trenton: «¿Quién eres? ¿Por qué has secuestrado a mi hija? Por favor, suéltala, te daré lo que quieras».

«Lo que quiera, ¿Es así?» El hombre soltó una risita.

La Señora Gardner asintió con la cabeza repetidamente, «Sí, ¡Sólo diga el precio!»

«No quiero dinero. Si me da el Grupo Trident, dejaré ir a su hija. ¿Le parece justo?» Se rio taimadamente.

La expresión de la Señora Gardner se congeló.

Trenton le devolvió el teléfono: «¡Debes estar bromeando!». De ninguna manera entregaría a nadie el Grupo Trident.

El hombre no parecía disgustado en absoluto: «Vamos, sólo era una broma, no se altere tanto, señor Gardner. Además, nunca pensé en utilizarla para conseguir el Grupo Trident. Estoy seguro de que ni siquiera vale tanto».

«¿Entonces por qué secuestró a Makenna?» Las manos de Jared se cerraron en puños dentro de sus bolsillos, pero ya no pudo controlarse y gritó.

El astuto hombre sonó ligeramente sorprendido: «Oh, el Señor Farrell también está ahí».

A Jared no le sorprendió que el interlocutor le conociera. Después de todo, este hombre iba a por la Familia Gardner, así que no es de extrañar que hubiera investigado todos los vínculos relacionados con la familia.

«Dígame, ¿Por qué está haciendo esto?» Jared preguntó de nuevo.

El astuto hombre dejó de reírse y su voz se volvió siniestra: «Es sencillo. Ha hecho daño a la persona que más me importa, así que voy a hacérselo pagar».

¿Hecho daño?

Las cejas de Jared se fruncieron con tensión.

Hablando de herir, la única persona a la que Makenna había hecho daño de verdad, era Amber.

«¿Te refieres a Amber?» Las manos de Jared se cerraron en puños más apretados mientras intentaba contenerse.

Recordó que en el restaurante ya había bastantes hombres alrededor de Amber. Quién sabía de dónde había aparecido este tipo, pero puede que tampoco sea el último.

Al parecer, antes de que se divorciarán se había hecho amiga de muchos hombres. ¡Qué mujer!

«Fue Amber Reed. Ella fue la que causó esto a nuestra Makenna!» Los ojos de la Señora Gardner se abrieron de par en par y las lágrimas comenzaron a brotar de nuevo: «¡Por qué, por qué los Reed tienen que perseguir a mis dos hijas!». Al oír esto, los ojos de Jared parpadearon de repente.

Ahora no era un secreto por qué la Familia Gardner odiaba tanto a la Familia Reed.

La muerte de Makayla debe haber tenido algo que ver con los Reed.

«Señora Gardner, debo corregirla en eso. Fue su hija quien hirió a Amber primero, así que no se haga la víctima. Señor Gardner, revise su ordenador. Le dejaré echar un vistazo a su hija. Ese es mi segundo regalo para usted». El hombre dijo y comenzó reírse.

«¡Trae el ordenador!» ladró Trenton.

Un criado se apresuró a traer el ordenador.

En cuanto Trenton lo encendió, apareció la imagen de un hombre con una máscara de zorro, lo que sobresaltó a la pareja.

Jared fijó su mirada en el hombre, tratando de anotar el tono de la piel, los lunares, los tatuajes o cualquier rasgo notable.

Necesitaba pistas para encontrar al enmascarado.

Por desgracia, el hombre estaba bastante limpio de cualquier marca.

«¿Dónde está mi hija, no dijiste que nos ibas a dejar verla, dónde está?» La Señora Gardner agarró el ordenador y preguntó fervientemente.

El enmascarado se recostó en un sofá con las piernas cruzadas. Sostenía un vaso de vino tinto en una mano, mientras lo agitaba lentamente: «No se apresure, Señora Gardner. Aquí viene ahora».

Cuando terminó de hablar, la pantalla del ordenador se dividió en dos, con el hombre enmascarado a la izquierda y Makenna a la derecha.

Makenna estaba atada a una silla. Tenía la cabeza caída y no se movía.

Probablemente estaba inconsciente.

Detrás de ella había un hombre musculoso y enmascarado, al que sólo se le veían los ojos y la boca, por lo que era imposible verle el rostro.

La visión fue suficiente para que la Señora Gardner se angustiara: «¡Makenna!»

Trenton también miró fijamente al hombre enmascarado.

Jared preguntó con un tono escalofriante: «¡Qué le has hecho a Makenna!».

«No te preocupes, ella está bien. Ron, despiértala». El hombre enmascarado apoyó la cabeza en una mano y habló con despreocupación.

El hombre que estaba de pie detrás de Makenna gruñó, y luego salió del cuadro. Luego volvió con un cubo de agua. De repente, vertió el agua sobre Makenna.

«¡Ah!» Makenna gritó mientras se despertaba.

«¡Makenna!» La Señora Gardner continuó llamando.

Makenna estaba aturdida, y luego volvió a llamar: «Mamá, ¿Eres tú?».

«Soy yo, soy yo». La Señora Gardner se tapó la boca y gimió.

Makenna también empezó a llorar mientras miraba a su alrededor: «Mamá, ¿Dónde estás? No te veo. Tengo mucho miedo, por favor, date prisa y ven a salvarme».

«No te preocupes, Makenna, mamá te salvará, y también lo harán tu padre y Jared». Dijo la señora Gardner mientras tiraba de Trenton y Jared por las mangas, haciéndoles un gesto para que también dijeran algo.

Trenton habló primero: «No te preocupes, Makenna, papá definitivamente te salvará».

«Y yo también». Jared miró el rostro demacrado de Makenna y trató de tranquilizarla con un tono suave: «Probablemente la cámara esté apagada de tu lado, así que no puedes vernos. Pero no te preocupes, podemos verte».

El hecho de que sus padres y su pareja la tranquilizaran ayudó en gran medida a calmar el miedo abrumador que sentía por haber sido secuestrada, eliminando los sentimientos de odio.

Mientras estaba secuestrada, Makenna se despertó una vez y escuchó por casualidad que la habían secuestrado por algo relacionado con Amber.

Así que estaba decidida a hacerle pagar a Amber diez veces lo que había causado una vez saliera de aquí.

.

.

.